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Diabulimia, el trastorno alimentario de los diabéticos para bajar de peso

Prevalece principalmente en adolescentes mujeres, quienes se inyectan bajas o nulas dosis de insulina para que el azúcar se elimine por la orina y así quemar más calorías. Especialista advierte sobre los riesgos.

13 de Febrero de 2015 | 08:00 | Por Fernanda Villalobos Díaz
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Cuando una persona mantiene los niveles de glucosa superiores a 200 mg/dl, es decir, tiene hiperglicemias y, por lo tanto, padece de diabetes, puede bajar mucho de peso en poco tiempo ya que elimina el azúcar a través de la orina. Esto, producto de que por cada gramo de glucosa se pierden 40 calorías y, así, se pueden quemar entre 400 y 500 calorías diarias.

Por el contrario, el aumento de peso se produce cuando los niveles de glicemia se mantienen equilibrados gracias a las inyecciones de insulina -en el caso de los diabéticos tipo 1- que reciben previo a cada comida. Sin embargo, hay quienes padecen esta condición, especialmente adolescentes, y deciden administrarse menos dosis o erradicar por completo esta hormona para no engordar. Esta suspensión de insulina se manifiesta como un trastorno llamado diabulimia.

La diabulimia es catalogada como un trastorno de alimentación psicológico/psiquiátrico si es que es un problema patológico, o como conductas bizarras dentro de la condición. Se cree que un 40% de las personas con diabetes tipo 1 entre los 15 y 30 años tiene riesgos de desarrollar este mal.

El ensayo "The Diabetes Control and Complications Trial", una investigación realizada por el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos, sobre el control de la diabetes y sus complicaciones, destaca que el hecho de que la utilización de insulina se asocie a un aumento de peso, especialmente al comienzo de la terapia, puede llegar a generar una insatisfacción con el propio cuerpo en un adolescente.

Según explica Juan Patricio Valdera, médico especialista en nutrición y diabetes de la Asociación de Diabéticos de Chile, la posibilidad de que un adolescente diabético tenga un trastorno alimentario como éste es de 1 cada 5.

"Es bastante común entre las personas diabéticas, sobre todo en los tipo 1, adolescentes y mujeres", dice.

Los riesgos de padecer este trastorno son ceguera, caída de cabello amputación por gangrena, perder la sensibilidad al tacto y daños internos de los órganos, entre otros.

Rosario Góngora tiene 22 años y sufre de diabetes tipo 1 que le fue diagnosticada luego de padecer un cuadro viral en 2013. Descubrió su enfermedad antes de llegar a la cetoacidosis, un problema que se presenta cuando el cuerpo no puede usar el azúcar como fuente de energía debido a que la insulina en el cuerpo es insuficiente para sintetizarla. Los síntomas que ella presentaba eran sed abundante, reiteradas ganas de orinar y calambres en sus extremidades.

Pese a que Rosario nunca ha padecido de este trastorno, conoce un caso muy cercano: su tía quien hace 10 años falleció producto de una diabetes mal cuidada. "Murió a los 50 deteriorada, amputada y casi ciega", cuenta.

"Mi tía tenía un problema de autoestima, no quería ser gorda, (a pesar de que pesaba por lo fácil 40 kilos) vivió una vida de no cuidarse. Lo terrible del trastorno es que es muy fácil engañar a la gente. Simplemente es no ponerse insulina y uno baja de peso. Mi tía estaba obsesionada con que el peso era lo más importante. Creo que sus últimos años de vida fueron realmente de un buen cuidado", agrega.

"Es difícil ser diabético y no saber cuáles son las consecuencias que se pueden tener. Es muy importante verlas. No sé sies buena o mala suerte, pero yo las vi una a una en mi tía. No quiero que me pase lo mismo", revela.

Para que ello no ocurra, el doctor Valdera recomienda una educación y terapia adecuada sobre lo que significa tener diabetes una vez que la persona asuma su enfermedad para así tener un mejor auto cuidado.

En Reino Unido hace seis años se creó la fundación "Diabéticos con Trastornos de Alimentación" (DWET, por su sigla en inglés), una organización benéfica que "proporciona ayuda, conciencia, defensa y acción" en contra de la diabulimia. A través de su página web se puede acceder a foros e información sobre cómo tratar este síndrome.

Su fundadora, Jacqueline Allen (33), padeció de este trastorno en su adolescencia, y señaló al periódico "Daily Mail" que aún no hay cifras reales respecto a la tasa de mortalidad por este mal, pero que la mayoría muere antes de los 30.

"He visto a adultos jóvenes en pañales porque sus intestinos se han estropeado, con marcapasos gástricos porque sus nervios están demasiado dañados, infértiles y algunos con trasplante de riñón", comenta.

En nuestro país, con sede en Santiago y Viña del Mar, la Fundación Diabetes Juvenil de Chile se encarga de "acoger, apoyar y educar a las personas con diabetes que usan insulina y su entorno más cercano, para promover la adherencia y la perseverancia en el tratamiento, contribuyendo así en su calidad de vida".
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