La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, propuso el tope con otros aliados del Grupo de los 7 como una forma de limitar las ganancias de Rusia sin que se interrumpa el flujo del petróleo ruso a la economía global. El objetivo es dañar las finanzas de Moscú y a la vez evitar un incremento fuerte en el precio del petróleo, si el crudo ruso fuese retirado repentinamente del mercado mundial.
Las compañías de seguros y otras empresas necesarias para los envíos de petróleo sólo podrían aceptar tratar con crudo ruso si tiene un precio igual o inferior al tope. La mayoría de las aseguradoras están ubicadas en la UE o el Reino Unido y podría requerirse que se apeguen al tope. Sin seguro, los propietarios de los buques tanque podrián mostrarse reacios a aceptar transportar petróleo ruso y enfrentar obstáculos para entregarlo.
La aplicación universal de la prohibición de seguros, impuesta por la UE y Reino Unido en rondas anteriores de sanciones, podría eliminar tanto crudo ruso del mercado que los precios del petróleo se dispararían, las economías occidentales sufrirían y Moscú obtendría mayores ganancias a partir de cualquier cantidad de petróleo que pueda enviar por barco en desafío al embargo.
Rusia, el segundo mayor productor de petróleo del mundo, ya ha canalizado gran parte de su suministro a India, China y otros países asiáticos a precios reducidos, después de que los clientes occidentales lo rechazaran incluso antes de la prohibición de la UE.
Uno de los propósitos del tope es proporcionar un marco legal "para permitir que continúe el flujo de petróleo ruso y, al mismo tiempo, reducir el incremento súbito de ingresos para Rusia", dijo Claudio Galimberti, un vicepresidente sénior de análisis de Rystad Energy.
"Es esencial para los mercados de crudo mundiales que el petróleo ruso todavía encuentre mercados para venderse, luego de que la prohibición de la UE entre en vigor", agregó. "A falta de eso, los precios mundiales del petróleo se dispararían", subrayó.
Un tope de entre 65 y 70 dólares por barril podría permitirle a Rusia seguir vendiendo petróleo y mantener sus ganancias a los niveles actuales. El crudo ruso se comercia en torno a los 63 dólares por barril, un descuento considerable frente al Brent de referencia internacional.
Un tope más bajo —alrededor de 50 dólares por barril— le dificultaría al Kremlin equilibrar el presupuesto del Estado, pues se cree que Moscú necesita entre 60 y 70 dólares por barril para hacerlo, su llamado "punto de equilibrio fiscal".
Sin embargo, ese tope de 50 dólares aún estaría por encima del costo de producción de Rusia de entre 30 y 40 dólares por barril, lo que le daría a Moscú un incentivo para continuar la venta de petróleo simplemente para evitar tener que tapar pozos cuya producción puede ser difícil de reiniciar.
Rusia ha dicho que no respetará un tope y suspenderá las entregas a los países que lo apliquen. Es más probable que un tope más bajo de unos 50 dólares provoque esa respuesta, o el Kremlin podría suspender los últimos de sus suministros restantes de gas natural a Europa.
China e India podrían no respaldar el tope, y Beijing podría formar sus propias compañías de seguros para reemplazar a las prohibidas por Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea.
Galimberti dice que China e India ya disfrutan de petróleo con descuento y quizá no quieran enemistarse con Moscú.
"China e India reciben el crudo de Rusia con un enorme descuento respecto al Brent. Por lo tanto, no necesariamente necesitan un tope de precios para seguir disfrutando de un descuento", dijo. "Si cumplen con el tope establecido por el G-7, corren el riesgo de enemistarse con Rusia. Como resultado, creemos que no habría un gran cumplimiento en la aplicación del tope en el precio".
Rusia también podría recurrir a tácticas como la transferencia de petróleo de un barco a otro para disfrazar sus orígenes y mezclar su crudo con otros tipos con el fin de eludir la prohibición.
Así que queda por verse qué efecto tendría el tope.
El mayor impacto del embargo de la UE podría no producirse el 5 de diciembre, mientras Europa encuentra nuevos proveedores y las rutas para los barriles rusos son reprogramadas, sino el 5 de febrero, cuando entre en vigor la prohibición adicional del bloque europeo a productos refinados del petróleo, como el diésel.
Europa tendrá que recurrir a suministros alternativos de Estados Unidos, Medio Oriente e India. "Va a haber un déficit, y eso derivará en precios muy altos", dijo Galimberti.
En la Unión Europea aún hay muchos automóviles que funcionan con diésel. Ese combustible también es usado para el transporte en camiones de una amplia gama de bienes a los consumidores y para operar maquinaria agrícola, por lo que esos costos más altos se distribuirán en toda la economía.