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Las pocas iniciativas que tratan a agresores de sus parejas han dado buenos resultados

El 80% de los golpeadores que asisten a terapia especializada no reinciden. Programas en España y Chile lo prueban.

17 de Septiembre de 2008 | 11:11 |
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El femicidio número 40 en lo que va de 2008 ocurrió el último fin de semana en Pudahuel. Luis Romero (40) acuchilló a su mujer porque creyó que ella le había sido infiel.

En 2007, en Chile hubo 62 crímenes en los que hombres asesinaron a sus parejas o ex parejas. Es decir, más de uno a la semana.

Los profesionales de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica ven la violencia intrafamiliar como uno de los temas que más golpea a la sociedad chilena. Por ello, a su XVIII Congreso Nacional, que parte el 24 de julio, han invitado al doctor Enrique Echeburúa, un psicólogo vasco que ha creado un exitoso programa terapéutico para tratar a agresores de sus parejas.

"Nos dimos cuenta de que poco servía si sólo tratábamos a las víctimas de la violencia. Vimos que, al cabo de un tiempo, y por distintas razones, ellas volvían a vivir con sus parejas. Por eso, iniciamos un programa piloto y ya hemos tratado a 250 hombres", dice el doctor Enrique Echeburúa.

El programa, que consta de sesiones de psicoterapia individual, mostró un 80% de éxito entre quienes lo seguían hasta el final, y ha servido de modelo para muchas comunidades autónomas españolas.

La oferta terapéutica para agresores en Chile es escasa. Tanto que en febrero pasado la Presidenta Bachelet pidió a los ministerios de Justicia y Sernam que a más tardar en marzo le entregaran una propuesta al respecto. Según explicaron en Justicia, el programa se encuentra en su etapa final de diseño y, en lo central, funcionará en coordinación con las fiscalías, defensorías públicas y los tribunales.

Por ahora, existen un par de iniciativas con buenos resultados en Osorno y en la comuna de La Pintana. Con una decena de años funcionando, ambas intervenciones echan mano a la resiliencia y a las fortalezas de estos hombres para ayudarlos a cambiar la forma de relacionarse con su pareja.

Tomar conciencia

"Buscamos al niño maltratado que hay detrás de todo agresor", esboza Pedro Fritz, asistente social y parte del equipo de psicólogos y psiquiatras que trabaja en Centro de Salud Mental del Hospital Base de Osorno. "Ellos aprendieron a resolver sus problemas a través de la violencia y cuando comprenden (no justifican) qué los lleva a eso, pueden cambiar".
Alza
159 POR CADA 100.000 habitantes es la tasa de denuncias por violencia intrafamiliar que hubo en el último trimestre. Es la más alta desde 2001.

Buena parte de ese trabajo se hace en grupo. "Cuando llegan no quieren ayuda y niegan haber sido violentos. Pero los que ya llevan meses en terapia les dicen: 'Usted sabe, compadre, que no es tan así'. Y como se los dice un par de ellos, es muy potente, los impacta y los hace pensar", agrega Fritz.

Una reflexión que supone indagar en las expectativas y sueños frustrados, así como buscarle un sentido a la vida. "También hay que ayudarlos a ver las consecuencias de su conducta", agrega el psicólogo Francisco Asenjo, director del Centro de Salud Mental de La Pintana. "Se les hace ver que causaron dolor y que es legítimo que otros tengan una opinión distinta; y que pueden resolver sus desavenencias sin golpes: cuando tienen un problema con un compañero de trabajo, no le pegan".

En Osorno, Pedro Fritz ha visto que entre el 75 a 80% de quienes pasan por esta terapia no reinciden en sus conductas violentas. En La Pintana explican que, en su experiencia, eso depende de la voluntad del hombre a cambiar y en la ayuda que su entorno le dé. "Pero sabemos que se puede lograr", afirma el psicólogo.

El control de los pensamientos machistas es uno de los objetivos terapéuticos del programa de la Universidad del País Vasco, creado por Echeburúa y su equipo. "Debido a un aprendizaje cultural, el hombre cree que la mujer tiene que plegarse a sus deseos. Intentamos dar vuelta esas creencias, y les hacemos entender que se sentirán mejor consigo mismos cuando vean que su pareja no es una persona sumisa sino una compañera".

En la terapia les enseñan, además, a manejar la rabia y a comunicar de mejor manera sus deseos. "Y la autoestima de estos hombres empieza a subir cuando se dan cuenta de que son capaces de controlarse".

En España, cuenta el doctor Echeburúa, hay voces feministas que no creen que
deba tratarse a los agresores. "Pero nosotros pensamos que hay que hacerlo. Y que es la única manera de que ellos no vuelvan a agredir a una mujer".

Testimonio
Robinson (37), hojalatero, 2 hijos:
"A terapia me mandaron de tribunales después que mi señora denunció que yo le pegaba. Me dieron dos opciones: irme preso o a terapia.
Me gustó desde el comienzo ir al grupo, aunque hablaba poco. Prefería escuchar las experiencias de quienes estaban ahí, que eran distintas a la mía, porque ellos ya estaban separados de sus señoras, mientras que yo estaba ahí para no perder a la mía.
Fue una experiencia muy buena, descubrí hartas cosas. Ahí aprendí a decir te quiero a mis hijos y a mi señora. También a conversar con ella, a controlar la rabia, a ceder o a decir 'ya no discutamos más'.
Llevo dos años en el grupo y me han pasado cambios buenos en la vida que nunca pensé que sucederían. Disfruto más a mis hijos y eso me pone contento.
También me acerqué más a mi señora, porque cuando uno busca a una persona para vivir con ella es para compartir la vida para siempre, no para estar golpéandola. Cambié y para bien".