SANTIAGO.- Entre los factores que más se repiten a la hora de detectar por qué un niño falta reiteradamente a clases, figura que en el 45% de los casos se debe a que los padres o familiares directos tienen antecedentes de deserción escolar. Una causa común que, junto a otras variables de riesgo, han propiciado que alrededor de 36 mil niños se encuentren fuera del sistema actualmente, sólo en la Región Metropolitana.
Las cifras son parte de las conclusiones del primer año del programa "Aquí Presente" de la Seremi de Educación -con el respaldo de la Intendencia y el Consejo Regional Metropolitano- el cual se ejecutará nuevamente durante este 2016 en 53 escuelas públicas de 49 comunas del Gran Santiago. ¿El objetivo? Apoyar a las familias y estudiantes con problemas de inasistencia, uno de los primeros pasos antes de la deserción escolar.
"Aquí Presente trabaja la prevención de la deserción, como también el mejoramiento de la convivencia al interior de las escuelas municipales. El año pasado, se logró mejorar la asistencia del 66% de los siete mil niños atendidos por el programa", aseguró el seremi de Educación, Felipe Melo, a Emol.
Según cifras del Ministerio de Educación, dadas a conocer en 2015, el 40% de los alumnos de los establecimientos municipales tiene inasistencia crónica.
Dentro de las otras causas detectadas y que promueven que un niño no asista a clases, se encuentran las bajas habilidades parentales (46%), ir atrasados en el nivel de escolaridad acorde a su edad (42%), que los niños mantengan una interacción conflictiva con sus compañeros (25%), el consumo de alcohol y drogas en la familia (20%), el trabajo infantil (7%) y, por último, la maternidad o paternidad adolescente (4%).
"La inmensa mayoría presenta más de un factor causal. En general, estamos hablando de problemas complejos de tipo individual, familiar y del entorno del colegio, no es que tengamos sólo un problema y que la atención especializada de ese problema genere la solución perfecta", sostuvo el seremi.
Llamadas telefónicas y visitas al hogar
El programa -que contempla una inversión de $2171 millones para el período 2015-2016- cuenta con la intervención de 104 profesionales como profesores, sicólogos y trabajadores sociales, quienes al llegar a las escuelas revisan la asistencia de cada estudiante para luego detectar a los niños con alto ausentismo, es decir, quienes poseen más de un 15% de inasistencia. Posteriormente, se definen tres tramos: inasistencias menores, intermedias y críticas.
"En el segundo nivel es donde empiezan a intervenir nuestros profesionales pero de manera menos intensa, por ejemplo, llamando a la casa para consultar los motivos y eventualmente citar al apoderado y establecer un plan de mutuos acuerdos. En la fase tres ya es un problema mayor porque estamos hablando de períodos sostenidos de inasistencias donde los alumnos faltan más del 30% de los días de clases", detalló Melo.
En esa etapa, los especialistas realizan visitas domiciliarias, se describen los factores de riesgo y se evalúa la necesidad de derivar algunos casos a otros organismos, como la Oficina de Protección de los Derechos (OPD).
"Éste no es un programa de prevención de la delincuencia, sino que ayuda a los jóvenes a ejercer su derecho a la educación y acompaña a las familias para que puedan ejercerlo", aclara la autoridad.
¿Afecta los aprendizajes?
Con todo, el seremi de Educación de la RM advierte que perder uno, dos o una semana de clases impacta directamente en el aprendizaje de los niños, sobre todo cuando son más pequeños y comienzan, por ejemplo, a aprender a leer y/o escribir, etapa calificada por los expertos en educación como "progresiva".
"Varios estudios muestran los efectos, incluso, aunque sean inasistencias esporádicas pero que interrumpen los periodos de aprendizajes que cumplen un continuo, ya que hay contenidos que están cronológicamente diseñados por lo que resulta difícil saltar de uno a otro", señaló.
