Domingo,
05 de Octubre de 1997
Oscar Wilde y Bram Stoker:
Sincronías en la vida de dos escritores victorianos
Por Juan Manuel Vial S.
Bram
Stoker, autor de "Drácula", y Oscar Wilde compartieron
más que un amor en común. Fueron las dos caras de
una época que aceptaba lo implícito y castigaba lo
explícito.
El
25 de mayo de 1895 la Reina Victoria otorgaba el título de
caballero a un par de personajes cercanos a Bram Stoker, futuro
autor de "Drácula". El primero fue Henry Irving,
el actor shakesperiano más famoso de su época, a quien
Bram había consagrado su vida y talento como asistente. Muchos
de los rasgos de "Drácula" serían inspirados
por Irving. El segundo fue Thornley Stoker, hermano del escritor
y presidente del Colegio Real de Cirujanos de Irlanda. Ese mismo
día resultaba fatídico para Oscar Wilde: era condenado
en un segundo juicio bajo cargos de obscena indecencia. El juez
lo acusó de haber actuado "como el centro de un círculo
de extensiva corrupción de la peor especie entre hombres
jóvenes". La sentencia, dos años de prisión.
A
la época Wilde era supremo en los teatros de Londres. "Un
Marido Ideal" y "La Importancia de Llamarse Ernesto"
captaban masiva concurrencia. La paradoja estigmatizaba nuevamente
la vida del poeta irlandés. El mismo día en que la
profesión de actor era elevada a la categoría de arte
con el reconocimiento a Irving, el dramaturgo que había creado
la comedia moderna era despojado de su dignidad. Además,
se daba el triste hecho que el financista de Irving, Henry du Pré
Labouchere, fue responsable de la enmienda a las leyes criminales
bajo las cuales Oscar Wilde fue declarado culpable.
Poco
antes de morir, Wilde escribió: "Mi papel mural y yo
estamos en franco duelo con la muerte". Había sido la
víctima expiatoria de la era victoriana.
"El
Retrato de Dorian Gray" era demasiado explícito. Aunque
Wilde lo proveyó de un fin moralizante, The Athenaeum lo
calificó de "insignificante, enfermizo y vicioso".
Otros hablaron de "novela afeminada". Lo cierto es que
en su única novela, el autor no camufló los pecados
de Dorian en lo sobrenatural, como Stoker lo hizo en el codificado
"Drácula".
Florence,
otra pasión común
Florence
Anne Lemon Balcombe ocupó un exclusivo lugar en la historia
de la literatura victoriana: fue la primera pasión de Oscar
Wilde. Posteriormente, se convirtió en la señora de
Bram Stoker. Para Wilde ella fue una "exquisitamente bella
muchacha, con la más perfectamente bella cara que he visto
y ni un céntimo de fortuna".
La
correspondencia entre el joven Wilde y la bella Florence dejó
rastros perennes. Nueve meses antes de casarse con Stoker, ella
recibió una nota desde Bournemouth. En ésta, Wilde
se lamentaba de no encontrarse en Dublín, añadiendo
ambiguamente, "el tiempo está maravilloso y si yo no
tuviera una buena memoria del pasado, yo sería muy feliz".
Más tarde, cuando Wilde recibió noticias del compromiso
de Florence con Stoker, se pudo observar su despecho: reclamó
se le devolviese el regalo navideño, una cruz de oro con
su nombre grabado. Ella, distante, accedió a devolver el
crucifijo. Wilde debía pasar a retirarlo en el 16 de Hartcourt
Street, la casa de Stoker. La réplica de Wilde no se dejó
esperar: "Estaba fuera de todo lugar. Hubiera sido desleal
para ti, para mí, y para el hombre que vas a desposar".
Además, no había "nada excepcional en la chuchería,
excepto el hecho de que está mi nombre en ella, que por supuesto
te hubiera prevenido de usarla alguna vez, y yo no soy lo suficientemente
estúpido para imaginar que a ti te interese algún
recuerdo que provenga de mí. Hubiera sido imposible para
ti quedártela". Al parecer nunca se dio el intercambio
de la chuchería. Eso sí, un crucifijo de oro juega
un rol crítico en "Drácula".
Como
probable bachiller, Wilde tenía poco que ofrecer: había
heredado el gusto por las cosas caras de su padre, y no tenía
otra ambición focalizada que no fuera la poesía. Como
Yeats observaba: "Nosotros los irlandeses somos demasiados
poéticos para ser poetas; nosotros somos una nación
de brillantes fracasados". Stoker, en cambio, era un burócrata
con una carrera. El coronel Balcombe, con cinco hijas solteras,
debió haber apreciado la seguridad de la posición
de Stoker. A futuro, Wilde pasó a ser el "pobre O."
en la correspondencia de Florence, que relató a su hermana
Philippa cómo "la pequeña acuarela de Oscar (otro
regalo) crea gran envidia en los pechos del culto a Wilde".
Drácula,
Dorian y ocultismo
El
siglo XIX británico fue prolífico en el abordaje literario
de temas esotéricos y ocultos. De hecho, lo anterior dio
paso a la llamada literatura gótica. Wilde y Stoker no quedaron
ajenos a ese interés resucitado. En "El Retrato de Dorian
Grey" y "Drácula" encontramos algunos matices
del mesmerismo e hipnotismo en boga. "Tú tienes una
curiosa influencia sobre mí", admite Dorian a Wotton.
Dominado por él, Dorian sonambulea su rumbo desde la inocencia
infantil hasta el dedicado hedonismo. En "Drácula",
Stoker ocupa las caminatas nocturnas de Lucy para exonerarla de
haber efectuado un pacto con el diablo: ella está en trance
cuando es vampirizada.
Siempre
obsesionado por lo gótico y lo oculto, Bram Stoker frecuentó
los círculos londinenses que se dedicaban a la difusión
del conocimiento oscuro.
Bajo
ese ánimo conoció a Constance Wilde, mujer de Oscar,
que fue la fundadora de la Theosophical Society en 1875. De esa
amistad Stoker obtuvo valiosa información que luego aparecería
en "Drácula".
Otro
entrecruzamiento literario entre ambos escritores victorianos se
da con el libro "Melmoth the Wanderer", publicado en 1820,
y escrito por Charles Robert Maturin, tío abuelo de Oscar
Wilde. La obra, fundamental en la futura conformación de
"Drácula", abarcó tópicos como el
satanismo y el masoquismo, enfatizando en el mito del doppelgnger,
o "la cara oculta", que fascinó a Wilde, a Stoker
y a Mark Twain. Después de que Wilde salió de prisión,
viajó bajo el alias de Sebastian Melmoth, apropiándose
del nombre de su mártir favorito: el buscador solitario que
creara su tío abuelo.
Al
igual que Drácula, Dorian Grey hace un pacto fáustico
de inmortalidad, experimentando con dos formas de sexualidad: amor
de hombres y amor de mujeres. En vez de una criatura vampírica
de la noche y las tinieblas, Dorian es un sofisticado que ayuda
a Wilde a satirizar al pretencioso mundo artístico. Por su
parte, Stoker se vale de todos los personajes de "Drácula"
para abordar una época y sus tabúes.
Pese
a su rivalidad amorosa, y pese a no haber encarado con semejante
valentía astucia impugnarán algunos los temas tabúes
del victorianismo, encontramos en "Drácula" el
siguiente retruécano en boca de Jonathan Harker:
"Cuando
me encontré prisionero, una suerte de sentimiento salvaje
(wild) me abrazó". Más adelante, "un deseo
salvaje (wild) me invadió para obtener aquella llave a cualquier
riesgo". ¿Eran estos mensajes codificados a su amigo
exiliado? Quizás.
En
todo caso, existió una similaridad suprema entre Oscar Wilde
y Drácula: ambos
eran hombres que serían enaltecidos en el siglo venidero.
Adelantados a su época.
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