Reservado
Marco Antonio de la Parra
"Acá, comer es un milagro"
Viernes 12 de diciembre 2003

Hace tiempo que Marco Antonio de la Parra no venía a este restaurante y no porque no es su favorito sino que según él, es un lugar al cual hay que venir en ocasiones especiales. La carta lo tomó por sorpresa. Era prácticamente nueva desde la última vez que vino. Esto al psiquiatra y dramaturgo le encantó. Todas las veces que viene se pasea por el menú, se asombra con esa creación que es cada plato y se deleita con el menú ya antes de tomar una decisión. Empieza a indagar con los postres y se toma tiempo.

"Absolutamente impresionantes, un hallazgo" es el comentario que hace al leer las opciones de la carta junto con Nieves Olcoz, su actual pareja, que lo acompaña en esta ocasión. A Marco Antonio no le gusta comer solo. De hecho cuando no tiene compañía para almorzar o cenar, o simplemente se lo salta o ingiere algo rápido. Pero eso no le pasa a menudo ya que a este analista versátil que también se desempeña sobre las tablas, en la prensa y como terapeuta para nombrar sólo algunas cosas, le gusta compartir. En todos los sentidos de la palabra. Siempre que lo puede hacer pide varios platos diferentes y de esa manera va probando más que uno. Buena opción si sus visitas a este lugar son casi cada dos meses por lo cual ésta vez no es la primera que le cambian la carta.

 Astrid & Gastón

El terapeuta sigue analizando el menú mientras se toma un pisco sour a la peruana. Pasó de los postres a las entradas y luego de pedir la "Fusión de camarones ecuatorianos crujientes en coco sobre puré de porotos negros, salsa de maracuyá, hilos de camote crocantes y pequeña ensalada de brotes silvestres", pasa a ver qué cosa va a pedir como plato de fondo. "Con esta carta te diviertes" dice mientras no sabe si pedir "El tourbot de Tongoy en un ragout de zuchini, berenjenas y pimientos al tomate fresco y olivo acompañado de raviolillos de ricotta y espinaca" u optar por algo de carne. El Maitre que se mantiene cerca en caso de cualquier sugerencia o duda, recomienda optar por el pescado. Nieves ya sabe lo que quiere. Sólo pedirá una entrada como plato de fono. "Ostiones como siempre, glaseados con puerro y caviar" como promete la carta. Para tomar: agua. Durante la semana el psiquiatra trata de evita el alcohol.

Marco Antonio de la Parra llegó a visitar al Astrid & Gastón tentado por una publicidad. Es un elegante restaurante, tanto en la ambientación como en los precios, que ha desarrollado una suerte de cocina fusión que parte de la gastronomía peruana incorporando sabores tanto internacionales como locales. El invitado de esta semana le agrada la ambientación clásica con detalles más modernos que tienen este lugar de espacios amplios y con la cocina a la vista. Pero lo que más le gusta es el hecho de que cada mesa tenga platos de diferentes diseños.

Como para el psiquiatra la conversación es muy importante, "al salir a comer no sólo se despierta el apetito", destaca el hecho de que las mesas están a una distancia lo suficientemente agradable como para que no moleste el tema de al lado. La música que acompaña es un agradable murmullo y el olor a comida imperceptible. Llegan los platos de fondos que, como destaca el invitado, no sufren de una cantidad "trendy", otra forma de decir que quedas con hambre.

Si Marco Antonio de la Parra deja de estar con proyectos, actividades, sin escribir una obra o haciendo algún tipo de periodismo es porque está muerto. Actualmente asumió como director de la carrera de Literatura y Dramaturgia en la Uniacc, publicó por un lado el libro "Sobre los hombres (lo que queda de ellos)", y por el otro "El Cristo entrando en Bruselas". Este último le tomó más de veinte años escribir y el resultado publicado se tuvo que reducir de 1.000 a 300 páginas. Aún no sabe cómo lo recibirá el público. Sigue en la radio Duna, está próximo a actuar nuevamente y aunque se alejó de la televisión lo que ahora le toca es al cine. Y esto es nombrar sólo algunas de las cosas que hace este hombre de cincuenta y tantos años que habla de la comida con la misma pasión que de libros o películas.

¿Cocinas?
No mucho. Cuando tengo tiempo. Y siempre hago algo diferente. Es que a mí me gusta inventar y probar. Tomo una receta y a partir de ella creo un plato nuevo. Pero como no lo anoto y en la próxima ocasión ya no me acuerdo, hago otra cosa. Eso es muy de hombres. Las mujeres cocinan más según receta.

Nieves asegura de que esos inventos compulsivos son muy ricos y justifica la poca inventiva femenina a la hora de cocinar con el hecho de que ellas lo tienen que hacer bastante más a menudo. El dramaturgo, escritor, ensayista come en general bastante sano y se da esos momentos de placer culinario a la hora de salir a comer. Le gustan los sabores originales, platos no cargados en condimento y reconoce en la comida una forma de acercarse a las diferentes culturas.

A modo de análisis ¿qué parecido hay entre el chileno y su comida?
- La comida chilena aún se está inventando y desarrollando. Diría que le falta imaginación, sofisticación, mezclarse y ser más cosmopolita. Que se juegue más con la materia prima. Un buen ejemplo de eso es lo que ha pasado con nuestro vino.

Es el momento del postre. Hay que destacar que uno de ellos es parte de los platos dulces que hay que pedir junto con el plato de fondo. Son preparados en el momento y en este restaurante se cuida de que en el tiempo de espera entre un plato y el otro, no se termine atacando el pan. Una creación o reinvención de simples ingredientes y platos tradicionales es lo que llega a la mesa. Con un "qué maravilloso", "ohhs" y "ahhs" reciben Marco Antonio y Nieves el "Sushi de membrillo relleno de crema helada de papaya, helado de prealineé y su quínoa servida como un arroz con leche" y "Los crepes de la casa a la antoine, rellenos de manzana al calvo".

Rara vez el dramaturgo se salta el postre. O lo dulce o el té. "Mmmmm, podría hablarte de tartas y pasteles. Pero eso ya da para otra entrevista", concluye Marco Antonio que más que analizar la comida, la goza.


Ilona Goyeneche

 
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