Lily Pérez debe haber sido la única dirigenta mujer (valga la redundancia) que participó intensamente en alguna comisión electoral negociadora de partidos políticos que buscó, seleccionó y negoció candidatos a concejales y alcaldes para las próximas municipales.
Y su presencia “hizo” la diferencia. Ella se jugó personalmente por que tres concejales de su partido, RN, no fueran repostulados, a pesar de tener altas probabilidades de ser electos, debido a que están imputados por el delito de violencia intrafamiliar. Finalmente, ganó, pero no por unanimidad.
Lo que podría quedar como anécdota de los comicios de octubre, revela un trasfondo de la política chilena: es un hecho que la presencia de mujeres importaría grandes cambios para la sociedad, pero se mantiene su falta de representación, pese a los avances.
La secretaria general de RN confesó este hecho durante el lanzamiento del "Manual de Buenas Prácticas para la Participación de las Mujeres en los Partidos Políticos Latinoamericanos, Del Dicho al Hecho" que lanzó IDEA, un instituto regional, en donde se comprende un capítulo especial de la situación de Chile. El texto fue presentado por la convocatoria de ComunidadMujer y contiene un total de 95 prácticas.
Dos de las autoras, la peruana Beatriz Llanos y la chilena Marcela Ríos dieron cuenta de la realidad latinoamericana en torno a la presencia de mujeres en cargos de elección popular o del Ejecutivo y aunque la tasa ha aumentado, el proceso ha sido lento y ambas concuerdan en que debe ser acelerado con medidas de acción positiva.
Y aunque muchas veces se entiende a éstas como el establecimiento de una ley de cuotas, las convocadas, entre ellas la ministra del Sernam, Laura Albornoz, concordaron que varias otras pueden ayudar como con un financiamiento diferenciado o una actitud de los medios de comunicación que les permita tener mayor visualización.
Y en ese sentido, se observó con detenimiento la realidad regional –que al igual que la chilena- confirma que el principal escollo que enfrentan las mujeres son los partidos políticos. Lily Pérez y el presidente del PPD, Pepe Auth, lo certificaron; es más, Auth dijo que la realidad no va a cambiar porque los partidos están en manos de los hombres.
Las cifras que avalan esta situación de desventajas son conocidas: 2 senadoras y sólo 18 diputadas hay en el Congreso chileno, que según Marcela Ríos, va a contar con un 30% de mujeres recién en 30 años más si no se adopta ninguna medida.
Que los partidos políticos son la principal barrera de entrada a la política quedó graficado en el hecho de que las candidatas a concejales mujeres para octubre no alcanzan el 19%. Otro buen ejemplo del problema es que en las directivas la presencia de mujeres es paupérrima; de hecho el partido con mayor cantidad de féminas es la DC con un 25%, seguido por el PPD con un 22%, mientras que en el PS, el más bajo, es de un 10%.
Beatriz Llanos fue categórica: la igualdad que se ha alcanzado es formal; los partidos tienen que democratizarse porque tienen la llave de la representación; y se debe pasar de la retórica a los hechos.
La ministra Laura Albornoz, quien felicitó el manual elaborado, sin embargo, afirmó que las buenas prácticas no son suficientes y se deben establecer normas legales explícitas para generar los cambios.
Por lo mismo lamentó que el proyecto de ley que se envió al Congreso el año pasado y que establece una participación equilibrada de las mujeres en cargos de representación popular, pero no cuotas (no se asegura número de cupos a llenar) lleva 11 meses sin ser puesto siquiera en tabla. De ahí que anunciara que se le pondrá trámite de suma urgencia.
Marcela Ríos comentó que era esperable que para estas elecciones municipales se generara un efecto espejo –es decir, porque hay una Presidente mujer, debieran haber más mujeres candidatas- porque el tapón siguen siendo los partidos. Y como dijo Pepe Auth, están en manos de los hombres.
