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Alturas de Macchu Picchu, Los Jaivas
Quizás
no sea el mejor ni el más profundo de los discos de Los Jaivas
(ahí están El indio, La ventana o Canción
del sur para hacerle la pelea), pero no hay duda de que se trata
del más popular. Hace poco, el pianista Claudio Parra nos confirmaba
que se trata del disco con la venta más estable de todo el catálogo
de su grupo. Cada año, miles de copias de este álbum tienen
que volver a reponerse en las tiendas, y no sólo de Chile. El
interés se ha potenciado hace un mes con el lanzamiento de una
versión mejorada y con un nuevo arte, inscrita dentro de las
celebraciones por el centenario de Pablo Neruda.
El arriesgado proyecto de musicalización del poema homónimo
incluido en Canto general fue, primero, un logro enorme para
el grupo, que se encontró con un sinfín de dificultades
al momento de la grabación; según ellos, “una idea
loca” del peruano Daniel Camino. De partida, la idea misma del
proyecto era una osadía casi impresentable, toda vez que Los
Jaivas no conocieron Macchu Picchu hasta que el disco ya estaba terminado.
Registrado en estudios de Colonia (Alemania) y París, al momento
de grabar las voces para “La poderosa muerte” sobrevino
una tragedia: a Gato Alquinta simplemente no le salía sonido
alguno de la garganta. Hubo que recurrir a una monja que, con una inyección
de azufre directo a la vena, le devolvió la voz al Gato (y a
Neruda). En medio de su creciente éxito europeo, la aproximación
a los versos de Pablo Neruda fue un trabajo que Los Jaivas afrontaron
con real conciencia histórica: muchas lecturas, horas de debate
en una sala de ensayo con una postal de Macchu Picchu pegada en la pared,
e improvisaciones que lentamente fueron tomando formas melódicas.
Pudiendo haberse convertido en un opus asfixiante de pretensiones cósmicas,
la frescura de este sonido sea, acaso, lo más sorprendente de
Alturas de Macchu Picchu cuando vuelve a escuchársele
con oídos nuevos. Instrumentos andinos y rockeros, teclados enchufados,
y respeto justo —no estático, sino vivo— hacia los
versos del Nobel chileno, dan vida a un disco que es ya institución,
en el mejor sentido posible de la palabra.
Año
de publicación: 1981
Canciones destacadas: “Sube a nacer conmigo,
hermano”, “Del aire al aire”, “Águila
sideral”.
Un dato curioso: La carátula que siempre conocimos
(la del diablo de La Tirana) la había dibujado René Olivares
para el disco Aconcagua. Pero alguien consideró que
era demasiado bonita para hacerla esperar, y se ubicó como portada
oficial del álbum, pese a la nula relación entre la imagen
y el concepto.
¿Se encuentra hoy?: El pasado mes de agosto
se lanzó una versión mejorada en sonido y diseño,
que integra la carátula original (el óleo Intihuana,
de René Olivares) y valiosas fotos e información antes
desconocidas. Se prepara, además, la edición del especial
televisivo en DVD.
Audios : "Amor
americano"
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