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EL
CONFUSO HORÓSCOPO DE "PETER GRIMES"
Por
Juan Antonio Muñoz H.
‘‘Pensar en (George) Crabbe es pensar en Inglaterra’’
escribió E. M. Foster en la revista ‘‘The listener’’
(1941). El artículo se refería al poeta del siglo
XVIII que vivió en Aldeburgh, en la costa de Suffolk. El
mismo sitio donde Benjamin Britten creció. La obra comentada
era ‘‘The borough’’, la aldea, el pueblo,
el municipio. Con esto en las manos, a Britten lo invadió
una nostalgia infinita por Inglaterra. Así, tomó la
determinación de regresar a su país y escribir una
ópera sobre uno de los personajes del poema: Peter Grimes.
‘‘De repente me di cuenta de dónde pertenecía
y qué me faltaba’’, escribió.
Estaba planeando esa vuelta que cada vez se le hacía más
apremiante cuando organizó un viaje a Boston. Era enero de
1942 y quería asistir a un concierto de su Sinfonía
de Requiem, dirigido por Serge Koussevitzky, defensor de las prácticas
musicales de vanguardia y también difusor de ellas. Koussevitzky,
seguramente entusiasmado por Britten, hizo el encargo de ‘‘Peter
Grimes’’. Le entregó un cheque por U$ 1.000 y
le puso como una única condición que dedicara la ópera
a su esposa Nathalie, recientemente fallecida.
Tras llegar a Inglaterra, Britten tuvo que comparecer ante un tribunal
para defender su objeción de conciencia a participar en la
guerra. Resuelto esto, puso toda su energía en ‘‘Peter
Grimes’’, primero moldeando el personaje junto al escritor
de izquierda Montagu Slater, quien firma el libreto.
Proceso a Britten al inicio de la composición de ‘‘Peter
Grimes’’. Proceso a Grimes en el prólogo de la
ópera.
‘‘Los cargos que no han sido hechos en la corte me serán
adjudicados’’, alega Grimes. ‘‘La verdad,
la piedad y la verdad’’. Ellen Orford, la profesora
viuda, le tiende una mano y él le advierte: ‘‘También
usted compartirá el nombre del criminal’’. ‘‘Aquí
tiene un amigo’’ cantan ambos al unísono. La
orquesta calla en esta escena: la musicalidad aquí proviene
del texto.
El estreno de ‘‘Peter Grimes’’ fue en la
sede londinense de la Sadler’s Wells Opera, el 7 de junio
de 1945, y un año más tarde, en 1946, tuvo lugar la
creación del English Opera Group, que se dedicaría
a títulos especiales no contemplados en las temporadas internacionales
de Covent Garden y con el que Britten viajaría por todo el
Reino llegando hasta a actuar en Japón.
El mar, materia sin culpa
‘‘Al escribir Peter Grimes yo quería expresar
mi conocimiento de la lucha perpetua de los hombres y mujeres cuya
subsistencia depende del mar’’, escribió Britten.
Late en su ópera un respeto amoroso por el idioma y por el
espíritu de las gentes simples de Gran Bretaña, animado
por el clima de la costa y las islas. La alegría de la participación
comunitaria en el trabajo y la fiesta, la evocación de leyendas,
el imperio del alcohol, la nostalgia, la niebla y la tragedia son
fibras de un tejido popular enjundioso e inteligente que luce en
las miles de páginas escritas.
En Grimes reina el mar. No podemos decir que sea éste el
protagonista y no Grimes, pero el inmenso mar es un reflejo de su
personalidad. Es la materia sin conciencia, ambigua e inescrutable.
Sin culpa. Hay seis interludios en medio de la acción escénica;
cuatro de ellos son ‘‘de mar’’. Un mar brumoso
que, si bien permite el sustento de una aldea de pescadores, también
les provoca las mayores tristezas: las calles se inundan, pierden
todo lo que tienen, sus bienes, sus hijos, sus maridos. Los ‘‘buenos
ciudadanos’’ no quisieran tener mucho que ver con este
temible e incontrolable portento. En cambio, Grimes se esmera y
quiere trabajar incluso en los días de descanso, haya tormenta
o esté calmo el día.
Amor y muerte
Tras su amistad con el poeta W. H. Auden, Britten conoció
al tenor Peter Pears, ejemplo de elegancia y estilo, al que amó
y con el que tuvo una afinidad espiritual y una asociación
que duraría toda la vida, al punto de que no se puede entender
la carrera de uno sin el otro: Britten componía cosas para
Pears y Pears las cantaba. ‘‘Peter Grimes’’
es un ejemplo.
Muchos de los personajes de las óperas de Britten, son outsiders.
Como Britten, como Pears. Como Grimes. También, en cierto
modo más amable, lo es Ellen Orford.
Ellen resuelve ser la mensajera de Grimes. Ella le traerá
al nuevo aprendiz, John. El coro-el pueblo comenta: ‘‘Ellen,
nos das risa como en un baile, buscando muchachos para Peter Grimes’’.
Ella responde con aquello de que quien esté libre ‘‘lance
la primera piedra’’ y agrega ‘‘No tendré
dificultad para descubrir cómo una profesora pobre, viuda
y solitaria encuentra placer en ayudar a los demás’’.
C.S. Lewis dice que la amistad puede ser el amor más perfecto:
sentir ese amor está más allá de lazos de sangre
y obligaciones económicas o eróticas. En ese sentido,
Ellen ama a Peter. Es probable que ella vaya también un poco
más allá. Y que Peter avance en esa misma vía.
Peter ha pensado casarse con ella algún día... El
asunto está en sentir ese amor y tener la capacidad para
confesarlo y vivirlo.
¿La muerte? Sí. Ni amor ni muerte pueden faltar en
una ópera. Pero aquí la muerte domina; ya una ocurrió
antes de que la ópera comience: la del niño aprendiz
de Grimes. Pero dos más vendrán durante la acción.
¿Es la muerte un protagonista? Sí. ¿El mar
es inescrutable como la muerte? Sí. ¿La pérdida
de inocencia es una forma de muerte? Sí.
Peter Grimes recuerda cómo fue el día aquel en que
murió su aprendiz. Es lo que él cree recordar al menos:
‘‘Entonces el mar levantó la tempestad sobre
la borda, y el silencioso reproche del niño se volvió
enfermedad. ¡Luego a casa sobre redes de pesca, solo, solo,
solo, con un niño muerto’’.
El demonio
Peter Grimes se interroga acerca del sufrimiento, y con ello Britten
nos interroga a todos acerca del mismo.
‘‘¿Quién puede descubrir en la tormenta
o la luz de las estrellas el personaje escrito de un destino amigable?
Mientras el cielo gira, el mundo nos hace cambiar. Pero si el horóscopo
es confuso como el alboroto de un banco de arenques, ¿quién
puede girar los cielos y recomenzar?’’.
Grimes es un ‘‘antihéroe’’ que tiene
un precursor: ‘‘Woyzeck’’ de Büchner
/ Berg. Ambos son víctimas de la sociedad, pero si Woyzeck
se rebela y explota, Grimes aspira a no notarse y no es capaz de
expresar lo que siente. Ni el amor ni el odio.
También podemos ver en Grimes a un criminal escondido incluso
para sí mismo. Sus ayudantes niños son golpeados y
mueren. No sabemos —ni sabremos— qué hizo él
con ellos.
Poco importa, aunque a nosotros nos importe, la trama. Sucede que
el gran tema de la ópera se encuentra en el rechazo y el
terror que un ser diferente de los demás produce en las personas
comunes.
Pero igual podemos preguntarnos qué significa esto que dice
Peter: ‘‘Cuando salí de pesca, cuando él
salió de pesca, cuando el que ya sabes salió de pesca
(ese ‘‘que ya sabes’’ es el niño
muerto) encontramos al demonio del mar; lo llevamos con horror,
lo llevamos con terror, y lo llevamos con tristeza. Salgamos de
pesca!’’.
¿Qué es el demonio del mar? ¿O en el mar surge
de Grimes el mismo demonio? ¿Es el demonio de Grimes el que
mató a los niños?
George Crabbe es muy duro: ‘‘La mente que aquí
se exhibe es una que no conoce la piedad, no se ha visto atormentada
por el remordimiento y la vergüenza no ha tenido que corregirla’’.
Pero es otra cosa la que quiso Britten.
Cuando surgió el tema, él y Pears redactaron un guión
antes de consultar con otros posibles libretistas. Antes de que
hubiera compuesto algo de la música, escribió que
‘‘él es sólo un sicópata sin causa,
¡sin razones ni muchos síntomas!’’. Incluso
era directo en definir las muertes de los aprendices como ‘‘asesinatos’’.
Hubo discusiones también con el libretista escogido, Montagu
Slater, porque Britten había resuelto que su personaje fuera
un paria de la sociedad y estuviera irremediablemente solo. ‘‘Las
discusiones, las revisiones, las correcciones demandaron casi 18
meses’’, escribió.
Ellen descubre desgarros en el abrigo del nuevo aprendiz, John.
‘‘Aparta tu mano... ¿John, qué tratas
de esconder? ... Un moretón... Bueno.... ha comenzado’’.
Ellen Orford sabe que es Peter el que ha comenzado otra vez.
¿Idealista o villano?
Esa visión de Grimes como idealista torturado convence sólo
a ratos. Tal mirada lírica Britten la alterna con una música
que enerva y con vacíos de argumento, por decirlo de algún
modo. Nadie sabe mucho de qué se trata ‘‘Peter
Grimes’’ e incluso después de verla y seguirla
libreto en mano es difícil decir qué es lo que sucede.
Britten y Pears, por su situación personal como pareja, también
se sintieron solos contra la multitud, apuntados con el dedo. No
sólo su alejamiento de la guerra los puso en entredicho civil.
En una entrevista de 1962, Britten señaló que un sentimiento
recurrente para él y Pears era el del individuo contra la
masa. ‘‘Experimentamos una enorme tensión. Creo
que fue en parte eso lo que nos llevó a hacer de Grimes un
personaje de visión y conflicto, el idealista torturado que
es, más bien que el villano que fue en Crabbe’’.
Los paralelos con la homosexualidad de Britten podrían servir
para referirse a qué tipo de vínculos establecía
Grimes con sus aprendices. Pero eso es facilismo homofóbico
y no resulta suficiente. No se puede dejar de considerar tampoco
la tajante preocupación de Grimes por no comprometerse con
Ellen sin antes adquirir seguridad económica. ¿Es
eso a lo que él aspira o acaso teme también que Ellen
no sobreviva la experiencia?
Peter, en medio de una ira violenta, empuja al niño adentro
de la choza y le ordena que se prepare para ir a pescar aunque el
mar esté embravecido. Mientras abre la puerta que da al risco,
observa el mar lleno de peces y piensa en el dinero que podría
ganar. Sueña en un futuro feliz con Ellen, pero luego vuelven
los recuerdos perturbadores del último aprendiz. A medida
que se aproxima el tambor del pueblo que avanza hacia su casa, Peter
cree ver al niño muerto en la choza. Ahora se pueden oír
voces. Peter culpa al nuevo aprendiz por hablar con Ellen y el niño
aterrorizado empieza a sacar los utensilios por la puerta que da
al risco. El menor cae. Peter va tras él.
Inocencia hecha polvo
¿Cuándo fue que Britten perdió la inocencia?
Hay muchas inocencias perdidas en sus óperas y no sólo
a través del conocimiento del sexo.
Descubrir a un niño trabajando dentro de una chimenea puede
provocar la pérdida de la inocencia social (‘‘El
pequeño deshollinador’’); descubrir que los muertos
pueden roer la pureza de los vivos implica casi perder la inocencia
absoluta (‘‘La vuelta de tuerca’’). El suicidio
de Lucrecia es grave porque ella es inmaculada y bella (‘‘La
violación de Lucrecia’’) y Billy es ejemplo cima
del inocente incapaz de expresarse (‘‘Billy Budd’’).
El alejamiento de la belleza adolescente de Tadzio sirve para que
Aschenbach se despida (‘‘Muerte en Venecia’’).
También Ellen pierde la inocencia. Es muy hermosa la forma
en que ella lo expresa. Le han llevado un chaleco del niño
desaparecido en cuyo pecho ella bordó un ancla. ‘‘Mi
ancla bordada en su pecho... El bordado en la niñez era un
lujo de flojera. Ahora el bordado me entrega la pista cuyos significados
ignoramos. Mi mano recuerda esa vieja habilidad... Recuerdo que
estaba meditando sobre las fantasías de los niños
y soñé que sólo deseándolo yo podría
llevar algo de seda a sus vidas. Ahora mi bordado aporta la pista.
La pista cuyo significado evitamos saber’’.
A pesar de la transparencia de ‘‘A Ceremony of Carols’’
y de ‘‘A Boy was Born’’; de los esfuerzos
didácticos de la maravillosa ‘‘Let’s Make
an Opera’’, y del ritmo marcado, rápido y fantástico
de ‘‘Fancie’’, contribución de Britten
para un libro de canciones para niños, pedido por Marion,
condesa de Harewood, a través de gran parte de la obra dramática
de Britten late la tragedia que significa ser incapaz de mantener
la inocencia de la infancia.
Peter Grimes no puede. Ni consigo mismo ni con los que lo rodean.
Ya que otro aprendiz ha muerto, el pueblo va hasta la casa del pescador
para atraparlo. Para lincharlo quizás. Balstrode y Ellen,
los amigos, llegan hasta él y Balstrode le dice: ‘‘Zarpe
hasta que pierda de vista la tierra. Entonces, hunda la barca. ¿Me
escucha? Húndala. Adiós Peter’’. Le recomienda
el suicidio.
En el pueblo, al amanecer, observan cómo una barca se hunde
lejos en el mar. La vida sigue su curso.
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