Graffiti y graffiteros

Los muros han sido dibujados desde los inicios de la humanidad. Partieron los prehistóricos con su arte rupestre y hoy lo hacen los escritores de graffitis en metros, trenes y en las paredes de las ciudades. Su disciplina es difícil de definir, pero si hilamos fino, viene del griego graphos, que significa rayar.

cueva


El nombre graffiti lo reciben varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre propiedades públicas o ajenas. En esencia, es una intervención artística que debe cumplir con los requisitos de estar en las calles, ser ilegal, rápida en su ejecución y hecha con spray.


Se trata de una forma de arte autoreferente, en que los escritores despliegan su nombre y su ego por todas partes. Y no basta con estampar su firma por los muros. El mérito está en lo vistoso del nombre y en lo extraño del lugar en que se inscribe.


El graffiti, además, se define por todo lo que implica el proceso. Es importante la actitud del escritor y las anécdotas que le ocurren mientras está pintando. Los comentarios de la gente que pasa, si les conversa o se enoja con ellos, es determinante en el resultado.


El trabajo es contra el tiempo: los graffitis más pequeños y simples tendrían que demorarse unos tres minutos, mientras que una producción grande tipo mural, no debería pasar de los tres días.


Es un arte efímero y transitorio. Están expuestos a ser borrados, demolidos o pintados encima. Todo es relativo, pero pueden durar años o días. Depende de la suerte.


Son por esencia ilegales. Toda pintura hecha en un muro se escapa de norma. Se trabaja a base de "tratos". Los propietarios de las casas, pubs o restaurantes donde pinten, pueden autorizar a los escritores a dibujar sus graffitis. De lo contrario, las firmas que se hacen sin previo aviso, son legítimamente inconstitucionales.


No hay temas recurrentes. No pintan panfletos políticos ni consignas ideológicas contra algo que les moleste. Sólo rayan su nombre y dibujan personajes que conocen, gustan, inventan o les perecen interesantes durante el día.

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Bombas, Piezas, Producciones: Los tipos de graffitis

Dentro del dibujo callejero hay diferentes tipos. Los más básicos son las “bombas”, nombres a dos colores que se rayan rápido por el placer de la ilegalidad. Un poco más trabajadas son las “piezas”, letras con varios colores y mayor tamaño. Por último, y más desarrolladas todavía, son las “producciones”, letras con fondo y personajes que se hacen entre varios graffiteros.


Spray, la base

El graffiti podría confundirse con un mural artístico, pero poco tienen que ver. La gran diferencia está en la técnica. Aunque hoy se usen también cerámicas y pincel, el spray es el material por excelencia.

Un aerosol cuesta entre 1.500 y 3.000 pesos. Para dibujar una pieza o una producción, los graffiteros gastan por lo menos 10 mil pesos cada uno. Y no se gana nada. Nadie es de profesión "escritor". Esto es solo un complemento, una obsesión, un hobbie o un pasatiempo. Todo menos un trabajo. Algunas tiendas o restaurantes, son los únicos que esporádicamente pagan por ser pintados.


Los aerosoles extranjeros son de mejor calidad que los nacionales. Los primeros se caracterizan por su brillo y su capacidad cubridora. Además, los escritores no necesitan cambiar sus válvulas porque la pintura "sale" definida, lo que hace mucho más fácil el trazo perfecto.


Escritores de muros

Los graffiteros se llaman correctamente “escritores”. Parten aproximadamente a los trece años y buscan un apodo para rayar en la clandestinidad, independiente de si después pidan o no permiso para pintar. En el ambiente, todos se conocen por esos nombres e identifican los “tag” en los muros.

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La mayoría de los escritores se reúnen con los amigos y forman sus propios Crew (agrupación de graffiteros). Se conocen en la calle mientras pintan y se juntan según afinidad de estilos. Muchas veces las firmas que se ven en los muros no son de los escritores, sino de los equipos completos.


Las producciones se hacen entre todos. Mientras unos son expertos en letras, otros se hacen cargo de los personajes. Así, complementan sus habilidades para hacer los graffitis más elaborados.


Para integrar un crew, no hay límite de personas ni edad. No hay que tener una misma ideología, ni clase social. El único requisito es compartir la misma destreza.


Los crew prefieren pintar en "galerías" o muros gigantes donde nadie los moleste. En Santiago no hay un lugar designado para pintar, ni menos un proyecto para hacerlo. Simplemente se los “toman” y los pintan durante tanto tiempo, que se convierten en un patrimonio para ellos y para la gente.


Los grupos nacieron alrededor de 1994, en tiempos en que el movimiento estaba muy fuerte. Se reunían en la Estación Mapocho unos 200 hip-hoperos cada noche. Mientras unos bailaban en la pileta, otros dibujaban en sus croqueras y otros definitivamente iban a “bombardear” la ciudad.


Pero el ambiente se volvió algo violento y peligroso. Entonces todo se acabó después de seis años. Hoy se juntan se juntan en las calles, en las casas o en tiendas. Siempre con el hip hop como música de fondo.