El tono cada vez más confrontacional entre las naciones más poderosas del globo ha traído a la memoria el enfrentamiento entre la URSS y Estados Unidos. Con la experiencia a cuestas, exministros de Relaciones Exteriores reflexionan sobre las consecuencias que dejó el conflicto en la segunda mitad del siglo XX y postulan que el país no puede permitirse ser lugar de disputa.
Tener un "pensamiento de la Guerra Fría". De eso acusó China, el 13 de octubre pasado, al gobierno de Estados Unidos luego de que el Presidente Joe Biden diera a conocer una estrategia de seguridad nacional que incluía "superar a China en la competencia".
Meses después, en febrero, el gobierno estadounidense derribó un globo chino con el argumento de que era un artefacto espía. Esto fue rechazado desde Beijing, donde señalaron que realizaba investigaciones meteorológicas.
En marzo, el canciller Qin Gang afirmó que Washington eligió a Beijing "como su rival principal geopolítico". Y advirtió: "Si EE.UU. no pisa el freno, si sigue acelerando por el camino erróneo, nada podrá evitar que las relaciones se descarrilen y habrá sin duda conflicto y confrontación".
Las declaraciones han hecho recordar a distintos analistas los enfrentamientos entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la segunda mitad del siglo XX, que terminó con la esfera socialista caída —Alemania se reunificó, cayó la URSS y EE.UU. se fortaleció como potencia—, pero consecuencias en todo el globo, incluido Chile. A 50 años del golpe de Estado en Chile, que se dio en ese contexto de Guerra Fría, excancilleres analizan el nuevo escenario mundial y los caminos que debiese seguir el país.
Definiciones
Ignacio Walker, ministro de Relaciones Exteriores durante los últimos dos años de gobierno de Ricardo Lagos (sucedió a Soledad Alvear en el cargo), opina que aunque "hay quienes hablan de una nueva Guerra Fría, tengo muchas dudas al respecto, porque esa era una confrontación entre dos bloques irreconciliables".
Walker cree que "hoy existe una situación muy distinta porque hay una interdependencia económica, una globalización financiera. Y a pesar de que China es un régimen autoritario, comunista, está plenamente integrado a la economía global desde las reformas de Deng Xiaoping en 1978". Xiaoping, quien sucedió a Mao Zedong, propuso que la mejor forma de preservar el gobierno comunista era utilizar los métodos económicos capitalistas. Esta perspectiva reformista se reflejó en gestos como visitar Estados Unidos en 1979 (Nixon había visitado China en 1972).
El excanciller
Roberto Ampuero, ministro durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera, señala que "la Guerra Fría ocurrió en un mundo bipolar y el actual es multipolar. Ella fue la coexistencia que evitó la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética con sus respectivos pactos militares (...). La URSS desafió en lo militar a EE.UU., pero China lo desafía en lo militar, económico, tecnológico, comercial, espacial y financiero, y busca un reordenamiento mundial, mientras la democracia representativa atraviesa una crisis de legitimidad y sus valores tradicionales se ven cuestionados".
A Antonia Urrejola, titular de Cancillería en el primer año de gobierno del Presidente Gabriel Boric, le parece que "hoy el contexto es multipolar, no bipolar como lo era durante la Guerra Fría. Obviamente, el rol de Estados Unidos y China es muy gravitante, pero también tenemos otros actores, me refiero a países del Golfo, a la propia Rusia, el rol que tiene la Unión Europea, incluso hablaría de India".
En contraste, el senador José Miguel Insulza, canciller durante el mandato de Eduardo Frei Ruiz-Tagle en los años 90, piensa que "estamos en algo similar a la Guerra Fría. Alguna vez Mark Twain dijo que la historia se repite, pero no rima”. Para el socialista, años atrás existía una competencia abierta entre ambas naciones, “pero al mismo tiempo, Estados Unidos alentaba a los países a que tuvieran buenas relaciones con China. En cambio hoy esto se ha tornado más oscuro y complejo".
Chile también ha sido escenario de polémicas bilaterales. En 2021 fue revocada la licitación del Servicio de Registro Civil e Identificación para que la firma china Aisino elaborara las cédulas de identidad y los pasaportes chilenos. El contrato fue adjudicado finalmente a la empresa Idemia, de capitales franceses, por US$ 226 millones.
El hecho fue comentado en agosto pasado por el embajador de China en Chile, Niu Qingbao, en la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, donde afirmó que "Estados Unidos intervino en asuntos internos de Chile y obligó a cancelar ese proyecto".
Tratado y vinos
Según Alfredo Moreno, titular de RR.EE. en el primer gobierno de Piñera, "hay una competencia estratégica entre ambas naciones que es evidente y clara. Hemos tenido la predominancia de Estados Unidos por muchas décadas desde fines de la Segunda Guerra Mundial, mientras que China ha tenido un marcado crecimiento económico y hace algunos años decidió comenzar a influir fuera de sus fronteras haciendo inversiones importantes en distintos continentes".
En este punto, Chile tuvo un rol protagónico al ser —en noviembre de 2005— el primer país que suscribió un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China de manera individual.
"Me tocó participar en la sexta y última ronda de negociaciones entre Chile y China. Las cinco anteriores tuvieron lugar bajo la administración de Soledad Alvear", rememora Walker. El exministro cuenta que en esta etapa final, a modo de gesto por la negociación, envió botellas de vino Montes Alpha a su par, el ministro de Comercio Bo Xilai.
Estas relaciones en buenos términos se han mantenido en el tiempo, sin importar el color político. Urrejola, por ejemplo, destaca la reunión en noviembre del Presidente Boric con su par Xi Jinping, en el marco del APEC en Tailandia. En la cita, el líder comunista invitó a Boric a visitar China durante 2023.
Ampuero recuerda que durante su visita a ese país en 2019, "el Presidente Piñera fue invitado a dar una charla en la escuela de cuadros del Partido Comunista, agradecida con estruendosos aplausos". Como explica Teodoro Ribera, titular de RR.EE. del segundo gobierno de Piñera (entre 2019 y 2020), "el crecimiento de China ha generado un intercambio comercial muy significativo entre Chile y dicho país, transformándose en el primer destino de nuestras exportaciones".
¿Cómo un país tan distinto a los de occidente ha logrado este tipo de relaciones? Insulza teoriza que "Estados Unidos siempre confió en que con la apertura económica China iba a adquirir fortaleza, y al mismo tiempo, ocasionaría mejores formas de democratización, lo que no ocurrió. China está muy lejos de ser una democracia en el concepto norteamericano, occidental".
Esta mirada diferente sobre la organización de un Estado es lo que separa a China de EE.UU. y, a su vez, es lo que une al gigante del norte con Chile. "Chile comparte con EE.UU. la adhesión a los derechos humanos y a la democracia liberal representativa, con China se comparte la necesidad de un mundo multilateral", arguye Walker.
Urrejola resalta que la Guerra Fría era “mucho más ideológica. El contexto actual tiene que ver con temas de geopolítica y sobre todo de intereses económicos y recursos naturales”. Ribera postula que al aumento de relaciones entre China y países de América del Sur, "se une una política del gobierno norteamericano que deambula entre el aislacionismo y la irrelevancia hacia sus socios de Iberoamérica". Dicho esto, las relaciones entre Chile y EE.UU. han tenido hitos relevantes, como el Tratado de Libre Comercio de 2003 o la vigencia de la Visa Waiver.
En diciembre, tras rumores de que corría peligro su continuidad en Chile, EE.UU. confirmó que se mantenía. "Somos el único país de América Latina que integra el Programa de Exención de Visa de Estados Unidos, lo que ha facilitado el intercambio cultural, de empresas entre ambos países y demuestra la confianza en nuestras relaciones bilaterales que, además, en 2023 cumplen 200 años", expresó Urrejola en su momento. Esto, debido a que el 27 de enero de 1823 fue nominado Heman Allen como enviado extraordinario y plenipotenciario a Chile.
El rol de Chile
Para Urrejola es clave que Chile y los países de la región no permitan "volver a ser un lugar de disputa, como lo fue en su momento en la Guerra Fría. No tenemos que escoger un bando, debemos tener una relación con ambos". Y afirma: "Si hay un país en que la Guerra Fría tuvo un impacto enorme fue Chile, donde existió la Unidad Popular y la vía chilena al socialismo. Probablemente, en un contexto sin Guerra Fría no habría habido un golpe de Estado, se habría mirado con distintos ojos la situación a favor o en contra de lo que fue el gobierno de Salvador Allende".
Ribera cree que el país “debe conciliar miradas diversas, impulsando una relación más horizontal entre los países, evitando la dependencia y fomentando la cooperación sobre la base de la igualdad entre los Estados".
Para Insulza, es clave que las decisiones que se tomen sean siempre con prolijidad y “por el interés de Chile”. Coincide Walker: "Hay que abogar por una interdependencia por cooperación, multilateralismo y tratar de construir alianzas no en favor de ninguno de ellos". Moreno sintoniza con sus pares: "Siempre hay que mirar el interés de Chile”, y agrega: "Creo que lo realizado por el Presidente Lagos con respecto a la guerra de Irak da una buena idea de cómo Chile puede mantener su independencia".
En 2003, el gobierno de Chile, en el Consejo de Seguridad de la ONU, se opuso a la invasión de Irak, algo que la administración de George W. Bush impulsaba. Ese mismo año se firmó el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos. Ampuero estima que en la actualidad, "Chile no puede desairar a sus más firmes aliados, menos en el peligroso mundo al que entramos. Dudo que podamos mantener una equidistancia o neutralidad entre ambas potencias sin salir trasquilados".
