La Segunda (Imagen referencial)
WASHINGTON.- Una mala noticia puede ser mejor en un contexto estresante, al menos así lo cree un grupo de investigadores que publicó un artículo en la revista especializados Journal of Neuroscience, ya que según sus análisis, la gente procesa mejor este tipo de conversaciones bajo estados de estrés porque las amenazas disuelven la tendencia humana de ser "demasiado optimista".
Los científicos a cargo de este trabajo, de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, indujeron estrés a un grupo de personas en un experimento de laboratorio simulando varios eventos que producen agobio, como diciéndoles que tenían que realizar un discurso público por sorpresa.
Después de que sus niveles de nerviosismo aumentaran considerablemente, pidieron a los participantes que estimaran la posibilidad de que pudieran estar involucrados en un accidente automovilístico o ser víctimas de un fraude con tarjeta a lo largo de su vida, entre otras situaciones.
Más tarde, los científicos les preguntaron por escenarios positivos hipotéticos y solicitaron nuevas estimaciones.
El profesor Neil Garrett, a cargo de la investigación, junto a sus colegas, efectuó las mismas preguntas a otro grupo que no fue expuesto a situaciones de estrés.
Al final de las pruebas, el equipo liderado por Garrett comparó las respuestas de ambos grupos con la probabilidad real de que esas personas vivieran los escenarios descritos.
De acuerdo a los resultados, los participantes que no habían sido sometidos a momentos de agobio prestaron más atención a las buenas noticias y consideraron más posibilidades de que les ocurrieran que las malas.
Por el contrario, aquellos que sí fueron sometidos a situaciones de estrés no mostraron ese sesgo "demasiado optimista", según los autores, y mostraron un mejor procesamiento de las malas noticias, es decir, más ajustado a la realidad.