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Teresa
de los Andes (1900-1920) Pionera de la santidad El domingo 21 de marzo de 1993 fue un día muy especial para Chile. De seguro miles de personas aún recuerdan con emoción, el momento en que el Papa Juan Pablo Segundo canonizaba en el Vaticano a Juanita Fernández Solar, conocida desde ese día como Santa Teresa de los Andes.
Desde muy niña cultivó una profunda fe en la Eucaristía. Desde 1907 se confesaba, pero recién el 11 de noviembre de 1910 recibió la Primera Comunión, cuando sólo tenía 9 años. Desde entonces inició un diálogo interior profundo con Jesús, que transmitía a quienes la rodeaban. Como adolescente, se impuso un plan de vida en el que ocupaban lugares preferentes la oración, la misa diaria, el sacrificio y el esfuerzo constante por superarse como persona y como cristiana. Sus metas y exigencias las cumplió con tenacidad. Varias veces estuvo en peligro de muerte por gripe. A los 12 años padeció difteria y a los 14 fue operada de apendicitis. Tras la intervención sufrió de anemia y de molestias al hígado. Males que, no obstante, le ayudaron a descubrir y fortalecer su vocación religiosa. El 13 de julio de 1915, asegurando que Cristo la había cautivado, ingresó como interna en el Colegio de la Maestranza del Sagrado Corazón. El 15 de junio de 1917, siempre en el internado, recibió la medalla de Hija de María. Días más tarde, escribía en su diario: “Es tan rico dar”, refiriéndose con ello al logro de haber juntado 30 pesos para comprar zapatos para un niño pobre. En agosto de 1918 dejó definitivamente el colegio y, en menos de un mes, ya había escrito una carta a la madre superiora de las Carmelitas de los Andes, pidiéndole que la admitiera en su comunidad, solicitud que tuvo una acogida favorable. El 11 de enero de 1919 fue un día decisivo para Juanita, puesto que viajó junto a su madre a Los Andes para conocer el ambiente del convento. En menos de tres meses, su padre le dio el consentimiento para entrar al Carmelo y, un mes más tarde, ingresó al monasterio en período de prueba. Su nombre pasó a ser Teresa de Jesús. El 14 de octubre del mismo año tomó los hábitos, se transformó en carmelita descalza y se entregó por completo a su vocación. Durante su vida en el convento se dedicó al servicio de sus hermanas de comunidad, quienes afirmaron que "Teresita siempre quiso ser la última en todo". Su salud poco a poco fue deteriorándose y, sin que nadie lo supiera, empezó a sufrir una extraña enfermedad. La hermana carmelita llevaba menos de un año en el convento, cuando la sorprendió la muerte, el 12 de abril de 1920 a las 19:15 horas: tenía sólo 19 años y 9 meses de vida. Ese día fue, en palabras del Papa Juan Pablo II, el día de “su nacimiento para el cielo”. Dos días después “El Mercurio” publicaba: “En el convento de las Carmelitas de Los Andes, ha fallecido de una violenta fiebre tifoidea, Sor Teresa de Jesús, en el mundo, la distinguida señorita Juana Fernández Solar, hija de don Miguel Fernández Jara y de la señora Lucía Solar de Fernández”. “La joven había ingresado a la vida monástica recientemente, apenas cumplidos los dieciocho años y, jamás en la vida, le habían gustado los oropeles, las fiestas y el bullicio del mundo. Su espíritu, todo su pensamiento, era la vida de penitencia y austero sacrificio que se sigue en los claustros”, continuaba el periódico. El 3 de abril de 1987 su Santidad Juan Pablo II la beatificó en el Parque O'Higgins de Santiago, en el marco de su visita a Chile. Mientras en Santiago el Papa hacía un vibrante llamado a la reconciliación, en casi todas las ciudades del país y, en especial en Los Andes, las sirenas de los Cuerpos de Bomberos se escucharon con fuerza, para saludar la alegría del pueblo católico por la beatificación de Sor Teresa de Los Andes. Antes de la canonización, que tuvo lugar el 21 de marzo de 1993 en la Basílica de San Pedro en Roma, Ana María Risopatrón, autora del libro ``Teresa de Los Andes, Teresa de Chile'' y muy vinculada al proceso, señalaba: “Creo que Teresa es un ejemplo viviente para la juventud. Hay quienes piensan que para ser santo hay que meterse a un claustro, ser contemplativo o sacerdote. Pero Teresa se santificó en el mundo. Entró al Carmelo donde estuvo sólo 11 meses, ya santa. El Carmelo fue sólo su puerto, la meta que siempre soñó''. Hoy santa Teresa despierta gran devoción popular y el santuario en Auco, en Los Andes, es uno de los más visitados de América Latina. Al mes recurren entre 120 y 150 mil personas de todos los estratos y condiciones sociales para orar, hacerle ofrendas, darle gracias y pedirle por sus necesidades. |
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