Michelangelo Buonarroti se mantuvo activo hasta los 88 años.
Archivo El Mercurio.
LONDRES.- Gracias a los avances de la ciencia, un estudio permitió determinar que el arquitecto, escultor y pintor renacentista Miguel Ángel padeció de artritis debido al uso excesivo del martillo y del cincel.
La investigación, publicada hoy por "Journal of the Royal Society of Medicine", añade que el diagnóstico no le impidió seguir trabajando hasta seis días antes de su muerte.
El genio florentino —nacido en Caprese en 1475, y fallecido en Roma en 1564— sufrió en la etapa final de su vida osteoartritis crónica, que le dejó los dedos de las manos con protuberancias en las articulaciones distales.
Según la revista británica, tres retratos del cuando tenía entre 60 y 65 años muestran cómo la enfermedad, provocada por el continuo uso del martillo y del cincel, le deformó las articulaciones de las manos.
El doctor Davide Lazzeri, experto en cirugía plástica en la clínica Villa Salaria de Roma, quien ha estudiado las obras de Miguel Ángel durante toda su vida, se dio cuenta de cómo las manos del artista "se iban agarrotando a medida que envejecía".
"El diagnóstico de la osteoartritis ofrece una explicación creíble de la perdida de destreza que sufrió Miguel Ángel cuando era muy mayor y pone de relieve su victoria sobre la enfermedad, ya que siguió trabajando hasta sus últimos días de vida", aseguró el académico.
"De hecho, el intenso y continuo trabajo pudo haber ayudado a Michelangelo a seguir utilizando las manos el mayor tiempo posible", puntualizó Lazzeri.
El autor de la Piedad del Vaticano, el David o la Piedad florentina, aseguró en unas cartas enviadas a su sobrino en 1552 que los dolores que sufría en la mano le generaban "mucho malestar".
"Es de sobra conocido que Michelangelo padeció una enfermedad que afectaba a sus articulaciones. En el pasado fue algo que se atribuyó a la gota, pero nuestros análisis demuestran que hay que descartar esa hipótesis", explicó Lazzeri.
Pese a los continuos dolores, el genio italiano, que trabajó para ocho papas, continuó utilizando el martillo y el cincel hasta seis días antes de su muerte, en 1564, cuando faltaban solo tres semanas para que cumpliera 89 años.