Los depósitos a plazo son una forma de ahorro
que entrega una rentabilidad conocida y asegurada por
el banco en que se realiza la inversión. Si escoge
hacer un depósito en pesos, al final del período
el banco le devolverá el capital invertido más
una suma adicional producto de la tasa de interés,
que viene a constituir su ganancia. En general, los
depósitos bancarios fluctúan entre un
plazo de 30 a 370 días. Si se ve en la necesidad
de rescatar el dinero antes del plazo de vencimiento
de su depósito, el banco, entonces, devuelve
sólo el capital depositado.
En
caso que necesite rescatar anticipadamente un depósito,
una forma de no perder todos los intereses es vender
su depósito a una corredora de bolsa, como
la de Inverlink, a un valor menor al de rescate (el
capital más los intereses que percibirá
al término del período).
Al entregar el dinero en el banco, el depositante
recibe un certificado (título bancario) que
puede ser nominativo (sólo lo puede cobrar
la persona que el documento estipule) o a la orden,
lo que permite que sea endosado a un tercero con la
firma de su dueño o de las personas autorizadas,
en caso de una institución.
Este último tipo de papeles son los que están
involucrados en la mayor parte de las operaciones
que Corfo realizaba con Inverlink. De esa manera,
Inverlink, en caso de actuar de intermediario, colocaba
en el mercado esos documentos recogiendo el dinero
que el tercero debería pagar a Corfo. Los primeros
depósitos involucrados tienen vencimiento el
12 de marzo, por lo tanto la plata aún permanece
en los bancos. Lo que deberá decidir la justicia
es respecto de quién es legítimo dueño
de los títulos (y por tanto del dinero que
está en los bancos) que adquirieron terceros.