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Columna
de Amanda Kiran
Convicción deportiva
Viernes 20 de junio de 2003, 12:29
Hace poco tuve una discusión
con una amiga.
Ella escribía una nota sobre los deportistas de elite, y yo
le rebatía algunos puntos que ella me entregaba. Según
la información que ella había obtenido, de cinco fuentes
diferentes, creía que la vida de un deportista era fácil
y viajada.
Desde su asiento, sintiéndose una diosa frente a las letras
y la información, me comentaba y le adjudicaba ciertas normativas
a ellos que yo consideraba erróneas.
La discusión se empezó a poner cada vez más acalorada
y desagradable. Yo defendía miles de puntos, pero para ella
estos eran irrelevantes.
Ella consideraba que a los deportistas con más dinero se les
hacía más fácil, y podían asumir sus costos
en forma particular, descontando el poco esfuerzo que hacían.
Ahí ya me enojé mucho.
¡Yo tengo gente cercana y muy cercana que se saca la cresta
entrenando y sacrificándose por el deporte! Entonces, no puedo
creer que digas y comentes esto...
¿Acaso no es sacrifico levantarse a las seis de la mañana
para entrenar de siete a ocho la parte física y cuando finalmente
salga el sol, poder trabajar táctica con pelota? Después,
debes ir a trabajar o a la universidad o a donde tus obligaciones
te lleven. |
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¿No es sacrifico entrenar bajo una lluvia torrencial, para poder
aprovechar al máximo las canchas y los arriendos de éstas?
¿No es sacrificio entrenar dos y hasta tres veces por día,
para que tal vez te digan que quedaste fuera del proceso?
¿No es sacrificio saltarte bodas, idas al cine, cumpleaños,
asados familiares y una serie de actividades porque estás entrenando?
¿No es sacrificio ir a entrenar un viernes desde las 19.30, luego
de salir del trabajo, hasta las 23 horas?
¿No es sacrificio que te exijan correr 10 kilómetros en
media hora para poder quedar dentro de una nómina?
¿No
es sacrificio tener que dar el todo por el todo, aunque la puntada te
esté matando para cumplir seis veces esos 400 metros que te están
pidiendo?
¿No es sacrificio tener que ver la cara de pena de uno de tus mejores
amigos que no fue aceptado en la nómina final?
¿No es sacrificio dejar de comer TODO lo que te gusta para poder
mantener baja las grasas y tener un cuerpo liviano y suave para alguna
competencia que tal vez nunca llegue?
¿No es sacrificio que tus familiares o amigos te crean loca o dejen
de llamarte porque finalmente nunca puedes asistir a nada?
¿No es sacrificio que después de todo este esfuerzo, y toda
esta lucha, te quedes fuera de la cancha todo un partido, y te hagan calentar
seis veces durante éste para luego no ingresar?
¿No es sacrificio que siempre el crédito se lo lleve alguien
más, ignorando el mundo entero todo lo que entrenas?
¿No es sacrificio tener que dejar de lado tu relación, o
lo que va quedando de ella, porque debes llegar a una meta?
¿No es sacrificio tener que salir en la mitad de un examen, y que
no alcanzaste a terminar, porque el profesor no te entiende que debes
ir a entrenar?
¿No es sacrificio irte a las ocho de la noche en la mitad del llanto
de tu hijo menor porque le está saliendo su primer diente, pero
no puedes faltar a una práctica?
Podría seguir eternamente, podría decir que todo esto vale
la pena, con sólo una buena jugada que hagas en alguna competencia
de alto rendimiento o tan sólo con un elogio de tu entrenador,
hasta de un compañero de equipo, o con tan sólo ponerte
la camiseta de tu país.
Podría seguir explicándote que no importa tu clase social
o lo que hagas de tu vida, el deporte se vive de igual forma en todos
y para todos, y es -lo queramos o no- un sacrificio, un amor, una pasión
que hay que alentar y arriesgar.
Por eso, para todos ellos que se preparan, que luchan día a día,
que hacen y dejan de hacer; para aquellos que confiados en cada una de
sus fuerzas, quedándoles poco o casi nada para los próximos
Juegos Panamericanos, es bueno que sientan que no están solos,
que son muchos los deportistas que se preparan para mostrar lo mejor de
ellos, por lo que deberían sentirse confiados. Porque la competencia
va a ser real y sana, y que tanto los que asistan como los que queden
en el camino tienen la misma importancia, porque lograron mejorar el nivel
y la constancia de todos.
No es un juego, es Chile, y todos remamos para el mismo lado.
"Bueno Amanda -me comentó ella- puedes tener razón
Te voy a agregar como mi sexta fuente".
Amanda Kiran
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