Y volveré, Los Ángeles Negros.

El auge de la Nueva Canción Chilena hizo parecer que la música popular se saltaría por un rato los tópicos amorosos para concentrarse exclusivamente en la canción pensante, política y social. Pero el romance es una fuerza demasiado poderosa para desaparecer completamente, y junto al desarrollo de lo mejor del cancionero social convivió en el Chile de los años setenta el aporte de un grupo inusual, venido de la sureña localidad de San Carlos, y dispuesto a presentar sus composiciones de amor junto a un órgano eléctrico que los selló de por vida, como a los Doors. “Bolero psicodélico”, llamaron algunos a este seudogénero que combinaba versos de hondo dramatismo sentimental con una base musical eléctrica y ralentada. Al poco tiempo, Los Ángeles Negros eran el grupo más vendedor de Chile, en parte importante gracias a este disco, el primero con material casi exclusivo de ellos y un trabajo lo suficientemente poderoso como para albergar al menos tres canciones que hoy son clásicas: “Y volveré” (del francés Alain Barriere), “Murió la flor” y “Cómo quisiera decirte”. Hasta entonces, el repertorio de Los Ángeles Negros compartía composiciones originales con citas a Piero, Sandro y otros cantantes de moda. Este disco los afirmó como autores capaces de un sonido inconfundible y apoyado en el vibrato de Germaín de la Fuente, dotado como por encargo para interpretar baladas. Los Ángeles Negros fueron parte de una generación de bandas latinoamericanas (Los Galos, Capablanca, Los Golpes) que lograron rápida atención en todo el continente, motivando por ello la aparición de un sinfín de imitadores.