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"Abran las fronteras": Bloqueo deja cerca de 11 mil personas varadas en Grecia

La crisis migratoria que vive Europa no cede. Los niños mueren de frío y las organizaciones humanitarias aseguran que cada vez es más complicado alimentarlos a todos.

03 de Marzo de 2016 | 12:34 | DPA
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EFE
INDOMENI.- Hace buen tiempo en el campamento de Idomeni, en el norte de Grecia, cientos de coloridas tiendas de campaña a lo largo de las vías del tren han creado una atmósfera de camping. Pero los mensajes escritos con spray negro en algunas de ellas revelan la tragedia y desesperación: "abran la frontera" y "ayúdennos".

En el lugar se acumulan refugiados que han quedado varados en la ruta de los Balcanes. Cerca 11.000 personas esperan allí a que se les permita el paso por el "fortificado" paso fronterizo que separa Grecia con Macedonia. Algunos, muchos de Siria e Irak, llevan días esperando.

Están desesperados y la mayoría quiere continuar su viaje hacia el norte de Europa.

En la mañana del miércoles, la pequeña puerta en la valla de alambre se abrió brevemente para permitir la entrada de unas 200 personas. Familias con niños estuvieron entre los más afortunados y también muchos enfermos. En total, a lo largo del día entraron 510. Todos ellos pueden ahora continuar su viaje hacia Austria o Alemania, entre los destinos más buscados.

Cuando la puerta volvió a cerrarse, quienes seguían en el lado griego se abalanzaron hacia adelante para intentar conseguir entrar, sin lograrlo.

En el campamento, muchas personas mueren por culpa de las bajas temperaturas, entre ellas muchos niños. "Nuestros niños no sólo mueren por las bombas, sino también por frío", se puede leer en una sepultura simbólica infantil levantada por los habitantes del campo.

El joven Samer, de Alepo, en el norte de Siria, lleva esperando ocho días delante de las fronteras bloqueadas. Lleva muletas y quiere viajar a Alemania para que le traten la herida que sufrió en la pierna. Es imposible volver a casa, cuenta.

Las autoridades comenzaron a construir el miércoles otro campo de refugiados provisional para alojar a la gente. Las organizaciones humanitarias aseguran que cada vez es más complicado alimentarlos a todos.

Y la presión en la frontera entre Grecia y Macedonia no cede. Casi 600 kilómetros más al sur, en la ciudad portuaria del Pireo, en tierra firme griega, siguen llegando los inmigrantes: más de 1.000 desde las islas del Egeo oriental arribaron el miércoles, tantos como en los últimos días. Otros 580 lo hicieron esta mañana y se espera a otros 515 para esta tarde, según la radio estatal.

Una de las islas especialmente afectadas por el flujo de refugiados desde Turquía es Samos. Del puerto de Vathy parten barcos de rescate italianos y suecos, de la guardia costera griega y recientemente dos patrullas de la Policía alemana. No dejan de sacar a refugiados del mar, sobre todo por la noche, y de llevarlos a la isla.

Allí son registrados y alojados provisionalmente en un campamento a las afueras de la ciudad. Unos 1.000 se encuentran actualmente en la isla. Muchos esperan seguir su viaje a tierra firme griega para de ahí continuar su difícil ruta por Europa. Pero la situación es tensa en tierra firme griega y muchos refugiados que llegan a Samos quieren quedarse allí por el momento.

Incluso los que logran entrar en Europa tienen por delante un futuro incierto. Desde hace días está siendo desalojada la llamada "jungla de Calais" en esta localidad francesa, donde desde hace años se acumulan los migrantes con la esperanza de cruzar el canal de La Mancha a Reino Unido. Pero las autoridades francesas están desmantelando casi la mitad del campamento, alegando que las condiciones de vida son allí insostenibles.

Del bolso en el pecho de Mohammad asoma la cabeza de un cepillo de dientes. El sudanés de 25 años dormía cuando la policía llegó por la mañana y lo despertó, cuenta. Ahora, su refugio ha sido destruido por los trabajadores vestidos de naranja que, protegidos por funcionarios armados de la guardia de asalto, desmantelan las tiendas de campaña y otros alojamientos en la parte sur del campamento. Metro a metro trabajan con palancas y excavadoras hasta que no queda más que la tierra desnuda.

El Gobierno francés ha ofrecido a los afectados un lugar en un asentamiento vecino de contenedores vivienda o a uno de los centros creados en Francia con ese fin. Pero muchos migrantes no quieren abandonar la esperanza de llegar a Reino Unido. Y simplemente desaparecen en el caos del campamento y se buscan un nuevo lugar.

"Sólo se está desplazando el problema", critica Vincent De Coninck, de la organización humanitaria Secours Catholique. A la pregunta de qué hará ahora, Mohammad responde: "Espero que Dios me ayude".
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