El pasado viernes despegó la nave espacial tripulada Starliner de Boeing. Sin embargo, terminó su misión anticipadamente debido a un excesivo consumo de combustible.
"Poco después de su lanzamiento el 20 de diciembre y la separación de su cohete propulsor, Starliner experimentó una anomalía en la programación temporal de la misión que hizo que usara demasiado combustible para llegar al destino previsto de la Estación Espacial Internacional" explicó Boeing en un comunicado.
Los controladores de vuelo pudieron abordar el problema y colocar a Starliner en una órbita estable más baja. Según la compañía, el vehículo "demostró sistemas y capacidades clave antes de recibir señales para regresar a la Tierra", incluido el desorbitado seguro, el reingreso y el aterrizaje.
Finalmente, la nave tripulable aterrizó tras 48 horas de vuelo en el campo militar de White Sands, en Nuevo México, donde se activaron correctamente los paracaídas y bolsas de aire que aseguraron la recuperación del vehículo espacial.
Aunque este Starliner no llevaba personas, sí tenía un pasajero. Un dispositivo de prueba antropométrico, llamado "Rosie", estuvo en el asiento del comandante durante toda la misión. Estaba equipada con una docena de sensores que recopilaron datos para ayudar a demostrar que Starliner es seguro para futuras tripulaciones humanas.
Prontamente Starliner será devuelto a Florida para recuperar, analizar y restaurar de datos para futuras misiones.
La nave de Boeing será la responsable del vuelo de los astronautas de la NASA Sunita "Suni" Williams y Josh Cassada, junto con dos astronautas internacionales asociados, en su primera misión operativa.
Paralelamente, el equipo Starliner de Boeing está finalizando el vehículo en que volará el astronauta de Boeing Chris Ferguson y los astronautas de la NASA Mike Fincke y Nicole Mann en la Prueba de vuelo con tripulación. El comunicado de Boeing no da fechas para esos vuelos tripulados.