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Columna de Astronomía | La sonda Cassini y su épico final en Saturno

Tras casi dos décadas, la misión Cassini-Huygens se embarca hacia el fin de su magnífico viaje, brindándonos imágenes sorprendentes.

12 de Abril de 2017 | 09:40 | Por Andrés Jordán
Por Andrés JordánAcadémico del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile

Doctor en Astronomía de la Universidad de Rutgers (EE.UU.), y fue investigador postdoctoral del Observatorio Europeo Austral (Alemania) y del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (EE.UU.). Actualmente es profesor asociado del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, miembro del Centro de Astro-Ingeniería UC e investigador del Instituto Milenio de Astrofísica y del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

La exploración del universo nos lleva desde el estudio de nuestros vecinos más cercanos hasta los albores cósmicos. A medida que empujamos las fronteras de cuan lejos podemos observar con los nuevos telescopios, también aumenta el detalle con el que estudiamos a los planetas que conforman nuestro sistema solar. Uno de los habitantes más fascinantes de este último es Saturno, un gigante gaseoso que sólo es superado en tamaño por Júpiter. Los anillos de Saturno no dejan de maravillar a toda persona que los ve, desde niños a ancianos, ya sea a través de un pequeño telescopio, o en fotos tomadas con telescopios y sondas espaciales.

La NASA y las agencias espaciales Europeas e Italianas lanzaron en 1997 la misión Cassini-Huygens para investigar a Saturno en detalle. Esta llegó a su objetivo el 2004, tras un intrincado viaje interplanetario que lo hizo realizar "flybys" de la Tierra, Venus y Júpiter. Muy luego, y tras llegar a su objetivo, Cassini comenzó a revolucionar nuestro conocimiento de Saturno, sus lunas y anillos. Antes sólo teníamos indicios de los secretos que iban a ser develados gracias a los datos que enviaron las sondas Pioneer 11 y los Voyager 1 y 2, en su camino a lugares más lejanos.

Tras sólo cinco meses, Cassini había descubierto dos nuevas lunas, Methone y Pallene. Un mes después, la sonda se insertaba en una órbita alrededor de Saturno, la primera nave en hacerlo. El foco pasó rápidamente a Titán, la luna más grande, a donde fue enviada la sonda Huygens –que da la segunda parte del nombre de la misión–. Esta parte de la sonda descendió a través de la brumosa atmósfera de la luna, enviando valiosos datos de vuelta a la Tierra, y logrando incluso seguir funcionado por 72 minutos en su inhóspita superficie. El descenso de Huygens en Titán es aún el aterrizaje que se ha realizado más lejos de la Tierra.

Uno de los descubrimientos más interesantes de Cassini es que las lunas Encélado y Titán tienen potencial para tener ambientes que llamamos pre-bióticos

Andrés Jordán
Uno de los descubrimientos más interesantes de Cassini es que las lunas Encélado y Titán tienen potencial para tener ambientes que llamamos pre-bióticos, es decir, favorables a la aparición de vida. En Encélado se infirió la presencia de un mar de agua salada en su interior. Se cree que este tiene elementos orgánicos, los que han sido detectados en jets que emanan de uno de sus polos, convirtiéndolo en el lugar más favorable para que se desarrolle vida que se conoce en el Sistema Solar. En Titán se infirió la presencia de lagos de hidrocarburos, los primeros lagos descubiertos fuera de la Tierra.

Pero tras casi 20 años de increíbles descubrimientos, el final se hace inevitable debido a que el combustible que permite ajustar la órbita de Cassini se está acabando. Para impedir que la sonda caiga a Encélado o Titán, potencialmente contaminando a estos mundos favorables al desarrollo de vida con elementos terrestres, se decidió vaporizar a Cassini haciéndolo caer en la atmósfera de Saturno. Eso de por sí ya es un final épico, pero para hacerlo aún más emocionante se realizarán 22 arriesgadas incursiones entre Saturno y su anillo interno antes de caer.

Pero mientras esperamos este gran finale, la sonda nos sigue entregando impresionantes vistas: hace unas semanas se acercó como nunca antes a la luna Pan, la que está en un "hueco" del sistema de anillos. De hecho, la apertura es creada por la misma luna, que con su fuerza de gravedad mantiene a los pequeños elementos que conforman los anillos fuera de su camino, haciendo así honor a su nombre de dios pastor. Pero algunas ovejas vuelven y han creado alrededor de Pan un anillo ecuatorial, dotándolo de una curiosa forma que ha sido llamada desde ravioli hasta empanada. El 15 de septiembre se acabará el show, pero las increíbles imágenes quedarán para nuestro deleite.

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