Domingo 28 de diciembre de 1986

    1986: El balance de Pinochet

    Por Blanca Arthur.

    Se fue 1986. El año del atentado, el año de los arsenales. El año, también, que la oposición definió como "decisivo" y que terminó siendo decisivo... para él.

    ¿Qué siente, qué piensa el presidente Pinochet al finalizar 1986?

    Eso le fuimos a preguntar y eso respondió.

    ¿Cómo se veía?

    Tranquilo, seguro, y en un ánimo de combate sin claudicaciones al comunismo. Decepcionado también de los políticos o quizás... satisfecho de que este año les ganó el punto.

    "Muchos dicen ahora que usted es el mejor político de todos" -le comentamos, ante lo cual con su sonrisa socarrona, y con esos ojos celestes que hablan, no vaciló en responder:

    "No pues. No me venga a decir a mí que soy político. Eso déjeselo a los otros".

    El es militar. El tiene el poder y detrás de él hay también un hombre. Un hombre que no es fácil de descubrir en todas sus facetas humanas. Le cuesta hablar de sí mismo y hasta aparece tímido cuando se trata de revelar sentimientos personales.

    Distinto es cuando los temas son... políticos. Pero no por eso deja de callar o de evadir aquello que, simplemente, no está dispuesto a responder. Por más vueltas que se le dé, él da otras tantas y el no es no, muchas veces con argucia:
    "Se me olvidó", dijo de repente.

    "¿Se le olvidó qué presidente?" -le preguntamos con sorpresa.

    "Se me olvidó la respuesta" -contestó entre risas, mostrando que lisa y llanamente de eso no iba a hablar.

    El hombre

    - Muchos lo ven a usted como un hombre autoritario, duro, pero otros que lo conocen aseguran que es simpático y tienen mucho carisma, ¿cómo se definiría usted?

    Como un ser humano normal, que tiene problemas como todos.

    - ¿No le ha cambiado la personalidad el ejercicio del poder?

    ¿Sabe? -dice meditando- el ser militar desarrolla el sentido del poder, está en su esencia el don de mando. Por eso el hecho de ejercer el poder no produce un cambio importante...

    - Pero usted no es cualquier militar, pues presidente, ¿eso no lo hace tener otra forma de relacionarse con la gente? ¿No ha perdido también su privacidad?

    Bueno, la vida íntima sí ha cambiado. Yo, por ejemplo, los días sábado me venía a una librería de textos antiguos y estaba largo rato mirando lo que me gustaba. Tengo un amigo librero, pregúntele a él si he cambiado. Seguimos amigos y, como siempre, lo saludé para Pascua...

    - ¿Tiene muchos amigos personales con los que le guste compartir socialmente?

    He sido siempre persona de pocos amigos. Mi carácter es un poco retraído y a la vez, con mi mujer hemos sido muy unidos en el sentido de salir juntos, de convivir mucho y con ella hemos sido muy amigos.

    - ¿Qué cosas lo alegran o cuáles lo entristecen?

    Muchas cosas, en el sentido simple. Me entristece, por ejemplo, no poder salir con mi nieto de la mano a dar un paseo.

    - ¿Y cuánto le molestan las críticas que se le hacen?


    Fíjese que hay una carta de Balmaceda en que dice que este país tiene el defecto de que los políticos atacan inventando cosas, y ¡cuánta falacia! ¡cuánta calumnia se dice! Que aunque pueda haber una base que sea cierta, al final lo que se afirma es falso.

    - Pero usted, ¿cómo asumen las críticas?

    Ya no me inmutan. Antes me molestaban, pero ahora no me inmutan.

    - ¿Y qué siente cuando lo halagan?


    Me siento igual, no más. No me da ni frío ni calor. ¿Cree que pienso ¡ah, que soy macanudo!? No. Si soy un ser humano con todos los vicios y las virtudes que tiene cualquiera.

    - ¿Qué vicio reconoce tener?

    Mira y se ríe mientras busca la salida oportuna y dice:
    "Cualquier vicio... me pueden gustar mucho las sopaipillas".

    - ¿Y las virtudes?

    Tampoco sabría decir... quizás las que tiene un ser humano cualquiera. Soy cariñoso, soy desprendido y eso es una virtud. Nunca me he amarrado a nada, Blanquita, a nada material.

    - ¿Y qué les responde a quienes dicen que está amarrado al poder?

    Que tienen razón... ya, ¡póngalo! ¿para qué vamos a discutir? Pero le digo una cosa: podrán decir lo que quieran, pero nunca podrán decir que no he luchado por el país para mantener la libertad. Nadie puede afirmar que no me he sacrificado por Chile y por su libertad. He luchado contra un gigante como son los soviéticos, y hasta he arriesgado mi vida por esto. Eso nadie me lo podrá echar en cara. ¿Qué soy amante del poder? Bueno, que crean lo que quieran, pero estoy seguro de que muchos que no se podían tener en pie en la Unidad Popular e incluso se arrancaron, y que ahora dicen que luchan por la democracia, si les pasa lo que me pasó a mí, si sufren un atentado ni siquiera parecido, estarían escondidos a no sé cuántos metros.

    El atentado, sus sentimientos

    - ¿Qué sintió como persona en el momento del atentado? ¿pensó en la muerte? ¿en Dios?

    Como que se pierde el sentido de la vida... mi primera impresión fue que me había llegado la hora y, en el mismo momentos en que estábamos recibiendo fuego de todas partes, mi principal preocupación fue proteger la vida de mi nieto a quien cubrí en forma casi instantánea. Luego, inmediatamente después, cuando llegué a la casa, di gracias a Dios de haber salvado ileso de un ataque de esa magnitud, que por la cantidad de armas y su potencia, era para imaginar que ninguno saldría con vida. Soy un hombre creyente y agradecido de Dios por la infinita bondad que ha tenido conmigo.

    - ¿Siente que los ayudó tener fe?

    Siempre me ha ayudado.

    - ¿Temió a la muerte?


    Yo soy soldado y formado para esto: que me maten y no tener miedo. He sido formado en la escuela del deber, de sacrificio y del valor.

    - ¿Qué ha hablado con su nieto después?

    A ningún nieto he querido inducirle las cosas con fuerza. Pero siempre me preguntan por mi carrera...

    - ¿Qué significado tuvo para usted, como hombre y como gobernante, el atentado?

    Le diría que sólo ha fortalecido mi voluntad de luchar hasta el último minuto de mi vida por la defensa de los valores que identifican a Chile como nación. Nada debilitará mi firme convicción de que la institucionalidad que nos hemos dado es la mejor garantía de que las futuras generaciones vivirán en una sociedad verdaderamente libre, donde la libertad está incorporada como forma de vida y no sea sólo una utopía, y donde el desarrollo político, económico y social sea el producto del esfuerzo de todos los chilenos y no un arma de la demagogia y la politiquería.

    Significado político

    - ¿Y qué significación política diría que tuvo ese hecho?

    Bueno, en lo político se confirmó lo que el Gobierno había sostenido siempre: que el comunismo y su brazo armado constituyen un peligro real actual, que obliga a los que creemos en la libertad a asumir posiciones consecuentes. Quedó claro que los sectores marxistas persisten en someter a Chile. Hace trece años utilizaron la llamada "vía pacífica" y, a través de ella, fueron carcomiendo las instituciones en busca del poder total y ahora, después de haber sido derrotados, han variado su estrategia optando por la violencia revolucionaria.

    - ¿Cuál fue su reflexión frente al hecho de que hayan querido matarlo?


    Creo que en su obcecación, odio y ánimo de revancha, el comunismo se ha percatado que, con eliminarme, no logrará en absoluto sus propósitos. Olvidan que detrás del Presidente están las Fuerzas de la Defensa Nacional con hombres valientes y leales, y que tienen muy clara la misión que hoy les corresponde. Además, agregue el sentimiento de la mayoría ciudadana que respalda nuestra acción y que tiene claro que un país progresa cuando hay orden, libertad y justicia.

    Por otra parte -continúa- debo confesarle que me pregunté ¿qué dirán ahora los señores políticos que le han hecho de comparsa al comunismo durante todos estos años...?

    - ¿Y cómo imaginó al país, Presidente, si el atentado hubiera tenido éxito?


    En cualquier parte del mundo, el asesinato de su Presidente trae un convulsión importante en la estructura del Estado y, especialmente, en la conciencia de la ciudadanía. En este caso, un análisis serio muestra que era la culminación de un proceso subversivo y, a la vez, el inicio de una nueva fase seguramente más violenta y dirigida a fortalecer la presencia revolucionaria.

    - ¿Cree que se habría producido un caos en el país?


    Pienso que habría acarreado un daño importante a la comunidad nacional... Habría habido posiblemente una secuela de tensiones y conflictos que habrían puesto en riesgo la estabilidad del sistema de libertad que se ha construido estos años.

    - ¿Diría que habría habido una crisis de poder? ¿Lo ha llevado esto a reflexionar sobre el problema de sus sucesión?

    Afortunadamente todo está ordenado y bien dispuesto. Está claro que si muero, sigue otro; y si no, otro. La vigencia de un orden constitucional claro y definido, y que está garantizado por las Fuerzas Armadas y de Orden con sus condiciones y características, habría hecho que se superara con éxito cualquier situación, por compleja que hubiera sido... aunque no podría precisar el costo definitivo que ello pudiera haber tenido.

    ¿Terminó el peligro?

    - Con las pesquisas que se han hecho a raíz de la investigación, ¿diría que se ha desbaratado la organización extremista?

    ¡No, no! -dice exclamando-. Creer eso es no conocerlos, porque ya deben tener pensado qué otra cosa van a hacer. No se equivoque. Muchos decían: "este caballero es monotemático, habla de los comunistas nomás"; y ¿tenía razón o no? ¿no decían que no tenía otro tema? Claro que lo decían y ahora ven que el peligro está latente. ¿O usted cree que con todos los arsenales que se encontraron el problema se acabó? No, no es así. El atentado no es un hecho aislado, sino que está ligado a la internación de ese inmenso arsenal bélico y también a aquellos hechos de violencia extremista que han venido ocurriendo dentro de los cuadros de protestas y movilización social que definió la oposición.

    - Pero muchas se preguntan, Presidente, por qué en trece años, y después de haber combatido fuertemente a la subversión al comienzo, la acción extremista sigue, y más fortalecida. ¿Qué responde a quienes sostienen que ello se debe a la acción de un gobierno autoritario?


    ¿Usted cree que con un Gobierno como le gusta a usted, blando, democrático en exceso, esto termina? Le hago la pregunta nomás. No se olvide que en tiempos del Presidente Frei dicen que invocaban sólo a la justicia, pero, ¿pararon las acciones extremistas? ¿Se detuvieron los asaltos a los bancos, las muertes?

    - Es que...

    No, no, si yo le pregunto a usted ahora...

    - ¿Quiere decir, entonces, que se necesitan medidas excepcionales, como el Estado de Sitio?

    Lo que puede decirle es que ahora están controlados. Yo sé dónde hay terroristas y queremos saber dónde van, qué hacen y qué se proponen.

    - ¿Y tienen antecedentes precisos de sus estrategias y de lo que se proponen para el futuro?

    Algún día se conocerá completamente la estrategia que diseñaron, pero está claro que el propósito final es la instauración de una dictadura marxista... ¿Antecedentes más concretos? Le puedo decir que hay antecedentes en cuanto a que el ataque revolucionario definitivo se produciría después de este Gobierno, es decir, cuando, siguiendo el discurrir de los sectores marxistas, hubiera una autoridad débil y, por lo tanto, un grado de indefensión del país favorable a la guerrilla revolucionaria. Esto es lo que hace que los hechos ocurrido este año sean de extrema gravedad. Entonces, más que pensar en si esos guerrillero terroristas estaban ya preparados o dispuestos para tomar el poder, debemos preocuparnos de cuáles son sus próximos objetivos, de qué están planificando ahora en sus centros de operaciones en los países que dirigen o alientan la penetración marxista soviética.

    Los políticos y sus posiciones

    - Queda la sensación de que vamos a seguir en guerra permanente con los comunistas y que se aleja la posibilidad de volver a la democracia. ¿Es así?

    Pero ha quedado claro otra vez que nuestro país es objeto de la agresión comunista. Y ello obliga para volver a la democracia, que los auténticos demócratas actúen en consecuencia y en forma definida. Fíjese bien, hablo de los que verdaderamente creen en la democracia, es decir, de todos los que se sitúen en las ideas y en los hechos, en las declaraciones y en la realidad, en posiciones opuestas al marxismo leninismo.

    - Algunos políticos dijeron, al comenzar el año, que 1986 sería el "año clave"...

    Alguno políticos opositores -dice adelantándose- lo calificaron de "clave" y otros, más audaces, hablaron del "año decisivo"; y unos y otros pensaban, como lo han hecho todos estos años, en la derrota total del Gobierno y, también hay que decirlo, en la revancha.

    - ¿Descalifica toda la acción de los políticos? ¿No ve nada positivo en lo que hacen?

    Lo que ocurre es que están fuera de la realidad. Se quedaron en otra época, con otros parámetros y otros esquemas. Por eso, de cuando en cuando cambian su estrategia y comienzan a renegar de lo que antes dijeron o de las actitudes que asumieron. Yo le digo una cosa: un pueblo que vivió el asedio comunista, que luchó en la calle por abastecerse de los más esenciales bienes de consumo, que percibía que el régimen marxista buscaba la guerra civil para asumir definitivamente el poder, no puede aceptar que los mismos que tuvieron responsabilidad en aquellos hechos, o que con sus actitudes pusilánimes y sus programas favorecieron la presencia comunista, vuelvan a presentarse como líderes y pretendan arrastrarse a aventuras como la "desobediencia civil" y la "ingobernabilidad".

    - ¿Usted piensa que nadie los sigue?


    Yo conozco a mis compatriotas. He vivido en tantos lugares como militar. Como Presidente he tenido una relación tan abierta con tantos sectores y personas, que le puedo decir con certeza: este pueblo no se deja engañar. Hay algo especial en los chilenos que nos permite distinguir y reconocer dónde está el camino del orden y del progreso. Por ejemplo, ¿puede alguien serio creer en quienes se dicen demócratas y actúan palmo a palmo con los comunistas? Si usted mira más hacia atrás, se encuentra, también, con la que la Democracia Cristiana, sus políticas colectivas, su indefinición y, en definitiva, el izquierdismo que le imprimieron sus dirigentes, facilitó el avance del marxismo al poder en 1970. En suma, sucede que los llamados líderes opositores, apellidados también de "democráticos", no están a la altura de lo que el país quiere y hace.

    - Pero después del hallazgo de arsenales y del atentado contra su vida, ha habido un aislamiento del Partido Comunista, según se desprende de sus declaraciones y acuerdos...

    No creo eso que usted dice, no creo que ese aislamiento al Partido Comunista sea una realidad. A lo más ha habido algunas condenas que se explican como un medio para salvar el honor -póngalo entre comillas- y desligarse de posibles responsabilidades, pero, en la práctica, no responden a posiciones profundas que reflejen el verdadero antagonismo que existe entre la democracia y el comunismo, entre el totalitarismo y la libertad.

    El diálogo ¿posible?

    - ¿No existe, Presidente, entonces ninguna posibilidad de entablar un diálogo entre Gobierno y esos sectores opositores que le propician?


    Primero aclaremos lo que entendemos por diálogo. Para el Gobierno es el intercambio enriquecedor de opiniones, de buena fe y dentro de un marco de respeto, pero para los opositores en un medio para que se les concedan, sin condiciones, sus objetivos políticos. Y eso no es diálogo.

    - Algunos pensarán que cómo lo puede afirmar si rechaza dialogar...

    Yo no rechazo el diálogo. Por el contrario, instruí específicamente al ministro del Interior para que iniciara conversaciones con los sectores de opinión, especialistas y particulares, que favorecieran un entendimiento o un intercambio de opiniones sobre materias importantes, precisamente para los políticos. Así lo entendieron muchos y entregaron su aporte, pero la iniciativa no tuvo una respuesta recíproca de parte de los opositores, quienes tras declaraciones públicas que todos conocen, cerraron la puerta a la proposición del Gobierno.

    - Ellos dijeron que era un diálogo condicionado y que no se expondrían a un nuevo fracaso como el que tuvieron con el ministro Jarpa ¿qué piensa de eso?


    Nadie puede negar que el llamado a una ronda de conversaciones fue un paso claro del Gobierno, que se dio sin poner otra condición a los participantes que la esencial definición antimarxista, el rechazo a la violencia y el acatamiento de la legalidad vigente. Pero las cúpulas opositoras se negaron a conversar y reiteraron su negativa a reconocer la Constitución desconociendo la expresión libre y secreta de los chilenos en el plebiscito del año 80.

    Ahora le pregunto yo -dice sin admitir interrupciones- ¿qué opinión le merece esa actitud? Para mí es la confirmación de que esos sectores no creen en el diálogo verdadero, en el intercambio de ideas para crear con el Gobierno. Ellos confunden el diálogo con la obtención de los que postulan, creen que dialogar es avanzar en beneficio de sus posiciones irreductibles. En el fondo, es la misma actitud del 83 cuando creyeron que nuestra voluntad de dialogar con ellos significaba la salida del Presidente de la República y el término del Gobierno. Y por lo demás ¿quiénes son ellos? ¿quién los eligió? Sus conglomerados y alianzas. ¿Los ha respaldado el pueblo? Nada de eso. Son cúpulas desarraigadas expertas en actuar a espaldas del pueblo.

    - Pero otros comandantes en jefe han mostrado aparentemente otra actitud, al manifestarse partidarios de dialogar con los opositores ¿qué significado tiene ese hecho para usted?

    Las expresiones que respecto al diálogo han manifestado otros comandantes en jefe, me parece que no difieren sustancialmente de la posición del Gobierno sobre el tema y de los conceptos que le he señalado anteriormente. Eso sí, que ciertos sectores han tergiversado lo dicho por los comandantes en jefe y han pretendido presentar posiciones enfrentadas entre el Ejecutivo y el Legislativo o entre los miembros de la Junta de Gobierno, en un propósito tan persistente, como estéril.

    ...¿Y elecciones abiertas?

    - Usted dice que las posiciones de los políticos son irreductibles, sin embargo la estrategia para 1987 ya no pide que se elabore una nueva Constitución ni adelantar plazos, sino que pretende iniciar una campaña para que en 1989 haya elecciones abiertas ¿rechaza esa alternativa que también plantean sectores que no están en la oposición?

    Cualquier grupo, y por lo tanto la oposición, puede lucubrar acerca de variadas proposiciones y elaborar múltiples alternativas, pero ellas no pasan de ser meras alternativas con las mismas posibilidades de análisis y estudio que podría tener una proposición para que fuera el Congreso quien eligiera Presidente. Esas alternativas no tienen ninguna vigencia actual y, para tenerla, requerirían de una reforma constitucional.

    - ¿Y no está dispuesto a hacerla? ¿no le ve aspectos positivos como muchos sectores sostienen?


    Lo que pasa es que esta nueva estrategia obedece a la necesidad de esos sectores opositores de generar algo distinto. El fracaso de sus iniciativas durante este año los ha llevado a crear tópicos para aglutinar a algunos adherentes y para ello utilizan en los que están ausentes los problemas ideológicos y doctrinarios de sus diversos grupos, permitiendo lo que ellas llaman movilizaciones de amplio espectro. Han elegido ahora, como tema de ataque, el rechazo al plebiscito que la Constitución establece al término del actual período presidencial, pero tras eso no hay nada serio, ni profundo ni de mayor proyección.

    La posición de EE.UU.

    - Muchos de los planteamientos de la oposición, Presidente, cuentan con el apoyo de gobiernos extranjeros y no de los países comunistas ¿a qué atribuye, por ejemplo, la posición de Estados Unidos? ¿No admite que lo que pretende es evitar una polarización política?

    Los chilenos, a partir de 1973, hemos definido un cambio institucional que recoge los valores y principios de nuestra nacionalidad y que nos interpreta plenamente. Es cierto que, en muchos casos, no hemos sido comprendidos por muchos países que, aun postulando los mismos valores occidentales, no han interpretado bien nuestra realidad. Y diría que esto es lo que hemos sentido en algunas oportunidades de parte de Estado Unidos, lo que no ha pasado más allá de ser una mera preocupación.

    - Claro que una preocupación bien reiterada y que usted ha rechazado más de una vez ¿estima que es una actitud intervencionista?


    No podría afirmar que hemos sido objeto de una abierta intervención, la que por lo demás jamás aceptaríamos. Lo que sí hemos debido lamentar -y supongo que a eso se refiere- son las actitudes de ciertos personeros de gobierno que, en sus declaraciones, han emitido conceptos errados y visiones confusas de nuestra realidad, posiblemente influidos por los que yo llamo "peregrinos del poder", que no trepidan en calumniar a su propia patria por conseguir un mendrugo de esperanza. Eso es lo que a veces perjudica la percepción de Chile y genera posiciones incomprensibles del propio gobierno norteamericano.

    - Para algunos, la política de Estados Unidos hacia Chile se debe a que quiere evitar que aquí ocurra lo mismo que en Nicaragua...

    Hemos sostenido reiteradamente que quienes desde afuera analizan nuestra situación, no deben caer en simplificaciones o analogías que sólo llevan a conclusiones erradas. La situación de nuestro país no es comparable con la de ningún otro, ni mucho menos con la de Nicaragua, como lo hacen algunos personeros norteamericanos con juicios de analfabetos. Nuestro proceso institucional está en pleno desarrollo y se enmarca en las normas establecidas en la Constitución Política, a las cuales se les ha dado estricto cumplimiento. Por lo tanto exigimos el necesario respeto que como pueblo libre y soberano nos corresponde.

    - Usted dice que no ha habido intervención, pero los gobierno extranjeros han usado otras armas como la presión que hubo para el otorgamiento de los créditos.

    Por causa de los peregrinos del poder, pues, que salen a mendigar al exterior e inventan hechos que afectan la imagen de Chile.

    - ¿Temió que no se otorgara el crédito SAL?


    Me puse en todos los casos. Y si no daban el crédito, le digo que tenía previstas otras medidas que solucionaran el problema por duras que fueran.

    El apoyo y el 89

    - Usted ha dicho que el gobierno tiene el apoyo mayoritario y los políticos dicen que no es así, que lo que ellos plantean representa a la mayor parte del país, ¿no cree que sus posiciones tengan apoyo?


    Mire, muchos políticos son hábiles y saben engañar. Son sirenas que le cantan a la gente y empiezan a ofrecer, ofrecer y ofrecer... y la gente cree. Pero después de los arsenales, después del atentado; y después del desfile del día 9 de septiembre, yo creo que se revirtió la cosa. Se revirtió y cambió y nos ha ayudado el hecho de que la situación económica ha mejorado.

    - ¿Cómo piensa capitalizar ese éxito políticamente?

    Yo nunca declaro las cosas que voy a hacer, porque si las declaro, las pierdo.

    - ¿Hasta qué punto el gobierno está guardando como carta de triunfo para el 89 la recuperación económica?


    En primer lugar, es un error pensar que los logros económicos favorecen a un determinado proyecto político. La cosa es al revés: para alcanzar un desarrollo económico y social efectivo, tiene que existir un esquema político institucional que los favorezca. De otra manera tendríamos que concepciones políticas socialistas o marxistas podrían, en algún momento, producir éxitos económicos y sociales igual que los que genera un régimen de libertad.

    - Pero el gobierno ha puesto el acento en la libertad económica, para después consolidar su proceso político institucional...


    Es indudable que un mayor desarrollo económico favorece la consolidación de un proceso institucional. Pero en esto quiero ser claro: los esfuerzos para lograr una libertad en el campo económico se han hecho para que efectivamente se genere progreso, y no se trata de una carta de triunfo con ánimo electorero, sino una preocupación real en beneficio del país.

    - ¿Cree, en todo caso, que se darán las condiciones para proyectar al régimen más alta del 89 como serían sus expectativas, según lo ha reiterado este año?


    Hay muchos elementos positivos para lograrlo. Está toda la obra institucional, económica y social del gobierno. Hay una tarea renovadora, en los distintos campos, que estoy seguro que ha ido en beneficio directo para cada chileno... el sistema de pensiones, la apertura económica, un sindicalismo que responde a los intereses reales de los trabajadores... Y todo se ha hecho teniendo que vencer serias dificultades como la recesión internacional, y en lo político, la agresión terrorista y la constante crítica obstruccionista de los opositores.

    - Pero ¿qué le dice a usted el hecho de que muchos opositores hayan sido también opositores a la Unidad Popular?


    Es que ¿sabe? Muchos pensaron que después del pronunciamiento militar venía un nuevo reparto de puestos y privilegios... eso creyeron. Un democratacristiano me dijo que cinco años de gobierno bastaban y yo le dije que íbamos a ver.

    - Y no bastaron... lo que también ha significado que sectores de la derecha que apoyaron al gobierno un largo tiempo hoy estén en una posición crítica...


    Lo que pasa es que la derecha creyó que hicimos la revolución por ellos. Pero no fue así. Las Fuerzas Armadas y de Orden hicieron la revolución por el pueblo, por Chile, en un acto de servicio al país.

    - Y sin el apoyo de esos sectores ¿cree que efectivamente se podrá proyectar el régimen otro período?


    Naturalmente que las aspiraciones de estabilidad y prosperidad que tiene la inmensa mayoría del país pueden verse obstaculizadas por la acción irresponsable de ciertos sectores empeñados en revertir el proceso, o en aplicar los mismos esquemas que en el pasado nos llevaron a la destrucción de la democracia y al caos económico al que se llegó en 1973. No se olvide que hay quienes quieren que el Estado intervenga en todo, otros han vuelto a hablar de reforma agraria, algunos son contrarios a la inversión extranjera. Hay demócratas que por unos votos más, se entregan a laos comunistas y hay otros que tienen conceptos confusos y creen que los comunistas y los socialistas son democráticos. Pero... hay que ser optimistas ¡son más los que piensan bien!...