Michael Flynn renunció tras estar sólo 24 días en el puesto.
EFE
WASHINGTON.- La Casa Blanca atribuyó hoy la renuncia de Michael Flynn como asesor de seguridad nacional a que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, perdió la confianza en él tras enterarse de que mintió sobre sus contactos con Rusia, en medio de numerosas peticiones en el Congreso para investigar lo ocurrido.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, negó que la salida de Flynn, que ha provocado la primera gran crisis del Gobierno de Trump, se deba a una cuestión "legal" por sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, sobre cuyo contenido mintió al vicepresidente Mike Pence y a otros altos cargos.
De acuerdo con Spicer, Trump fue informado semanas atrás de que Flynn no había dicho la verdad sobre sus contactos con Kislyak y, después de evaluar el asunto, el nivel de confianza en su asesor "se erosionó" hasta el punto de que sintió que "tenía que hacer un cambio".
Hasta ahora no estaba claro si Trump estaba al tanto de que, a finales de enero, el Departamento de Justicia advirtió a la Casa Blanca que Flynn podía estar en una posición comprometida por sus contradicciones sobre sus contactos con Kislyak, e incluso ser vulnerable a posibles chantajes del Kremlin.
Pero hoy Spicer contó que Trump sí fue informado al respecto el pasado 26 de enero y, aunque concluyó junto con su equipo legal que no hubo violación de la ley por parte de Flynn, decidió pedirle la renuncia por una "cuestión de confianza".
El relato del portavoz contrastó con el de una de las consejeras más cercanas a Trump, Kellyanne Conway, quien ayer dijo que Flynn contaba con la "plena confianza" del Presidente y hoy comentó que el ex asesor presentó la renuncia por voluntad propia.
Flynn, un general que asesoró a Trump en política exterior durante su campaña, mantuvo contactos con Kislyak durante el periodo de transición entre el Gobierno del ex Presidente Barack Obama y el actual, e incluso antes de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre.
Algunas de esas llamadas telefónicas fueron interceptadas y, según las transcripciones, Flynn y el embajador ruso hablaron de las sanciones contra el Kremlin que Obama impuso antes de dejar la Casa Blanca como represalia por la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses.
Flynn aseguró a Pence y a otros altos cargos del Gobierno que con Kislyak no había hablado de las sanciones contra Rusia.
El tipo de conversaciones que mantuvo Flynn con el embajador ruso podrían haber violado los protocolos diplomáticos y también la Ley Logan, que prohíbe implicarse en política exterior a los ciudadanos que no formen parte del Gobierno.