Las botellas de plástico que actualmente se usan son de PET (polietilén tereftalato).
El Mercurio (Archivo)
GUARDA.- El futuro para la elaboración de los envases de plástico pasa, según una investigación desarrollada por dos químicas de la Universidad portuguesa de Aveiro, por los polímeros que se extraen de los azúcares de las plantas, especialmente de algunas como el maíz.
Aunque los plásticos que se pueden obtener de las plantas no son biodegradables, hasta el momento, sus propiedades son más sostenibles para el medioambiente y, además, tienen una vida útil superior, según explicó a EFEe la química portuguesa Andreia Sousa, que desarrolla el proyecto junto con la científica lusa Catarina Araújo.
Este tipo de plásticos, obtenidos a través de polímeros denominados PEF (furanoato de polietileno), frente al PET (polietilén tereftalato) que se extrae de los derivados del petróleo, tienen una especial utilidad en las botellas.
"Lo importante es que, al contrario que en el caso del petróleo, hay muchas fuentes para obtener esta materia prima", insistió Sousa.
Uno de los ejemplos de plantas a partir de las cuales se podría elaborar el plástico PEF es el maíz.
Su proceso de producción industrial "es más ecológico que el petróleo, ya que su elaboración se consume mucha menos energía", agregó.
Aunque no es biodegradable, mantiene durante más tiempo sus propiedades en relación al plástico derivado del petróleo e, incluso, "las mejora en algunos aspectos".
Según Andreia Sousa, los envases de plástico que se puedan elaborar a partir de los azúcares de las plantas son mucho más beneficiosos para la conservación tanto del agua como de cualquier tipo de alimento.
El desafío, según la investigadora, está en obtener plásticos biodegradables a partir de las plantas, ya que, hasta el momento, los intentos registrados se han traducido en envases cuyas propiedades no son muy resistentes al calor.
La especialista apuntó que otra de las cuestiones aún pendientes de investigar es el nivel de contaminación que pueden generar, sobre todo en aguas marinas y en contacto con los peces porque no hay estudios con resultados determinantes.