La inteligencia artificial (IA) se está consolidando como una herramienta clave para enfrentar los crecientes desafíos en materia de ciberseguridad. Así lo reveló un estudio de Fortinet (empresa de ciberseguridad), que indica que el 87% de los profesionales del sector confía en que esta tecnología podrá compensar la escasez de talento y mejorar la eficiencia operativa de las organizaciones.
De acuerdo con el informe, la industria enfrenta una brecha global superior a los 3,5 millones de especialistas, y cerca del 70% de las empresas asegura que esta falta de personal ha afectado directamente su capacidad para responder ante amenazas avanzadas.
Actualmente, más del 75% de las organizaciones ya utiliza IA en procesos como la detección de amenazas, la respuesta a incidentes y el análisis de comportamiento, tareas que antes requerían una alta carga operativa y humana.
“La inteligencia artificial se está transformando en un pilar estratégico para la ciberseguridad. Su implementación permite automatizar procesos, reducir tiempos de respuesta y minimizar errores humanos”, afirmó Zady Parra, subgerente Operacional y Seguridad de Zenta Group, aceleradora tecnológica especializada en consultoría TI.
El ejecutivo destacó que, con el apoyo de la IA, las empresas pueden reducir hasta en un 80% los tiempos de reacción frente a incidentes, además de optimizar sus recursos técnicos y humanos. Sin embargo, advirtió que esta adopción también exige inversión en formación, infraestructura y gobernanza tecnológica.
Parra enfatizó que la inteligencia artificial no reemplaza el trabajo humano, sino que lo potencia. En un entorno cada vez más complejo y con amenazas en constante evolución, el rol del profesional sigue siendo fundamental, aunque apoyado en herramientas automatizadas que aumentan su capacidad de respuesta.
“No obstante, el 48% de los líderes tecnológicos identifica como principal desafío la falta de personal capacitado para operar estas soluciones”, agregó.
Según el especialista, la diferencia entre protegerse o ser vulnerado dependerá, en buena medida, de qué tan rápido las organizaciones logren integrar la inteligencia artificial en sus estrategias. “Quienes no adopten esta tecnología quedarán en desventaja frente a quienes la usan —incluso— para delinquir”, advierte.