Eloísa Díaz (1866-1950)
Doctora a pesar de todos


¿Tiene algo de raro en nuestros días que las mujeres estudien medicina y se conviertan en médicos? De seguro la respuesta será negativa.

Sin embargo, no ocurría lo mismo a fines del siglo XIX, cuando Eloísa Díaz Insunza decidió que la medicina era su vocación y que lucharía contra las innumerables barreras de la época para convertirse en doctora, en un Chile donde sólo los hombres cumplían esa misión.

La hija de Eulogio Díaz Varas y de Carmela Insunza nació en Santiago el 25 de junio de 1866. Sus primeros estudios los desarrolló en el Colegio de Primeras Letras de Dolores Cabrera de Martínez y continuó, luego sus humanidades en el Liceo de Isabel Le Brun de Pinochet.

En 1877 rindió con éxito sus exámenes de humanidades, mismo año en que el ministro de Instrucción Pública, Miguel Amunátegui, dictó el trascendental decreto que permitió a la mujer chilena el ingreso a la universidad.

Motivada por sus inquietudes, no dejó pasar esa oportunidad y se presentó a las pruebas de bachiller el 22 de abril de 1881, los que le permitieron ingresar a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, aún cuando en aquella época tal situación era socialmente poco aceptable.

Acontecimiento nacional

Pese a que sorteó las pruebas con éxito, la inaudita situación no estuvo exenta de presiones, sobre todo porque la opinión pública convirtió el hecho en un acontecimiento nacional.

El examen a Eloísa fue oral y trató sobre Historia de Chile y América. Según la prensa de la época, la joven fue muy rigurosa en sus respuestas, incluso en aquellas preguntas más difíciles, lo que le valió la aprobación unánime de los examinadores, entre quienes se encontraba el historiador Diego Barros Arana.

“Por primera vez en Chile, figuraba entre los aspirantes al Bachillerato en Humanidades, una estudiante de sexo femenino y tanto la novedad del hecho como la curiosidad despertada…habían atraído a una numerosa concurrencia a la sala de exámenes”, publicó al día siguiente el diario “El Ferrocarril”.

Tal fue la magnitud del logro, que el rector de la Universidad de Chile en esa época, Ignacio Domeyko, entregó, esa misma noche, el título de bachiller a la joven Eloísa, en medio de los aplausos y felicitaciones de quienes acudieron a la ceremonia.

En los seis años que duró su carrera fue una excelente alumna, lo que quedó demostrado en los diversos premios y distinciones que recibió. No obstante, debió sortear varias dificultades ya que todos los ojos estaban puestos en su desempeño sólo por su condición de mujer.

El 27 de diciembre de 1886 se licenció en medicina y farmacia y el 5 de enero de 1887 obtuvo el título de doctora en medicina y cirugía. Con ello se convirtió en la primera mujer graduada en América del Sur.

En el acta de titulación constan las felicitaciones del consejo universitario por haber sido la primera persona de su sexo que se graduó en la Universidad de Chile y por la perseverancia con que siguió los estudios de una carrera difícil.

Su memoria de prueba fue “La aparición de la pubertad en la mujer chilena y las predisposiciones patológicas propias del sexo”, trabajo que fue publicado en los Anales de la Universidad de Chile y en la Revista Médica de Chile. El tema lo investigó en detalle en el hospital San Borja.

En 1888 fue la única mujer que asistió al Primer Congreso Médico Chileno, en el que participaron 128 profesionales de Santiago y 118 de provincia.

Preocupada por la salud pública

En su trabajo, su principal preocupación estuvo en los problemas sociales relacionados con la medicina. Por ello, analizó las condiciones higiénicas de los establecimientos educacionales de Chile, lo que le valió ser nombrada inspector médico escolar de Santiago y luego, de todo el país, cargo que ocupó por más de 30 años.

Además, intentó impulsar el desayuno escolar obligatorio, propició la vacunación masiva de escolares, luchó contra el raquitismo y la tuberculosis y dio el vamos al Servicio Médico Escolar que aún está vigente.

En 1904 participó en un Congreso Médico Latinoamericano celebrado en Buenos Aires, en el que expuso el trabajo “Disquisiciones sobre higiene escolar en Chile” que le valió muchos elogios.

En 1906 publicó el informe “La alimentación de los niños pobres en las escuelas públicas”, un tema presente en toda su carrera.
Durante su vida recibió muchos homenajes y reconocimientos. No obstante, al jubilar en 1925, se retiró del servicio público sin mayores bienes que una pequeña pensión.

La doctora Eloísa Díaz Insunza murió en el hospital San Vicente de Paul el 1 de noviembre de 1950, a los 84 años de edad.

 
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