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Chilenos
y Le Corbusier
En estricto rigor sólo hay cuatro chilenos que trabajaron
con Le Corbusier, aunque tal vez el primer contacto que
el arquitecto franco-suizo tuvo con un compatriota fue con
el poeta Vicente
Huidobro, quien colaboró en el primer número
de su revista "L'Esprit Nouveau", publicada en
1920.
Sin embargo Roberto Dávila fue el primero en llegar
a trabajar a su taller y el primer latinoamericano en hacerlo.
Su labor duró poco más de seis meses, luego
de haber revalidado su título de arquitecto en Viena,
en la Academia de Bellas Artes en 1932.
Hernán Marchant destaca
en una ponencia realizada en un seminario de arquitectura
latinoamericana que "Dávila en su doble condición
de arquitecto que produce obras paradigmáticas de
la arquitectura chilena como el Cap Ducal y la casa Flores,
y de profesor del taller de la Universidad de Chile, es
probablemente uno de los agentes de transferencia cultural
más potente para varias generaciones de arquitectos
chilenos".
Y aunque parezca extraño, el segundo compatriota
que compartió labores con Le Corbusier fue el famoso
pintor Roberto
Matta Echaurren, quien precisamente fue presentado por
Dávila.
Esto, porque cuando Matta se fue a Europa era arquitecto
y trabajó así un tiempo no muy bien definido.
"Yo creo que le Corbusier tuvo un conflicto de personalidad
con él, porque como los dos pintaban, creo que hubo
una especie de pugna, de rivalidad" dice Hernán
Marchant.
"Por eso Le Corbusier como que de alguna amanera lo
eliminó de sus archivos", narra en tono de secreto
Marchant. Y agrega "hay anécdotas muy divertidas.
Un amigo comenta que Le Corbusier iba a las exposiciones
de Matta, pero jamás asistía a una inauguración,
y cuando llegaba, era con la certeza de que el chileno no
estaría ahí".
"De todas maneras hay testimonios de diversos chilenos
que conversaron con él, a los cuales les dice que
Matta es un pintor extraordinario. En el fondo hay mucha
admiración, pero con cierta rivalidad".
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