Al
contrario, el tímido, depresivo y sensible Saint Laurent rápidamente
se alza como el nuevo icono de los diseñadores con imperio propio
y Bohan, con un carácter menos osado, mantiene la tradicional
línea de Dior que es superada por la “revolución
libertaria” que inundó el mundo de los años 60.
Los
jóvenes se toman todos los espacios, pero esa ola de cambios
no toca a Marc Bohan, quien prefiere no innovar mucho en la línea
de alta costura. Las nuevas influencias son incorporadas con demasiada
cautela y el resultado es que tampoco consigue comercializar con éxito
la línea pret a porter. Aún así, se convierte en
el favorito de la realeza, especialmente, de la princesa Carolina de
Mónaco y del jet set.
Sus
casi tres décadas al frente de la casa CD tienen, finalmente,
su efecto. En 1985 la empresa está casi en la bancarrota y es
adquirida por el millonario francés Bernard Arnault,
El
empresario resuelve cambiar la suerte de la casa de moda y, en 1989,
contrata como director artístico al diseñador Gianfranco
Ferré. Su llegada era una demostración de que el reinado
de París estaba de capa caída y que quienes marcaban el
ritmo estaban en Italia, con Valentino, Gucci y Giorgio Armani a la
cabeza.
Ferré
genera un escándalo de proporciones -¡un italiano al frente
de Dior!- pero consigue dar nuevos bríos a la empresa, porque
se muestra más dispuesto a experimentar. De hecho, le devuelve
el tono dramático que había ido perdiendo con los años.
Los conos, cilindros y pirámides que caracterizaron sus pasarelas
no afectan el estilo sobrio y funcional, pero a la vez lujoso, de la
casa Dior y le valen el “Dé d´or” (el dedal
de oro), el Oscar de la moda en Francia.
El italiano pasará, así, a la historia como “el
arquitecto” de las blusas blancas, que a la sazón era su
profesión original. Había abandonado los planos en 1970
para comenzar a diseñar accesorios e iniciar su propia compañía
de moda en 1974. A ella regresa, a fines de 1996, cuando concluye su
contrato con CD.
El pirata
Pese
a los esfuerzos de Gianfranco Ferré la firma Christian Dior no
vuelve a ser noticia hasta la llegada del británico John Galliano.
Bernard Arnault lo había detectado años antes en Londres
en la vitrina de la boutique Browns y se lo lleva, primero, a Givenchy
antes de nombrarlo director creativo de CD. Su estreno es para el 50
aniversario de la casa de moda.
Nacido
en el peñón de Gibraltar en 1960, de madre andaluza y
padre fontanero inglés, Juan Carlos Antonio Galliano emigra a
Londres a los seis años. Así crece en un ambiente de libertad
que lo hace florecer hasta alcanzar el sitial que ocupa hoy.
Su
colección “Les Incroyables”, con la que se graduó
del Central St. Martin´s School of Art de Londres ya mostraba
su pasión por el S. XVIII. Al frente de Dior combina hábilmente
su estilo individual con mucho de calle, kitsch y moda deportiva y la
opulencia de la casa que llegó a remecer.
De
un modo lúdico y más bien provocador, utiliza los patrones
y materiales antiguos de la alta costura para sacudir el medio en cada
nueva pasarela. Al igual que Christian Dior, sus colecciones son un
verdadero espectáculo, envuelto en glamour.
“Soy
un romántico incurable. Mi trabajo es una celebración
de la femineidad y su mayor influencia es todo lo que huela a romance”,
ha dicho.
Galliano
retrotrae a CD a sus mejores años; a los de las cinturas de avispas,
al corte al bies (al sesgo, lo que significa ocupar gran cantidad de
tela) y al movimiento.
Gracias
a su indiscutido talento, la tradición y la modernidad logran
una perfecta conjunción en la casa Christian Dior del S. XXI.
Dior
hombre
La
competencia de Galliano, irónicamente, está en la misma
casa CD. La línea de hombre a cargo del diseñador Heidi
Slimane ha logrado traspasar la frontera de los sexos.
Tan
visionario como su compañero británico, pero mucho menos
mediático, Slimane ha conseguido con sus depurados y racionales
diseños combinar lo mejor de la sastrería masculina con
los cortes de alta costura femenina y de ahí que el 20% de las
ventas de sus colecciones sea entre mujeres.
Al
frente de Dior hombre desde 2001, se asegura que él descubrió
el “new look” masculino que, de paso, resultó válido
para las damas que gustan de trajes híbridos y figuras delgadas.