SANTIAGO.- La primera quincena de febrero, el ex ministro Francisco Vidal estuvo en Maitencillo, donde veranea hace más de 25 años. Aunque de vacaciones, la desconexión no va con él.
El mal momento del PPD y las encuestas que siguen situando al ex Presidente Ricardo Lagos por debajo del senador Alejandro Guillier fueron algunos aspectos de la agenda que siguió de cerca en el balneario de la Quinta Región, señala "El Mercurio".
Pero una noticia en particular llamó la atención de Vidal, un reconocido bacheletista. Se trata del viaje que inició este miércoles el fiscal nacional, Jorge Abbott, a Brasil, en el marco de un encuentro de procuradores de 11 países latinoamericanos que buscan activar mecanismos de coordinación internacional en torno a delitos de corrupción relacionados con el caso Petrobras —investigación que la justicia brasileña bautizó como Lava Jato— y que en Chile tiene una arista: la empresa OAS.
Abbott se trasladó a Brasilia junto a la fiscal Ximena Chong, quien, tras reunirse a inicios de mes con la vicepresidenta de RN, Paulina Núñez, recibió por parte de la oposición la solicitud de ampliar la investigación sobre los vínculos de Marco Enríquez-Ominami con OAS hacia la campaña de la Presidenta Michelle Bachelet. En esos días, la revista brasileña Veja aludió a un eventual financiamiento irregular a su candidatura por parte de la empresa, lo que la Jefa de Estado negó públicamente y de manera tajante.
—¿Qué le parece que Abbott haya viajado junto a la fiscal Chong a Brasil?
—Lo que espera la sociedad chilena es la búsqueda de la verdad completa. Sin embargo, bastaba con que fuera la fiscal Chong. La presencia de Abbott en Brasil da una connotación desproporcionada al caso OAS y puede utilizarse políticamente contra la Presidenta. La eventual denuncia respecto de la precampaña de Bachelet es derivada de un sistema de delación compensada de un par de ejecutivos en Brasil. Hay que recordar, además, que la fiscal Chong está en el mismo tema investigando a Marco Enríquez-Ominami.
—¿Cuál es la señal que da Abbott?
—Es una señal de preocupación, porque las denuncias, desmentidas reiteradas veces por el Gobierno, dicen relación con más ni menos que la Presidenta de la República. Ese es el vaso medio lleno, pero tiene el otro vaso medio vacío, que es el aprovechamiento de la derecha del rol desproporcionado que ejerce Abbott.
—Las autoridades de gobierno y judiciales han enfatizado en que investigarán a todos los ciudadanos por igual.
—Es fundamental la transparencia total de todos los temas, no hay duda.
—¿Por qué entonces la visita del fiscal Abbott resulta desproporcionada?
—Genera un cuadro en que si el fiscal nacional, que es la máxima autoridad del Ministerio Público, se involucra en exceso en el tema puede ser aprovechado por la oposición, que en esto no le da tregua a Bachelet.
—La fiscal Chong señaló que "vamos a hacer las diligencias que puedan implicar la vinculación de cualquier persona". ¿Cómo evalúa sus dichos?
—Es que eso es lo que corresponde. A esa famosa frase no le damos contenido, salvo que en Chile nadie está sobre la ley: ni la Presidenta ni el más modesto de los chilenos.
Giro a la izquierda del PPD
La casa de Vidal tiene al menos dos paredes con estantes de libros, del suelo al techo. Según sus cuentas, reúne 5.500 textos. La mayoría de ellos son de historia o política y algunos se relacionan con el PPD, partido en el que milita desde su formación, en los 80. Varias décadas después se remite a la historia para abordar el complejo momento que vive la colectividad.
"En 2012, el PPD tomó una opción: un partido de izquierda y libertario, dos grandes definiciones que nos han generado los mayores problemas", dice.
—¿Lo que algunos llaman el "giro a la izquierda"?
—Es efectivo que es un vuelco a la izquierda. Se ajustó la diversidad, porque la ciudadanía pide coherencia. Un ejemplo: hace dos años en el PPD militaban el que construía HidroAysén y el que quería echarlo abajo. Eso la ciudadanía no lo entiende, por eso tomamos decisiones.
—¿Esa decisión es la causante de que militantes como José Joaquín Brunner no se quieran refichar o que varios hayan renunciado, como Marco Colodro?
—Efectivamente, esto ha generado que gente como Brunner, que a diferencia de nosotros cree en un rol más importante del mercado que del Estado, sienta que los planteamientos del partido no lo interpretan. También afecta que somos un partido desordenado y sin disciplina interna.
—¿Cómo evalúa la fuga de militantes históricos del partido?
—El PPD no puede ser el chasís de cualquier cosa y no puede dar lo mismo si tú piensas A o Z. Ese giro del PPD entroncó la perfección con la construcción de la Nueva Mayoría. Ahora, el partido es una asociación voluntaria con una mirada común. Si hay gente que no comparte esa mirada, lo lógico es dar un paso al lado o quedarse a dar la pelea y que el partido democráticamente gire en tu dirección. Así funciona, no puedes perder una elección e irte para la casa.
—El PPD, hasta el momento, está lejos de refichar a los militantes que necesita presentar el 14 de abril según la ley de fortalecimiento de la democracia. ¿Qué responsabilidad tiene en todo esto la dirigencia del partido?
—Hay una paradoja. De los casi 9 mil fichados y refichados, dos tercios son nuevos. Se nos fueron algunos públicamente, pero nos llegan muchos más. Los partidos existen para entroncar con parte de la sociedad, no toda.
—Esta crisis en el PPD, ¿afecta la candidatura del ex Presidente Ricardo Lagos?
—Claro. Estar con militantes PPD renunciando públicamente o diciendo que no se van a refichar afecta la candidatura del ex Presidente Lagos. Además, hay una cuestión objetiva: si no logramos refichar, Lagos no puede ser candidato.
Cambio de foco en campaña de Lagos
—¿Qué estrategia debiese desplegar Lagos para revertir las encuestas?
—Para ganar la primaria se requiere de un partido que lo acompañe, que es el PPD. Ojalá se uniera el PS, pero no quiero pelar a mis primos. El comando de Lagos tiene que tener conciencia de que primero tenemos que pasar la primaria del 2 de julio. Los que se levantan a votar ese día son los militantes y simpatizantes de la cultura partidaria. Lagos tiene que hablarle a ese mundo y después al conjunto de la sociedad chilena. Tenemos que apuntar al 31% que se declara partidario del Gobierno. Y ese objetivo electoral obliga a respaldar al Gobierno y no a criticarlo.
—¿Ese 31% se fue con Guillier?
—Claro, porque en las encuestas, más de la mitad de los que se autodeclaran de izquierda están con Guillier.
—¿Por qué dice que Lagos no le habla a ese segmento?
—Hace un discurso sólido, como es Lagos, pero es un discurso más bien para el país, que no convoca tanto a la Nueva Mayoría que vota el 2 de julio.
—¿A Lagos le falta respaldar más a la Presidenta y al Gobierno?
—Los que son bacheletistas a ultranza perciben que Lagos no se cuadra con el Gobierno, y los bacheletistas a ultranza son fundamentales en la primaria.
La indefinición socialista
—¿Qué tan extraño resulta para usted ver que el PS no respalda a Lagos?
—Es algo completamente nuevo. El 89 los socialistas apoyaron a Lagos como candidato a senador. Estuvimos juntos en la primaria de Frei en el 93, en el 99 con Lagos, en el 2005 con Bachelet. Entonces hay que preguntarse por qué ahora no. En mi respuesta eso tiene que ver con una injusticia muy grande de ese mundo hacia Lagos.
—¿En qué sentido?
—En que se lo configura como el símbolo de la Concertación. En la Concertación cometimos muchos errores, pero tuvimos muchas virtudes. A Lagos lo asocian al CAE y al Transantiago. Pero esa gente se olvida del AUGE, de la disminución de la pobreza, del crecimiento económico, ley de divorcio, Reforma Procesal Penal. Lo otro, que es inmanejable por Lagos, son los "abrazos del oso". Lagos ha tenido muchos abrazos que no son de la izquierda.
—¿Quiénes?
—Para el mundo socialista y PPD, cuando a Lagos lo abraza Andrés Zaldívar, Edmundo Pérez Yoma o Jorge Burgos, okey, hasta ahí llegamos porque son parte de la familia. Pero ya cuando lo abraza Hernán Somerville es complicado.
—¿Cuán viable resulta que Lagos se baje de la carrera presidencial?
—No, en absoluto. No. Hay gente que dice que con el respaldo que tenemos hoy Lagos no llega, pero eso es no conocer a Lagos.
—En la DC han señalado que el senador Guillier es el germen del populismo, ¿lo comparte?
—No, para nada. El próximo gobierno será más difícil que este, porque estamos en un marco de restricción económica y hay un cuadro internacional con Trump desquiciado. En este panorama, Guillier es un estupendo candidato, pero Lagos sería un mejor Presidente, porque se va a requerir disciplina, talento político y experiencia. Lagos es capaz de mantener una fuerza política que respalde su gobierno, desde Jorge Burgos a Camila Vallejo.