SANTIAGO.- Tras conocerse la denuncia hecha por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) sobre un presunto espionaje a dos de sus altos directivos, Hermann von Mühlenbrock y José Juan Llugany, este último habló con
El Mercurio sobre el caso. Al respecto indicó que "no me cabe duda que está relacionado con mi actividad en la Sofofa y no en la compañía".
Llugany, también director de Empresas Carozzi, reveló que -según el informe técnico- el micrófono y la cámara se habrían instalado sobre su escritorio a fines de febrero o principios de marzo y que ya cuenta con un abogado penalista.
"El hallazgo fue un micrófono y cámara sobre mi escritorio", comentó respecto a lo encontrado en su oficina en las dependencias de Carozzi.
"El descubrimiento se hizo por casualidad en mi oficina en un chequeo de rutina por seguridad. Cuando me comunican el hallazgo, hace como una semana y media atrás, hablo al día siguiente con Hermann von Mühlenbrock, quien decide también analizar la Sofofa, ya que estábamos extrañados por unas citaciones falsas que llegaban desde nuestros Outlook", cuenta el vicepresidente del gremio empresarial.
Después de lo narrado por Llugany es cuando "se le solicita a Profacis -que es la única empresa que conocíamos que hace este servicio-, que haga la búsqueda. Cuando ellos certifican el hallazgo, se hace la constancia notarial, y en forma inmediata nos contactamos con abogados penalistas especialistas en la materia".
Desde ahí hasta presentar la denuncia tras encontrar también artefactos en el despacho de Von Mühlenbrock, el empresario cuenta que "no fue en un lapso superior a una semana y media".
"Desde que me avisan de la existencia de este dispositivo en mi oficina, no me cabe duda que está relacionado con mi actividad en la Sofofa y no en la compañía, ya que si fuera espionaje industrial, lo habrían instalado en la oficina del gerente general, o del gerente comercial, que son los que manejan la información más sensible, pero no en la mía, donde de hecho, no paso ni siquiera el 20% de mi tiempo", indicó.
Frente a alguna situación irregular antes del descubrimiento, Llugany recuerda que se había detectado la salida de citaciones del mail del presidente y del segundo vicepresidente, que no habían sido realizadas por ellos. "También nos llamaba la atención la filtración constante de información manejada en reuniones en la oficina del presidente", dijo.
Según el ejecutivo, él no maneja información como para ser blanco de una situación como la ocurrida: "Eso es lo inentendible de todo este caso. No hay ninguna explicación racional para que se cometiera un delito de este tenor".
Respecto al por qué de recurrir primero a un notario y después a una empresa especialista, y no denunciar inmediatamente el hecho ante la justicia o la policía, el director de Carozzi aclara que el que "todo el proceso completo se haya hecho en una semana, es poquísimo tiempo para todo lo que debió hacerse: investigar, certificar, esperar los informes, que los abogados redactaran la denuncia, que el Comité Ejecutivo la aprobara y que se presentara a la justicia. Apenas se tuvo certeza del hecho, se denunció a la justicia".
A sólo tres días de las elecciones en la Sofofa, Llugany, quien ya cuenta con el abogado penalista Pablo Gómez para llevar su denuncia, es partidario de mantener el proceso y llevarlo a cabo el 31 de mayo tal y como estaba programado.
"Normalmente, el espionaje se usa para sacar información, no para postergar elecciones. Creo que este hecho afecta al empresariado en general, a la Sofofa, a su dirigencia y también a Bernardo Larraín. Nos afecta a todos", indicó.
