Nadie pudo imaginar en 1961 que la partida de Yves Saint Laurent tendría su costo y qué costo.

Aunque la primera pasarela de Marc Bohan, el 26 de enero de 1961, causa tanta expectación como la trapezoidal de YSL, el primero no conseguirá la fama de sus predecesores.

Al contrario, el tímido, depresivo y sensible Saint Laurent rápidamente se alza como el nuevo icono de los diseñadores con imperio propio y Bohan, con un carácter menos osado, mantiene la tradicional línea de Dior que es superada por la “revolución libertaria” que inundó el mundo de los años 60.

Los jóvenes se toman todos los espacios, pero esa ola de cambios no toca a Marc Bohan, quien prefiere no innovar mucho en la línea de alta costura. Las nuevas influencias son incorporadas con demasiada cautela y el resultado es que tampoco consigue comercializar con éxito la línea pret a porter. Aún así, se convierte en el favorito de la realeza, especialmente, de la princesa Carolina de Mónaco y del jet set.

Sus casi tres décadas al frente de la casa CD tienen, finalmente, su efecto. En 1985 la empresa está casi en la bancarrota y es adquirida por el millonario francés Bernard Arnault,

El empresario resuelve cambiar la suerte de la casa de moda y, en 1989, contrata como director artístico al diseñador Gianfranco Ferré. Su llegada era una demostración de que el reinado de París estaba de capa caída y que quienes marcaban el ritmo estaban en Italia, con Valentino, Gucci y Giorgio Armani a la cabeza.

Ferré genera un escándalo de proporciones -¡un italiano al frente de Dior!- pero consigue dar nuevos bríos a la empresa, porque se muestra más dispuesto a experimentar. De hecho, le devuelve el tono dramático que había ido perdiendo con los años.

Los conos, cilindros y pirámides que caracterizaron sus pasarelas no afectan el estilo sobrio y funcional, pero a la vez lujoso, de la casa Dior y le valen el “Dé d´or” (el dedal de oro), el Oscar de la moda en Francia.

El italiano pasará, así, a la historia como “el arquitecto” de las blusas blancas, que a la sazón era su profesión original. Había abandonado los planos en 1970 para comenzar a diseñar accesorios e iniciar su propia compañía de moda en 1974. A ella regresa, a fines de 1996, cuando concluye su contrato con CD.

El pirata

Pese a los esfuerzos de Gianfranco Ferré la firma Christian Dior no vuelve a ser noticia hasta la llegada del británico John Galliano. Bernard Arnault lo había detectado años antes en Londres en la vitrina de la boutique Browns y se lo lleva, primero, a Givenchy antes de nombrarlo director creativo de CD. Su estreno es para el 50 aniversario de la casa de moda.

Nacido en el peñón de Gibraltar en 1960, de madre andaluza y padre fontanero inglés, Juan Carlos Antonio Galliano emigra a Londres a los seis años. Así crece en un ambiente de libertad que lo hace florecer hasta alcanzar el sitial que ocupa hoy.

Su colección “Les Incroyables”, con la que se graduó del Central St. Martin´s School of Art de Londres ya mostraba su pasión por el S. XVIII. Al frente de Dior combina hábilmente su estilo individual con mucho de calle, kitsch y moda deportiva y la opulencia de la casa que llegó a remecer.

De un modo lúdico y más bien provocador, utiliza los patrones y materiales antiguos de la alta costura para sacudir el medio en cada nueva pasarela. Al igual que Christian Dior, sus colecciones son un verdadero espectáculo, envuelto en glamour.

“Soy un romántico incurable. Mi trabajo es una celebración de la femineidad y su mayor influencia es todo lo que huela a romance”, ha dicho.

Galliano retrotrae a CD a sus mejores años; a los de las cinturas de avispas, al corte al bies (al sesgo, lo que significa ocupar gran cantidad de tela) y al movimiento.

Gracias a su indiscutido talento, la tradición y la modernidad logran una perfecta conjunción en la casa Christian Dior del S. XXI.

Dior hombre

La competencia de Galliano, irónicamente, está en la misma casa CD. La línea de hombre a cargo del diseñador Heidi Slimane ha logrado traspasar la frontera de los sexos.

Tan visionario como su compañero británico, pero mucho menos mediático, Slimane ha conseguido con sus depurados y racionales diseños combinar lo mejor de la sastrería masculina con los cortes de alta costura femenina y de ahí que el 20% de las ventas de sus colecciones sea entre mujeres.

Al frente de Dior hombre desde 2001, se asegura que él descubrió el “new look” masculino que, de paso, resultó válido para las damas que gustan de trajes híbridos y figuras delgadas.