Top One
1998 el gran año del llamado “zurdo de Vitacura”. Tras vencer en Auckland, Nueva Zelandia, a inicios de temporada, llegó a la final del Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año, donde cayó ante Peter Korda. Fue su única gran deuda con el tenis. No ganar nunca uno de los cuatro torneos más importantes del mundo.
Pese a fallar en la final (nunca más estuvo tan cerca) se ubicó entre los diez mejores tenistas del mundo. Luego, su triunfo en Indian Wells, lo llevó a ser "top tres" del ranking mundial de la ATP.
La cumbre se veía cada vez más cerca. El Lipton era la oportunidad ideal para intentar el gran salto y por eso, llegó a Key Biscayne con la vista en el “top one”; el cetro, que en ese entonces ocupaba el exitoso tenista estadounidense Pete Sampras (llevaba 102 semanas consecutivas en esa ubicación) estaba al alcance de la mano.
La cita histórica fue el mítico 29 de marzo de 1998. Tras un parejo primer set donde se impuso 7-5, al histórico André Agassi, el “Chino” concretó el tan ansiado triunfo, con un 6-3 rotundo en la segunda manga. Con la bandera chilena en las manos festejó tras convertirse en el primer latinoamericano en alcanzar el número uno del mundo.
Su victoria provocó conmoción nacional; días más tarde, un tímido y todavía hosco Marcelo Ríos fue recibido por el Presidente Eduardo Frei en La Moneda y desde el balcón del palacio de gobierno recibió la ovación de diez mil personas; había alcanzando la categoría de héroe.
La felicidad, sin embargo, duro poco: alcanzó a estar sólo tres semanas en la cabeza del ranking. Luego vinieron las lesiones que hicieron que los triunfos de Ríos fueran cada vez más esporádicos. Al final de su año de gloria, se ubicó en la casilla 9 del mundo y como remate, fue operado a raíz de una rebelde pubalgia.
La demora en su recuperación terminó por disminuir la pasión de Ríos, quien se desmotivó y frustró. Se sumaron los conflictos con sus preparadores y las dificultades en su matrimonio con la costarricense Giuliana Sotela. En diciembre de 2000 se había casado con la joven millonaria con la que tuvo una hija, Constanza, y pese a sus esfuerzos la relación nunca se consolidó.
El 2004 se presentó como el año más negro. En marzo, su esposa le solicitó la nulidad y en julio (16) anunció en conferencia de prensa su decisión de retirarse del tenis. Los molestos dolores en la espalda, lesión de carácter irreversible, lo convencieron de poner fin a su carrera.
"Con gran tristeza debo confesar que llegó el momento en que tengo que dejar el tenis, mi pasión desde que era un niño. La verdad es que quería seguir jugando, porque creo que aún puedo dar mucho más. Quería volver a la Copa Davis y al Campeonato Mundial, y soñaba con integrar el equipo chileno y ganar este torneo por tercer año seguido", sostuvo el "Chino" en su carta.
Tras una gira de despedida por todo el país, el 22 de diciembre de 2004, jugó su último partido frente al argentino Guillermo Coria. En la tribuna se encontraba presente su nueva polola, la modelo María Eugenia Larraín.
Pese a lo anterior, Marcelo Ríos no se alejó del mundo del deporte. Sus dolencias le permitieron iniciarse como comentarista radial y, luego, televisivo de torneos de tenis. Debutó en las pantallas de Mega para el Abierto de Viña del Mar 2005.
Atrás dejó diez años de carrera profesional, 583 partidos singles, 391 triunfos, 192 derrotas y un “top one”.