En un escenario donde la opción Rechazo aventaja al Apruebo en las encuestas, y distintas personalidades, como el expresidente Ricardo Lagos, han criticado la Carta de la Convención, la discusión constituyente ya no solo se centra en el análisis de la propuesta de los convencionales, sino también en cómo conseguir una Constitución que genere amplios consensos en la ciudadanía.
Lo dijo el expresidente Lagos en su carta la semana pasada: "El proceso constituyente en el que hoy estamos embarcados no terminará el 5 de septiembre, al día siguiente de que sepamos el resultado del plebiscito de salida, porque las dos alternativas en juego están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana".
Y lo advertía también en marzo la
Comisión de Venecia al entregar su informe final sobre el análisis realizado del proceso chileno: "La adopción de una nueva y adecuada Constitución debe basarse en el más amplio consenso posible dentro de la sociedad", decía en el documento. Allí también se leía: "La Comisión reconoce que casi todas las personas con las que ha consultado, en un amplio espectro político chileno, reconocen que debe haber algún tipo de cambio constitucional serio en Chile, basado en el más amplio consenso posible entre el pueblo chileno. (...) si se ofrece la posibilidad de una tercera opción, debería ser a través de los compromisos políticos de los actores políticos relevantes para llevar a cabo una verdadera reforma después del plebiscito".
Y la idea de llegar a un acuerdo político suma cada vez más adherentes. Por ejemplo, el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Soto (PPD), llamó a un "Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución 2.0".
Ahora, Gonzalo Blumel, quien era ministro del Interior cuando se firmó el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, se suma a la propuesta: "No hay que esperar hasta el 5 de septiembre para ponerse a trabajar en acuerdos que permitan resolver el dilema constitucional".
Coincide María Cristina Escudero, académica de la U. de Chile y quien fue parte en representación de la DC del comité de expertos que sentó las bases para la reforma constitucional que viabilizó la Convención. El motivo, dice, es que después del plebiscito "hay ganadores y perdedores, y la tentación de usar la fuerza electoral sin saber mucho qué significa es muy grande". Sin embargo, cree que ese acuerdo es "difícil de suscitar en un momento en el que todos están jugando sus cartas".
Propuesta sobre la mesa
Como una forma de viabilizar una tercera vía, el Senado discute el proyecto de ley para rebajar el quorum de reforma constitucional de la actual Carta Fundamental a cuatro séptimos.
Para Ernesto Silva, quien también fue parte de la comisión de expertos representando a la UDI, la opción es rechazar la propuesta y generar las condiciones, durante estas semanas, para "rescatar el hecho de que se necesita una nueva Constitución"y la “manera más concreta de hacerlo” es que avance dicha reforma.
De ganar el Rechazo, Silva considera que el Presidente Boric debiese solicitar "a un grupo de expertos, que ojalá sea aprobado por el Congreso, para proponer ajustes que puedan ser validados posteriormente por la ciudadanía".
Chile Vamos, con el lema "Rechazar para reformar", ya entregó un adelanto de las materias que creen se deben modificar de la actual Carta, con diez puntos entre los que consideran establecer un Estado social y democrático de derechos y reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas.
Pero en la derecha no hay una única visión sobre cómo debe seguir el proceso constitucional. Y es que el 25 de octubre de 2020, en el plebiscito de entrada, no solo ganó la opción de realizar una nueva Constitución con el 78,3% de las preferencias, sino que además el 78,9% de los votantes optó por una Convención Constitucional por sobre una Mixta, donde tuviesen participación parlamentarios. Por ello, hay quienes consideran que debe ser la ciudadanía quien decida el mecanismo. Uno de ellos es Blumel: "Lo más razonable es devolverle esa decisión a la misma ciudadanía", señala.
¿Aprobar para mejorar?
Pese a la propuesta que ya está sobre la mesa de Chile Vamos, Claudia Heiss, académica de la facultad de Gobierno de la U. de Chile y quien también integró el comité de expertos en representación de RD, afirma que es difícil que se llegue a un acuerdo para reformar la actual Constitución si es que gana el Rechazo porque "el corazón de la diferencia política" es que "hay gente que quiere cobertura universal de derechos sociales y hay gente que no la quiere".
Por su parte, el exministro de Michelle Bachelet e investigador asociado del Centro de Políticas Públicas UC, José Antonio Viera-Gallo, cree que de ganar el Rechazo, para llegar a un acuerdo, "solamente tendría que haber voluntad política", aunque plantea que no se sabe sobre qué materias serían las reformas, "quienes llegarían a ese acuerdo y cuál sería el mecanismo".
En contraste, dice, "en el caso del Apruebo, hay una necesidad jurídica para poder implementar la Constitución" porque se requeriría aprobar proyectos de ley, por tanto, la coalición de gobierno debería negociar con la oposición al no tener mayoría en el Congreso. "
En esa tratativa es muy probable que le planteen cambios en algunos aspectos. Entonces (el Gobierno) está forzado a llegar a acuerdo si quiere implementar la Constitución y si no, va a ser meramente declarativa, romántica, pero no práctica", señala.
Pero mientras hay quienes buscan un "Apruebo para mejorar", como señaló la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, otros como la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro (DC), están por aprobar "a secas" y esta semana el senador Juan Ignacio Latorre (RD) consiguió, haciendo uso de facultades reglamentarias, dilatar la votación en la sala del Senado del proyecto que rebaja el quorum de reformas constitucionales a cuatro séptimos, lo que genera dudas sobre la real viabilidad de reformar después del plebiscito si es que gana el Apruebo.
"Ese camino es muy difícil", dice Silva. Añade que "pensar en implementarla y modificarla es un gran desafío". Mientras, Blumel advierte que "no podemos seguir debatiendo eternamente sobre el tema constitucional y por lo tanto, se tiene que preparar con tiempo (...). Estos son acuerdos políticos complejos que no corresponde improvisar o la improvisación puede atentar contra el buen resultado de llegar a una buena Constitución".