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Jorge Arecheta, el actor sin límites que no se ha drogado

Este joven, que personifica a un estudiante de medicina y dealer en la nocturna de TVN, no solo está debutando en la tele, sino que está entregado a un proyecto teatral que investigará cómo influyen los límites entre Argentina y Chile. “Uno nació y te dijeron que eres chileno, pero todos somos mucho más parecidos de lo que creemos”, dijo el magallánico.

25 de Marzo de 2014 | 15:32 | Por Ángela Tapia Fariña, Emol.
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Macarena Pérez, El Mercurio
“¿Y es de verdad?”, le pregunta un niñito a su mamá, en TVN. El menor y la mujer han viajado desde Chiloé y han querido aprovechar el tiempo en la capital, visitando los estudios de televisión, a ver si se topaban con algún famoso. El rostro en cuestión y objeto de asombro del niño es el actor Jorge Arecheta (@joarecheta, Pablo Valenzuela, en “Vuelve temprano”), novato en teleseries y en autógrafos.

Con su simpatía, la paciencia de quien se está recién acostumbrado a que lo reconozcan, y con la tranquilidad que da el haber nacido y crecido en un paraíso natural, como lo es la región de Magallanes, Arecheta sonríe, conversa, firma autógrafos y posa para la foto de rigor.

“De repente estás raja en el supermercado y te piden una foto. Me pasa a veces que me olvido, llega alguien y me saluda, y yo pienso que me va a preguntar por una calle pero no, me pide una foto”, cuenta entre risas el actor, quien es colega de su polola, la actriz Josefina Fiebelkorn (Isidora Goycolea), que también debuta en la tele con la nocturna de TVN.

Tomarse esta nueva fama con humor, al igual que lo llamen “galán de recambio”, parece ser su filosofía de vida. Se burla de sí mismo al recordar el cambio que significó para él venirse a los 17 años a vivir a Santiago, desde Punta Arenas -“tomé varias veces la micro para el lado contrario y me di cuenta media hora después”-, y con el mismo buen genio, se propone junto a su compañía “La Laura Palmer”, dar inicio a un proyecto que lo tiene ilusionado.

Se trata un teatro documental en el que se hablará de la curiosa realidad que se vive en lugares como Punta Arenas, donde los límites con Argentina parecen desvanecerse al ir de un lugar a otro. “Yo siempre veraneaba en Argentina, que me quedaba más cerca y era más barato que el resto de Chile. Y siempre me causó mucha curiosidad este espacio entre frontera y frontera, que es como una tierra de nadie. En 5 minutos pasas las fronteras como si nada y, al final, no sabes si estás allá o acá. Los límites son líneas en el mapa, fronteras impuestas, pero en la práctica, en el terreno, es solamente algo imaginario. Por eso, me gustaría investigar cómo esas líneas van definiendo las identidades de las personas de los distintos países”, explicó.

-Tú que te criaste allá, ¿cómo viviste esto de los límites?
“Como siempre veraneé allá, incluso sentí Argentina más cerca mío que el resto de Chile. Por eso siempre me llamó la atención qué tan potente son esos límites. Creo que al final son puras convenciones, y los límites reales son solo los que determinan dónde termina mi cuerpo y empieza el de otra persona. Todo el resto, son acuerdos que ni siquiera uno aceptó. Uno nació y te dijeron que eres chileno, pero todos somos mucho más parecidos de lo que creemos. En la Patagonia, da lo mismo si eres chileno o argentino, todos toman mate y juegan Truco”.

-¿Para cuándo se viene la obra?
“Queremos estrenar en enero de 2015 y nos gustaría proponer como idea qué pasaría si se corriera un metro la frontera; qué pasaría si Chile o Argentina midieran un metro menos. ¿Te imaginas la cagada que quedaría?
“Como nos gusta partir del humor, de momento, nos hemos enfocado en una imagen que vimos hace un tiempo, de cómo mexicanos y estadounidenses juegan al voleibol, usando como red, el muro fronterizo que construyó Estados Unidos. Siempre partimos de tonteras así (ríe). El humor en todo, en esto o en las relaciones, es fundamental”.

-¿Y cómo es trabajar con la polola? ¿También te lo tomas con humor?
“Ha sido muy bueno. Evidentemente tuvimos una conversación al principio, sobre lo que sería trabajar juntos y seguir viéndonos después.  Al final, creo que lo básico, trabajando o no juntos, es darse los espacios para estar con otras personas, con los amigos. No tenemos por qué almorzar juntos todos los días. Eso, además de ir hablando las cosas, antes de que se transformen en un problema”.

-¿Y funcionó?
“En una primera instancia, nuestro mundo giraba en torno a la teleserie, porque grabábamos, salíamos de trabajar a las 6 y media de la tarde, llegábamos a la casa, me ayudaba con los textos y yo la ayudaba a ella; terminábamos, comíamos, y después veíamos la teleserie y la comentábamos. Fue así, hasta que un día decidimos no ver más la teleserie, porque era como si nos quedáramos trabajando hasta tarde.
“Nos hemos ayudado harto. La Jose es un muy buen elemento, y no lo digo porque sea mi polola. Y en la relación, intentamos separar las cosas cuando estamos grabando una escena”.

-¿Por los besos con otros actores?
“Claro, sino, sería para enloquecer. En este trabajo necesitas que en tu relación haya una confianza mutua. A veces hay escenas más comprometedoras y si no confías, te puedes ir a la cresta. Por eso, el trabajar juntos y en esto, ha sido muy bueno para la relación”.

-Tu personaje, Pablo, un estudiante de medicina que “cocina” drogas y las vende –además de consumirlas él mismo-, es un rol fuerte en “Vuelve temprano”. ¿Es esa la máxima aproximación a las drogas que has tenido?
“No probé las drogas para preparar al personaje, si es eso lo que quieres saber (ríe), aunque hay actores que podrían preferir esa técnica de preparación y es válido. Yo tuve la suerte de que antes de entrar a la teleserie, fui a un seminario con Ivana Chubbuck, una maestra de la actuación y precisamente tocaba el tema de personajes que consumían drogas. Ahí conocí ciertos ejercicios de respiración que te ayudan a sentir la sensación que te provocan ciertas drogas, y que te generan un cambio físico; estás más lento, te cambian los ojos… También puse más atención al tema, con películas, detalles de otras personas, videos en internet, muchos reales y bueno, lo que uno ha visto en carretes también”.

-La teleserie toca el tema del fácil acceso de las drogas en los carretes, cuando, paralelamente, hay muchos adultos diciendo, espantados “en mis tiempos no era así”…
“Creo que eso se le ha dicho a todos los jóvenes de cualquier época, independiente de si los adultos, en su juventud, hicieron lo mismo. Es un ciclo natural. Pero esa es la pega que me he propuesto como actor, que se abran esos espacios de conversación en la familia, que un padre pueda hablar de drogas con su hijo, no para amenazarlo ni castigarlo, sino que el tema esté sobre la mesa”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Me gusta mucho jugar tenis. De hecho, cuando era chico me quise dedicar a eso, pero implicaba venirme de Punta Arenas a Santiago y todo un gasto económico para mis viejos. Así que no lo hice, pero hoy, cada vez que puedo, juego tenis. La música también es un hobbie importante en mi vida, pero espero que deje de ser un hobbie y se transforme en parte de mi pega. Toco guitarra, bajo y ukelele y me gusta hacer la música para las obras de teatro”.

-¿Nunca has pensado qué habría sido de ti si hubieses sido tenista?
“No, porque no creo que hoy pueda hacer otra cosa que la que hago. Estoy feliz con mi pega, y no lo digo solo por la teleserie, sino que como director  y actor de teatro. Me ha ayudado a poner el ojo en cosas que tal vez no cualquiera se fija. Soy feliz con lo que hago, muy feliz”.

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