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Al día siguiente Dean firmó contrato con la Warner para protagonizar el filme, a cambio recibiría 700 dólares por adelantado. Con el dinero, Dean satisfizo el primer instinto de la pasión que lo llevó a la muerte: se compró un auto deportivo. Pero James no pudo disfrutar la velocidad de su vehículo hasta que terminó el rodaje porque la Warner le prohibió correr mientras filmaba.

James DeanLa pasión por las carreras tuvo que esperar, pero la afición a las mujeres no. Mientras rodaba "Al este del Edén" conoció a la actriz Pier Angeli; quién, según muchos, fue el gran amor de su vida. Pero la relación no llegó a buen término. Una versión dice que la madre de la joven se negó a que se casaran porque Dean no era católico, otra explicación afirma que la relación se terminó porque James quería estabilizar su carrera antes de dar el gran paso. Lo cierto es que en 1954, el mismo año que conoció a James, Pier Angeli contrajo matrimonio con el actor Vic Damone. La noticia afectó tanto a Dean que se supone que golpeó a la joven cuando se enteró del compromiso. Incluso, se dice que mientras se realizaba la ceremonia religiosa, James aceleraba su moto en la puerta de la iglesia.

Si en lo romántico no le iba muy bien, James tenía donde consolarse. Tras el estreno de "Al este del Edén" la Warner le ofreció a Dean un contrato para filmar seis películas durante los próximos seis años. La primera de ellas fue "Rebelde sin causa".

Nuevamente los productores le pusieron freno y le prohibieron correr mientras filmaba la cinta. Para descargar sus impulsos contenidos, James se compró un equipo fotográfico y se entretuvo apretando el botoncito. De paso, pretendía que sus incursiones en la cámara le sirvieran como entrenamiento para poder ser algún día un gran director.

El rodaje de la película terminó el 25 de mayo de 1955 y con el dinero conseguido se compró un porsche speedster. Con su nuevo vehículo ganó las carreras de Pacific Pallisades y Pasadena y clasificó a las más prestigiosas de Palm Springs. Por si eso fuera poco, consiguió una nueva novia: la actriz Ursula Andress.

Auto nuevo, pareja nueva y película nueva. Aún no entraba a la sala de montaje la cinta de "Rebelde sin causa" cuando James ya estaba interpretando un nuevo personaje en junio de 1955. Esta vez le pagaron 21 mil dólares por protagonizar "Gigante" junto a Elizabeth Taylor. De nuevo, Dean no soportó la tentación del dinero en su bolsillo y corrió a comprarse un porsche spyder plateado. El amor por su vehículo era tan grande que hasta lo bautizó cariñosamente como "The little bastard", pero no pudo probar su velocidad inmediatamente porque le prohibieron correr mientras duraba la filmación.

Cuando terminó el rodaje de "Gigante", James se interpretó a sí mismo en la grabación de un spot que intentaba estimular a los jóvenes a manejar con precaución. Un par de días después, el 30 de septiembre de 1955, Dean pretendía poner a prueba su propia capacidad al volante. La noche anterior le había dejado su gato a Liz Taylor para que ella lo cuidara mientras él corría en Salinas.

Cuando se dirigía a la pista, Dean no atendió a una luz de alerta. En el camino fue multado por exceso de velocidad, pero aún así siguió adelante hasta que en un cruce, otro auto puso fin a su carrera. Su porsche spyder se incrustó en el vehículo que conducía un estudiante que nunca quiso hablar del accidente. James murió en el mismo instante que el mito nacía.

Tras su muerte, se estrenaron sus dos últimas películas: "Rebelde sin causa" y "Gigante". Los jóvenes acudieron a las salas y se sintieron identificados con sus personajes atormentados y en conflicto con las generaciones precedentes.

Dean era el símbolo de un nuevo fenómeno cultural: la juventud. Este grupo nació propiamente como tal después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la prosperidad económica permitió que no se preocuparan de su supervivencia y que en su tiempo libre se cuestionaran sobre sus vidas y el mundo que los rodeaba. Esas preguntas y angustias las veían proyectadas en James Dean. Pero cuando salían de las salas sedientos de saber más de su ídolo, descubrían que él ya no existía.

Su historia fue el prólogo de algo que prometía ser grande. El desarrollo de la historia quedó en blanco, tan abierto que cada joven podía escribir lo que quisiera en esas páginas hambrientas. Un actor-símbolo de la juventud desorientada y de lo que cada cuál proyectara en él.



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