Esto ocurre cuando dos países toman acciones para bajar el valor de sus monedas, con el objetivo de ganar competitividad ante el otro. Una moneda más barata típicamente hace que las exportaciones de un país sean más accesibles para extranjeros, pero al mismo tiempo hace que las importaciones sean más caras. Esta acción tiende a proteger a la industria local de la competencia foránea.
Por ahora, no. El gobierno de Trump aún debe responder a China sobre la devaluación de su moneda, potencialmente tomando acciones para bajar el precio del dólar frente al yuan. Este escenario aún podría ocurrir: la opción fue mencionada por la Casa Blanca el mes pasado, de acuerdo a reportes de prensa, y Trump dijo el 26 de julio que podría tomar medidas para devaluar el dólar "en dos segundos, si así quisiera".
A principios de mes, Trump tuiteó que China y Europa estaban en un "gran juego de manipulación monetaria" y que Estados Unidos "debería hacer lo mismo, o continuar siendo los tontos que se sientan atrás y miran con cortesía mientras otros países continúan en sus juegos".
Megan Greene, economista y miembro principal de la Kennedy School of Government de Harvard, advirtió que el gobierno de Trump podría decidir bajar el valor del dólar para responder a China, simplemente porque tiene pocas opciones. Aún así, Greene no cree que la movida sería efectiva, parcialmente porque el yuan no está ampliamente disponible en los mercados de monedas. Sería difícil que Estados Unidos pudiese comprar suficientes yuanes para elevar su precio ante el dólar.
"Pareciera que algún tipo de intervención monetaria está sobre la mesa, pero no una que sea efectiva", añade Greene.
El Departamento del Tesoro de EE.UU. mantiene lo que llama el Fondo de Estabilización Cambiaria. Este podría ser usado para vender dólares y comprar yuanes, logrando así reducir el precio del dólar ante la moneda china. Pero el fondo contiene sólo unos 100.000 millones de dólares, una suma no muy abundante si el objetivo es influenciar los mercados de divisas extranjeros, que se miden en billones de dólares.
Además, tomar esos pasos significaría una violación a acuerdos internacionales que Estados Unidos ha firmado, para no manipular el valor del dólar con el fin de ganar ventajas de intercambio comercial.
Trump también quiere que la Reserva Federal rebaje las tasas de interés de corto plazo de forma repetida y agresiva. Esto haría que el dólar sea menos valioso para los inversionistas.
La Fed aplicó una baja de tasas la semana pasada y los inversionistas esperan posibles nuevas rebajas en los próximos meses. Pero el martes, James Bullard, presidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, que votó por la rebaja de la semana pasada, dijo que el banco central "ha hecho mucho" y argumentó que no debería responder a cada fluctuación de las tensiones comerciales.
Con el paso del tiempo, sería muy significante. Para China, conducir al yuan a menor valor dificultaría que sus compañías paguen las deudas que tienen en dólares, porque cada yuan que ganen se traduciría en menos dólares. En ambos países, monedas más baratas generalmente elevan los precios de las importaciones, lo que podría disparar la inflación. Eso haría también que las importaciones de productos chinos sean más caras para los consumidores estadounidenses.
"Que Estados Unidos intervenga e intente debilitar el dólar, sería un error terrible", afirma Sung Won Sohn, economista de la Universidad Loyola Marymount en Los Angeles.
El ejemplo más notorio ocurrió durante la Gran Depresión de la década de 1930, cuando Estados Unidos y varios países europeos buscaron devaluar sus monedas. Jeffrey Bergstrand, un profesor de finanzas en Notre Dame y ex economista de la Fed, dice que tales movidas, junto a elevar las tarifas, empeoraron la crisis. Luego de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos, las principales economías de Europa, Japón y otros países, firmaron el acuerdo de Bretton Woods. El documento establecía un sistema de tasas de intercambio fijas, con la idea de evitar futuros "combates" financieros.
Por otro lado, Estados Unidos ha intervenido en mercados financieros sólo como parte de esfuerzos internacionales coordinados para levantar la economía global. En septiembre de 2000, Estados Unidos, en conjunto con bancos centrales en Europa y Japón, compró euros para sacar a la nueva moneda de su récord de precios bajos.
Y en 1985, los países del G-7 negociaron el Acuerdo del Plaza. Este fue un acuerdo histórico que lanzó intervenciones monetarias coordinadas para vender dólares, cuyo precio se había elevado a tal punto que estaba perjudicando las exportaciones estadounidenses.