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La adicción de Asia por el carbón en la mira de la COP26: "Se acaba el tiempo" para frenarla

El panorama es difícil en la región, donde cinco países son responsables del 80% de las nuevas centrales a carbón planeadas en el mundo.

18 de Octubre de 2021 | 17:32 | AFP/Editado por Ramón Jara A., Emol
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Reuters
Las chimeneas escupen una humareda nociva hacia el cielo desde una planta energética alimentada por carbón en la costa de Indonesia. La postal ilustra la adicción de Asia por este combustible fósil que amenaza el cumplimiento de los objetivos climáticos.

La región Asia-Pacífico consume tres cuartas partes del carbón en el mundo. Al mismo tiempo, es de las regiones más castigadas por el impacto ambiental y sanitario del calentamiento global, con la densa contaminación en India hasta los extremos incendios de Australia.

La esperanza de un futuro más limpio aumentó con el compromiso de China, mayor consumidor mundial de carbón, y otros países que quieren alcanzar la neutralidad de carbono, pero gran parte de la región avanza muy lentamente a las fuentes renovables de energía.

"Estamos avanzando mucho más lentamente que el impacto del cambio climático. Se nos acaba el tiempo", advirtió Tata Mustasya, activista de Greenpeace en Indonesia.

El cambio es difícil en uno los últimos bastiones del combustible fósil más contaminante: cinco países asiáticos -China, India, Japón, Indonesia, Vietnam- son responsables del 80% de las nuevas centrales a carbón planeadas en el mundo, según un informe de Carbon Tracker.

Los compromisos asumidos son muy débiles, según analistas, con promesas que frenan la construcción de plantas y dificultan el financiamiento internacional de los países cooperantes, que a menudo no alcanza para los proyectos ya planeados.

"Estamos avanzando mucho más lentamente que el impacto del cambio climático. Se nos acaba el tiempo"

Tata Mustasya
Los críticos dicen que los países ricos no aportan suficiente financiamiento o conocimiento técnico para ayudar a los países pobres en la transición.

El desafío es ilustrado por la enorme planta de carbón de Suralaya en la isla de Java, Indonesia, una de las mayores del sudeste asiático, capaz de alimentar a 14 millones de hogares por año.

Indonesia se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono para 2060 y dejar de construir plantas de carbón para 2023, pero actualmente invierte 3.500 millones de dólares en una expansión de la planta de Suralaya para aumentar su capacidad.

Problemas respiratorios

La quema de carbón es responsable de gran parte de las emisiones de dióxido de carbono y es un obstáculo para reducir el calentamiento global a menos de 2ºC, como fue pactado en los Acuerdos de París de 2015.

Pero además de su aporte al calentamiento global, también afecta a las comunidades locales.

En un poblado de casas de techos rojos a la sombra de la planta de Suralaya, el polvo del carbón se acumula en los tejados y los vecinos se quejan de mala salud.

"Los problemas reportados en la zona incluyen tos y dificultades respiratorias", dijo Misnan Arullah, de la ONG Suralaya Care Forum, que defiende a los afectados por la contaminación. "La gente se queja de irritación de ojos cuando trabaja en el campo", agregó.

El poblador Edi Suriana dijo que su cuñada que tenía un puesto en la playa cerca de donde se desechan las cenizas de la planta, murió en 2010 por problemas pulmonares. "Ella estaba expuesta al polvo del carbón cuando trabajaba en su puesto (...) El negocio estaba a 20 o 50 metros de donde tiraban las cenizas", dijo a AFP.

Los médicos no pudieron dar una conclusión firme sobre las causas de su muerte, pero Suriana dijo que la familia cree que se debió a la contaminación.

Aguas tóxicas

El pescador local Suwiro culpó a la planta por la dramática caída en el tamaño y calidad de su pesca a lo largo de los años. "Yo antes podía pescar 100 kilos de pescado cada vez que salía al mar", comentó el hombre de 60 años, quien utiliza solo un nombre como muchos indonesios.

"Pero desde que el mar se contaminó tanto, con suerte sacamos de cinco a 10 kilos", agregó.

La expansión de la planta de Suralaya ha recibido financiamiento público de Corea del Sur por 1.900 millones de dólares y es respaldado por el gigante eléctrico estatal Kepco, según la ONG Solutions for Our Climate (SFOC).

Se realiza pese al compromiso de Seúl, adoptado este año, de no financiar más plantas a carbón en el exterior.

Un representante de Kepco dijo a AFP que el proyecto, que deberá concluir en 2024 y podrá operar por décadas, no fue afectado por el anuncio porque comenzó antes.

El caso revela cómo los gobiernos se "comprometieron a parar de hacer más profundo el agujero, pero no tienen un plan para salir de él", lamentó Sejong Youn, de SFOC.

Más soluciones

El mayor contaminador mundial, China, prometió alcanzar la neutralidad de carbono en 2060 y en septiembre dijo que dejaría de financiar plantas de carbón en el exterior.

Pero ha dado pocos detalles ni ha dicho si afectaría proyectos que ya están en cartera.

Casi 60% de la economía china depende de los combustibles fósiles y, en una señal de las dificultades por delante, las autoridades ordenaron este mes expandir la producción minera para enfrentar su escasez energética.

Japón, otro gran financiador internacional de carbón, se comprometió a endurecer las reglas de inversiones en plantas energéticas en el exterior, pero no detendrá el financiamiento gubernamental.

Una queja de los países en desarrollo es la insuficiente ayuda para contener la polución por carbono, mientras los países ricos han incumplido la promesa de aportar 100.000 millones de dólares anuales.

Ante la próxima cumbre climática COP26, una demanda crucial de India, segundo mayor consumidor mundial de carbón, es más ayuda internacional para financiar energías renovables y mitigar los impactos climáticos.

Nueva Delhi hasta ahora ha resistido la presión por fijar una fecha para alcanzar la neutralidad del carbono, y más bien realiza nuevas inversiones en la minería de carbón.

Para avanzar, el mundo desarrollado debe hacer un abordaje constructivo en sus relaciones con los países pobres, dijo Carlos Fernández Álvarez, analista de la Agencia Internacional de Energía. "No es solo decir 'apaguen sus plantas de carbón'. Necesitamos ofrecer soluciones, se trata de políticas, financiamiento, tecnología, todo", dijo a AFP.

Pese a los desafíos, hay señales positivas de muchas instituciones financieras asiáticas que han dejado de invertir en carbón en tiempos recientes.

China está aumentando la construcción de plantas eólicas y solares mientras India tiene planes ambiciosos de energía renovable y construyó el mayor parque solar del mundo en el desierto en Rajastán.

Pero los activistas dicen que urge hacer mucho más. "Los desastres climáticos ocurren por todas partes en Asia", aseguró Mustasya, de Greenpeace.

El cambio climático "ocurre muy rápidamente, pero los compromisos son muy lentos", reclamó.
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