SIDNEY.- La ministra australiana de Exteriores, Julie Bishop, expresó hoy la necesidad de que Rusia apoye la salida del presidente sirio, Bachar al Asad, para poner fin al conflicto en Siria, tras la muerte de civiles por armas químicas.
"Ningún líder puede permanecer en el poder mientras se realiza un ataque brutal de ese tipo contra su propio pueblo", dijo Bishop en una entrevista con la cadena Sky News de la televisión australiana.
La ministra reconoció que "Rusia tiene intereses estratégicos en Siria", pero insistió en la necesidad de trabajar con Moscú para "contrarrestar el terrorismo y resolver el sangriento conflicto entre el régimen de Al Asad y las fuerzas opositoras que ya dura más de seis años".
En la misma línea que Estados Unidos, que aboga por la salida de Al Asad, el Gobierno australiano considera que el presidente sirio no puede ser parte de una solución política al conflicto de ese país tras el ataque el martes con armas químicas en la provincia de Idleb, en el que murieron más de 80 personas.
Washington responsabilizó de ese ataque al régimen de Al Asad y respondió con un bombardeo el jueves a una base aérea siria, lo que motivó que Rusia e Irán, aliados del régimen sirio, advirtieran de que están preparados para responder a cualquier agresión.
"Necesitamos trabajar con Rusia, Irán y otros que apoyen al régimen de Al Asad para sacarlo del liderazgo", remarcó Bishop, quien consideró que la visita esta semana a Rusia del secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, será importante para abordar el conflicto en Siria.
"La pregunta es cómo se aparta al presidente Al Asad y cómo será el día siguiente. Quién estará a cargo de los militares sirios y quién tomará las riendas del país", declaró Bishop, al asegurar que el Ejecutivo de Camberra es consistente en su postura frente al régimen sirio tras el uso de armas químicas desde 2013.
"No es un cambio del Gobierno, ha habido otro ataque con armas químicas (...) todos los gobiernos del mundo deberían estar conmocionados", apostilló la ministra australiana, cuyo país apoyó el bombardeo estadounidense contra el aeródromo sirio del jueves.