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Jóvenes dudan que la marihuana sea peligrosa

Eso explica el alto consumo de esta droga entre adolescentes de más recursos, según las últimas cifras del Conace.

02 de Enero de 2006 | 16:00 |
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La marihuana es, lejos, la droga de mayor consumo entre los adolescentes y jóvenes chilenos de más recursos.

Según el Sexto Estudio Nacional de Drogas, el 19,5% de los escolares (12 a 18 años) cuyas familias tienen ingresos superiores a un millón de pesos declaró haber usado esta sustancia el último año, cifra que sube al 31% en el caso de los jóvenes de 19 a 25 años. Se trata de porcentajes muy superiores al uso de las otras drogas ilícitas: de hecho, los adolescentes de este nivel de ingresos declaran cero consumo de pasta base y cocaína, mientras entre los jóvenes el 9% usó cocaína y el 1,0% pasta base.

¿Qué ven en la marihuana? Harta confusión y poco peligro, según confirman los especialistas que día a día dan atención terapéutica a jóvenes de este estrato socioeconómico que abusan de esta sustancia. "Se sabe que para que haya epidemia de una droga, la sociedad tiene que considerar que ésta no tiene efecto nocivo, como pasó en un principio en Estados Unidos con la cocaína", afirma el doctor Raúl Schilkrut, quien dirige un instituto que lleva su nombre y que está especializado en diagnóstico y rehabilitación de dependencia química.
El rol de los padres
Cuando el adolescente no se ha encontrado con las drogas, dice el psiquiatra Rodrigo Santis, el involucramiento parental va a funcionar como un factor protector. "Una relación de confianza les permitirá decirles a sus hijos que las drogas son dañinas, que ellos no están de acuerdo con su consumo y que si eso pasa habrá sanciones claras".

Esa misma confianza y buena relación también facilitará que el hijo les cuente a los papás que probó determinada droga. "Eso permitirá a los padres reforzar la idea de que esa conducta es riesgosa, y les alertará para preocuparse en qué anda su hijo y con quiénes".

Si los padres descubren tarde que su hijo está fumando esta droga, no deben perder tiempo. "Lo más aconsejable es consultar a un especialista y no pensar que una vez descubierto él dejará la droga. Eso no pasará, porque lo más probable es que lleve varios meses consumiendo", concluye el especialista.

"Hay mayor bienestar económico y libertad, que implica que estos jóvenes disponen de más dinero y auto, lo que les da más movilidad para comprar droga".

Es adictiva

Hay diversos factores que influyen en que la marihuana sea la droga ilegal de la que primero se abusa y la más consumida, complementa el doctor Rodrigo Santis, psiquiatra y jefe de la Unidad de Adicciones de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica. "Todavía es percibida como menos adictiva que otras sustancias, incluso algunos piensan que no produce este efecto".

Un segundo factor que influye es que los adolescentes conocen adultos que usan esta droga, a los que creen que nunca les ha ocurrido nada malo y tienen un "buen pasar". Un razonamiento que incide en que le atribuyan bajo riesgo y que facilita su consumo, si sus pares se la ofrecen.

Sin embargo, dice el doctor Schilkrut, pese a tener un nivel cultural alto, no creen que provoca dependencia física y que es "tan natural" como la cocaína o la heroína. "Tampoco saben que hay estudios que demuestran que un joven que ha usado marihuana cuando está aprendiendo a trabajar y relacionarse, de adulto, y cuando ya no fuma, sus ingresos anuales son 50% inferiores a los del que no la usó".

También hay padres de este nivel socioeconómico que contribuyen a esa visión, y que incluso la ven como "un mal menor" frente a la posibilidad de que sus hijos consuman cocaína, agrega el doctor Daniel Seijas, psiquiatra y director del Instituto de Psicoeducación y Tratamiento Centroeduca. "No consideran que es un riesgo y que nada les asegura que en el futuro su hijo no consumirá otras drogas".

Los tres especialistas enfatizan que la marihuana es adictiva, y mientras más precoz es su consumo mayor es el riesgo de sufrir esta condición. "Existe un proceso de maduración del cerebro que en los más jóvenes no está completo. Eso incide en que tengan menor capacidad de control sobre el efecto de las drogas", explica el doctor Santis, quien agrega que según diversos estudios el período de mayor vulnerabilidad sería desde los 12 a los 18 años.
Género
7,4% de las mujeres de ingresos superiores a $1 millón declara consumo de marihuana en el último año, contra cero de pasta base y 0,7% de cocaína.

Otro mito antiguo es que las drogas, en general, sólo penetran en los sectores más desposeídos. "El riesgo familiar no solamente lo tienen los grupos de bajos ingresos. En las familias de nivel socioeconómico alto eso también ocurre, porque son los extremos en los que, generalmente, los padres no se involucran en el cuidado de sus hijos".

Para el doctor Schilkrut esto se relaciona, también, con que los hijos están gozando de más libertad "porque muchos padres se sienten inhibidos de ponerles límites". Algunos de ellos probaron esta droga en su etapa universitaria y no se sienten capaces de prohibírsela a su hijo.

"Pero su papel como padres es protegerlos de este tipo de riesgos, y no confundir libertad y las ganas de que sus hijos gocen la vida, con desprotección".

Un aspecto importante, agrega el doctor Seijas, es que la información acerca del daño de esta droga está poco objetivada. "Muchas veces se alude a antecedentes complejos, sin referencias, incongruentes o no validados. Distinto es contar la historia real de un joven que después de fumar dos "pitos" se volcó en la avenida Kennedy y destrozó su auto".

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