El trauco

Creador de nuevas vidas humanas y como el padre de todos los hijos naturales de la zona. Este enigmático ser o duende perverso habita los lluviosos bosques de Chiloé, bajo la apariencia de un hombre pequeño, que no supera los 80 centímetros de alto. De horripilante rostro y con pies que terminan en simples muñones, el Trauco viste un poncho y sombrero tipo cónico de quilineja, y en su mano lleva un hacha de piedra, la cual reemplaza por un bastón de madera llamado "Pehueldún", cada vez que está frente a alguna mujer. La leyenda cuenta que el Trauco posee una mirada hipnótica y transformadora, con la cual espera la llegada de alguna muchacha, escondido sobre el Tique, un frondoso árbol característico de Chiloé. Al verla desciende rápidamente y golpea el árbol con su hacha tres veces; "de esta forma atrae la atención de la muchacha; la que al verlo queda paralizada y cae en un profundo sueño erótico". ("Guía Mitológica Ilustrada de Chile", Renzo Soto).

 

Es por ello que se lo conoce como el padre de los hijos naturales de Chiloé. Se dice que su mirada es tan magnética que puede provocar, incluso a larga distancia, terribles deformaciones, o la muerte inmediata. Además, hay quienes sostienen que "si se pronuncia su nombre aparece al poco rato, manifestándose con ruidos ensordecedores" (Mitos de Chile, diccionario de seres, magia y encantos, Sonia Montecino). Y luego deja sus fecas en los troncos de los árboles o en las puertas de las casas, provocando la muerte a quien tropiece con éstas.