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Historia de los terroristas que atacaron EE.UU.
Las huellas de los pilotos suicidas
El Mercurio
Domingo 23 de Septiembre de 2001

La conexión alemana de los atentados es la principal pista del FBI. Se sospecha, además, que hubo operaciones financieras para desestabilizar económicamente a varias industrias.


SOSPECHOSOS.- La primera fila se estrelló en Pittsburg, la segunda en la Torre Sur, la tercera en la Norte y la última en el Pentágono. Algunos usaron nombres falsos.
Pamela Aravena Bolívar

La conexión alemana es una de las hebras principales en la investigación de los atentados contra Estados Unidos.

Hamburgo fue cuartel de los terroristas. En la Universidad Técnica de la ciudad estudiaron quienes pilotaron tres de las naves que fueron secuestradas. Mohamed Atta de 33 años condujo a la muerte el American que se estrelló contra la Torre Norte. Su primo Marwan Al-Shehhi, de 23 años, asesinó a miles al estrellarse en la Torre Sur. Su amigo Ziad Samir Jarrah fue derribado al parecer por los pasajeros del boeing que él pretendía estrellar en Washington.

Los tres siguieron en el puerto germano carreras que les servirían para su crimen: planificación urbanística, entrenamiento para pilotos y construcción de aviones. Si eso es cierto, el atentado demoró años en fraguarse.

Mohamed Atta, el coordinador de las operaciones en EE.UU., llegó a Alemania en 1987, a los 19 años, figurando como ciudadano de los Emiratos Arabes Unidos, pero con pasaporte y carnet de conducir egipcios.

En la universidad tuvo excelentes calificaciones, formó un grupo de estudios sobre el Islam y desapareció durante meses con el pretexto de visitar a su familia. Su partida más larga duró cuatro años. Se fue en 1995 y regresó en 1999 luciendo una tupida barba al estilo de Osama bin Laden.

Ese año presentó su memoria - calificada con la mejor nota de su promoción- donde se puede leer en su página dedicatoria: "Mis rezos y mis ofrendas, mi vida y mi muerte pertenecen a Alá, amo del mundo".

Su comportamiento en Hamburgo era normal, aunque era notoria su aversión por las mujeres. Nunca salió con alguna amiga y sus profesores aún recuerdan el bochorno que provocó a una de sus compañeras al no aceptar su apretón de manos para felicitarlo por su buen trabajo de tesis.

En 1999 Atta vivió con su primo Marwan Al Shehhi, a quien él mismo había instado a viajar a Alemania en 1997. Marwan vivió en una pieza de 10 metros cuadrados en Bonn, donde se inscribió en cursos para extranjeros utilizando un apellido distinto: Lekrab.

Según sus parientes, antes de viajar a Alemania Marwan pasaba la mayor parte del tiempo en los Emiratos rezando en una mezquita cercana a su casa, pero sin ser fanático. Su madre nunca estuvo de acuerdo con su ida a Europa y le rogó volver a su país. En su último viaje, Marwan le dijo que quería despedirse de ella para siempre.

En junio del 2000, Atta y Al Shehhi, se trasladaron a EE.UU., viviendo en Venice y Florida, donde pagaron en efectivo cursos de defensa personal y de pilotaje.

Aunque en todas las escuelas pidieron a las mujeres que no les dirigieran la palabra, sólo fueron expulsados de la academia Huffman Aviation por insistir en volar sin estar instruidos, por quitar los mandos en pleno vuelo a un instructor, por maltratar de palabra a la encargada de secretaría y por hablar en árabe y reirse si alguien les llamaba la atención.

En enero de 2001, volvieron a Europa para recorrer varios países, regresando a EE.UU. el 2 de mayo. Atta volvió a salir a España y Alemania durante unas semanas en julio, sin que se sepa aún la motivación exacta de sus viajes. En agosto regresó y se quedó hasta perpetrar los atentados. En el último tiempo no hizo nada fuera de lo normal, salvo el viernes anterior al 11 de septiembre. Ese día él, su primo y un tercer hombre se emborracharon en un bar y alegaron que la cuenta de 48 dólares era excesivamente alta para su consumo. Cuando el dependiente les preguntó si podían pagar, Atta dijo que sí, alardeó mostrando fajos de billetes de 50 y cien dólares, y se autodefinió como piloto de American Airlines.

En el último mes Atta arrendó autos en tres ocasiones en la empresa Warrick's. Uno de los vehículos alquilados entró y salió cinco veces del aeropuerto Logan de Boston entre el 5 y el 11 de septiembre. Se cree que el mismo Atta estudió el aeropuerto para verificar los horarios de salida, buscar los vuelos semivacíos y analizar los controles de seguridad del recinto aeroportuario. Cuando se encontraron los automóviles el día 11, dentro de uno de ellos había manuales de vuelo y el Corán, y en otro había un pase para entrar en zonas restringidas del aeropuerto de Boston.

Días antes del atentado los primos compraron pasajes en primera clase: Atta en el asiento 8d del American que chocaría contra la Torre Norte y Al- Shehhi en el 6c del United que estrellaría contra la Torre Sur. La compra la hicieron a través de internet, con la misma tarjeta de crédito, y pagando miles de dólares por un viaje sin regreso.

El otro "alemán"

Ziad Samir Jarrah es el otro terrorista que llegó a Hamburgo en 1998 a estudiar Ingeniería Aeronáutica. En la universidad habría conocido a Mohamed Atta y a Mawar Al- Shehhi.

Jarrah rezaba cinco veces al día, pero nadie lo catalogaba de fanático. De hecho, bebía alcohol - algo impensable para un islamista radical- y tenía una novia libanesa o turca con quien pasaba largas temporadas en Bochum, al oeste de Alemania, donde ella residía.

De él se sabe que visitó Afganistán en febrero de 2000, y aunque se desconocen sus movimientos y la duración exacta de la visita, se sospecha que pudo reunirse con Bin Laden.

Al regresar a Hamburgo anunció que quería estudiar en EE.UU., adonde partió en junio del año pasado, sin dar más señales de vida. Ahora se sabe que se instaló en un departamento cercano a Miami y asistió a cursos de vuelo en dos escuelas del sur de Florida.

Su novia - quien tiene protección policial- lo dio por desaparecido el 11 de septiembre, al enterarse de los ataques suicidas.

Atta, Al- Shehhi y Jarrah no son los únicos de la conexión alemana con el atentado. En ese país se estima que existen al menos cien extremistas "durmientes" - o sea agentes que llevan una vida normal hasta que se les pide que actúen- que habrían sido entrenados en campamentos de Osama bin Laden.

La búsqueda hoy está centrada, sin embargo, en dos hombres en particular. El primero es Ramzi Binalshibh, de 29 años, nacido en Yemen, quien habría vivido en compañía de Mohamed Atta y a quien se vio por última vez en Hamburgo en agosto.

El segundo es Said Bahaji, de 26 años, de nacionalidad alemana, pero de origen marroquí, con paradero desconocido desde principios de septiembre, cuando tomó un vuelo con escala en Turquía y destino Pakistán. Bahaji facilitó viviendas a los tres implicados en los ataques, y les ayudó a obtener sus visas.

Los seguidos por la CIA

Desde 1999 la Central de Inteligencia sabíaque Khalid Al Midhar y Salem Alhamzi - quienes abordaron el avión que se estrelló en el Pentágono- pertenecían a la organización de Bin Laden, pero los antecedentes se catalogaron de imprecisos y se archivaron, lo que les permitió ingresar a EE.UU., el primero con visa de trabajo y de turista el segundo.

Este año, los antecedentes aumentaron cuando se los vinculó al atentado del USS Cole perpetrado en octubre pasado. Al Midhar incluso aparecía en un video grabado por una cámara de seguridad en Kuala Lumpur, entrevistándose con uno de los principales sospechosos de la explosión contra el destructor.

Después de investigar, la CIA entregó el 23 de agosto - sólo 20 días antes del atentado- los nombres de estos dos personajes a la central del FBI y al Servicio de Inmigración y Naturalización. Sin embargo, la información no llegó a las oficinas estatales a tiempo.

Se estima que al llegar a EE.UU. se hospedaron en el departamento del hermano de Salem, Nawak Alhamzi, en San Diego.

Los vecinos recuerdan que los tres hombres parecían tranquilos y que por las noches dejaban la puerta abierta, mientras jugaban con videos de simulación de vuelos.

Días antes del atentado, se reunieron con Hani Hanjour, un ciudadano de Arabia Saudita que había llegado a Estados Unidos en 1996, para tomar clases de pilotaje en un centro de entrenamiento en Scottsdale, consiguiendo una licencia de piloto comercial en Arizona en 1999.

Todos estos hombres, más Majed Moqued, de quien no se tienen mayores antecedentes, tomaron el American Airlines 77 que se estrelló en el Pentágono. Habían pagado dos mil 400 dólares cada uno por boletos de ida en primera clase entre Washington y Los Angeles.

Los falsos suicidas

La reconstrucción de esta última historia tiene un pequeño problema: los terroristas habrían usado identidades falsas para confundir al FBI.

Se sospecha que suicidas anónimos utilizaron los nombres de Salem Alhamzi y Khamid Al Midhar para hacer creer a los organismos de inteligencia que éstos estaban muertos.

Las dudas crecen luego de que autoridades diplomáticas de Arabia Saudita anunciaran que otros cinco terroristas también mintieron al comprar sus pasajes.

Por ejemplo, quienes se identificaron como los hermanos Wail y Waleed Alshehri. Según el FBI, este último era graduado en ciencias aeronáuticas, tenía una licencia de piloto comercial y estaba a bordo con su hermano del American que chocó la primera torre.

Según los sauditas, los hermanos están vivos. Son hijos de un diplomático que se desempeña en Bombay, y uno de ellos es realmente piloto comercial. Ninguno tiene conexión con extremistas. Los mismo ocurre con Ahmed Alnani, que según el FBI era piloto, vivió en Florida y se estrelló en Pittsburg. Según los sauditas, el verdadero Alnani tiene 33 años, también es piloto, pero aún vive en Riad, al parecer sin conexiones con grupos terroristas.

Saeed Alghamdi, quien según el FBI vivió en Florida, y abordó el mismo avión de Alnani, en verdad es un piloto saudita que aún presta servicios en Túnez, y que está conmocionado por haber sido identificado como terrorista.

Según EE.UU., Abdulaziz Alomari vivió en Florida con su esposa e hijos, era piloto comercial, tomó clases de aviación en la academnia Flight Safety y estaba en el primer vuelo que se estrelló en Nueva York.

Para los sauditas, el verdadero Alomari es técnico aéreo y estudió en Denver entre 1993 y 2000, donde le habrían robado sus documentos, incluido su pasaporte, en 1995.

Las investigaciones se complicarán para el FBI, puesto que sería imposible identificar los cuerpos de los secuestradores, los que están calcinados.

Pistas, certezas y complicaciones

Pistas: El FBI ha recibido cerca de cien mil pistas desde que se cometieron los atentados.

Los aviones: Se cree que los terroristas buscaron a propósito vuelos con pocos pasajeros para evitar sublevaciones. Los atentados fueron perpetrados un martes, normalmente, el día con menor tráfico aéreo y cuando empieza el declive de los viajes, luego del verano. Se especula que pudieron comprar otros pasajes que luego no ocuparon. Los cuatro aviones llevaban menos pasajeros que vuelos semejantes de junio y julio pasado, y de igual fecha del 2000.

Primera clase: La mayoría de los secuestradores compró pasajes en primera, lo que les permitió estar más cerca de la cabina del piloto.

Comunicaciones: Antes del 11 de septiembre los terroristas se comunicaron mediante mails, tanto en inglés como en árabe, utilizando computadoras personales o públicas (de bibliotecas). Sin embargo, se sospecha que las principales decisiones se coordinaron en persona.

Allanamientos: En los departamentos allanados se han descubierto identificaciones para acceder a aeropuertos, fotografías y algunas huellas.

Estructura: La organización de Osama bin Laden es horizontal y no vertical. Está extendida geográficamente a través del mundo, siendo difícil combatirla. Está compuesta por un número indefinido, pero masivo, de células que han logrado penetrar Europa y EE.UU. en la última década. La células tienen capacidad de activarse individualmente en cualquier momento. Además, operan en secreto, entre círculos de amigos o familiares, lo cual permite que de ser eliminadas no se ponga en riesgo la estructura mayor. 

Los otros vínculos

Antecedentes criminales: Aunque al principio se afirmó que Mohamed Atta tenía un pasado intachable, ahora se sospecha que pudo participar en un atentado con bomba contra un bus en Israel en 1986, cuando tenía 18 años. Además, en estos días el Mossad israelí dijo tener pruebas de que el año pasado Atta se reunió en Europa con un agente de inteligencia iraquí, que operaba en forma encubierta como diplomático, lo que los hace sospechar que hubo alguna conexión entre los atentados y el régimen de Saddam Hussein.

Otra sospecha: Los servicios de inteligencia israelíes también creen que detrás de los atentados están Imad Mughniyeh, jefe de operaciones especiales del Hizbulá, y el egipcio Ayman Al Zawahiri, un alto mando de Al Qaeda.

Motivos financieros: EE.UU. amplió su investigación a las cuentas bancarias relacionadas con empresas de Osama bin Laden e instituciones de beneficencia que pueden ser fachadas para recolectar dineros para su movimiento. Ello, porque hay claros indicios de que se realizaron movimientos bursátiles sospechosos, previo a los atentados. Hubo volúmenes de transacción anormales, donde empresas que al parecer tenían información privilegiada, especularon con acciones de compañías aéreas, aseguradoras y bancos que operaban en las Torres Gemelas. Se sospecha que los movimientos generaron ganancias por 250 millones de dólares a quienes las realizaron.

 

 

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