FREDERIC CHOPIN

 

Virtuoso desde pequeño, Frederic Chopin nació en Zelazowa Wola, a 54 kilómetros de Varsovia, el 1 de marzo de 1810, según su propia confesión y el 22 de febrero, según su partida de nacimiento.

De madre polaca y padre francés, su familia se trasladó a vivir a la capital de Polonia cuando él tenía un año para que el progenitor pudiera cumplir con sus labores de profesor en la Academia Militar de Varsovia.

A los cuatro años, junto a su madre, inició sus estudios de piano y a los 8 ofreció su primer concierto privado, causando la admiración de sus oyentes. Así, comenzó a deambular por los salones de varias familias aristocráticas como Sapieha, Radiziwill, Zajaczek y Grabowski.

Aunque fue autodidacta, sus primeros maestros fueron Adalbert Zywny y Jozéf Elsner. Ya a los 7 años hizo su primer intento por componer, lo que se concretó en 1826 con su Sonata en do menor op.4.

 

A la edad de 16 años ingresó al Conservatorio de Varsovia y tres años más tarde inició una gira de conciertos por Berlín, Praga, Dresden y Viena. En 1830 debutó en el Teatro Nacional de Varsovia y pese a la buena recepción, su disgusto con la situación política de su país lo llevó a emigrar a París.

Su inclinación por la literatura clásica, el canto y el dibujo encontraron en la ciudad de las luces el mejor ambiente, pero su salud dio muestras rápidas de no acompañarlo. Lo que no lo abandonó fue su sentido del humor.

El 26 de febrero de 1832 estrenó en la Salle Pleyel de París el Concierto en mi menor y dio paso a una de sus etapas más fecundas y creativas. Pese a su enfermedad, en 1836, pidió en matrimonio a la joven Marya Wodzinska, de sólo 17 años, compromiso que quedó en secreto y nunca se concretó, porque a los meses conoció a George Sand, su musa durante casi diez años.

Su relación con la aristocracia lo llevó, en 1838, a tocar un concierto en las Tullerías para la corte de Luis Felipe I. Siempre atento a la situación de su país natal, compuso Trío de la Sonata de la Marcha Fúnebre en las víspera del aniversario del levantamiento de Polonia en 1830.

 

Pese a que la tuberculosis lo golpeó con fuerza, durante una década dio vida a un centenar de estudios, nocturnos, preludios y ofreció un sinnúmero de conciertos que acrecentaron su fama. Casi todos ellos son para piano y se observa con claridad su lealtad a Polonia, porque en sus mazurcas se reflejan ritmos y melodías del folclore polaco.

Simultáneamente a la creación, dictó lecciones privadas entre miembros de la aristocracia. Esto no sólo le implicó obtener un importante ingreso, sino que amplificó su fama de virtuoso y maestro de la improvisación. Fue característico que todos sus conciertos los iniciara con algún fragmento de J. S. Bach y W. A. Mozart.

Su relación con George Sand se dio en el marco de un grupo de amigos que lo sostuvieron anímicamente después del rompimiento; entre ellos estaban Franz Liszt, Eugene Delacroix, Vincenzo Bellini y Víctor Hugo.

El estallido de la revolución, en 1848, lo obligó a viajar a Londres, donde conoció a la reina Victoria y Charles Dickens. El deterioro de su salud determinó que ahí ofreciera su último concierto.

De regreso en París, muy enfermo, compuso algunas obras inéditas e incompletas que, días antes de morir, pidió fueran destruidas por su hermana Ludwika ya que las consideró indignas de su nombre.

 

Su corta vida fue fructífera, aunque no en conciertos para piano y orquesta (sólo dos) y sonatas (sólo tres). Sus formas románticas se hicieron inconfundibles en las 55 mazurcas, 27 estudios, 24 preludios, 19 nocturnos y 13 polonesas que se publicaron.

Murió el 17 de octubre de 1849, a la edad de 39 años, y tal como dejó estipulado, en sus funerales se interpretaron los Requiem de Mozart. Sobre su cajón, sus amigos colocaron un poco de tierra polaca.