"El Milagro". Ése es el apodo con el que se conoce a James Boudreau en el ámbito del fisicoculturismo, no sólo por los logros que ha tenido en la disciplina, sino que también porque los ha llevado a cabo doblándole la mano a una enfermedad que puede ser mortal: la fibrosis quística.
El estadounidense de 29 años fue diagnosticado con la condición -que debilita los pulmones y los hace susceptibles a cualquier virus- cuando tenía tres. "Cuando eres un niño quieres hacer todo lo que tus amigos hacen, así que era difícil para mí ser excluido de eso. Tenía que estar mucho en el hospital, durante la temporada de escuela, las vacaciones de verano, los cumpleaños, la Navidad y hasta el Año Nuevo", contó al "Daily Mail".
Sin embargo, a los 26 años, su vida dio un vuelco inesperado luego de que a raíz de un accidente en moto perdiera el 72% de su capacidad pulmonar y los médicos le advirtieran que si no se sometía a un trasplante, moriría en el transcurso de dos años. Pero James se negó, y en cambio comenzó a levantar pesas y a trabajar su fuerza para tomar el camino del fisicoculturismo que otros miembros de su familia ya habían seguido.
Y a pesar de que los especialistas le dijeron que ese tipo de ejercicio podía terminar matándolo, en realidad ocurrió todo lo contrario y su capacidad pulmonar mejoró a un 48%. Fue allí cuando se le ocurrió la idea de competir en la disciplina y eventualmente convertirse en un campeón.
"Había intentado competir y había fallado, pero sabía en lo profundo de mi alma que viviría arrepentido si no lo intentaba por una última vez", relató. Así, con el apoyo de su esposa Amanda y la desconfianza de los doctores, comenzó a entrenar ya que "quería demostrarles a quienes tienen esta enfermedad que cualquier cosa es posible". Algo similar a lo que otras personas con graves males han intentado lograr al hacer públicas sus inspiradoras historias, como Blake Beckford o Bethany Townsend.
Pero el camino no le ha resultado tan fácil. "Mi capacidad cardíaca sólo me alcanza para caminar o jugar tenis durante cortos períodos de tiempo, y colapso si me entusiasmo mucho. A veces necesito oxígeno en el gimnasio para poder completar algunas sesiones, porque podría desmayarme en cualquier momento mientras levanto pesas", confesó.
Asimismo, tiene avances y retrocesos en su condición de salud. De hecho, en diciembre de 2013 debió pasar unos días en el hospital debido a una persistente fiebre. "Sólo un retroceso menor, parte de tener esta enfermedad", comentó en su página de Facebook cuando compartió la fotografía de un catéter inyectado en su brazo.
Y más recientemente, a fines de julio pasado, debió someterse a exámenes ya que sufría de fuertes molestias y tenía dificultad para respirar. "El dolor en mi pecho no era sólo mi imaginación. Cicatrices y una gran cantidad de secreción se acumulaba en mi lóbulo superior derecho", reveló en la red social.
Pero James ha logrado sobreponerse, y su trabajo y esfuerzo han dado frutos. Ya ganó su primer trofeo en la división de peso ligero, en lo que calificó como "una de las experiencias más gratificantes de su vida".
"Realmente prueba que si quieres algo y crees que puedes hacerlo, tu mente puede ayudar al cuerpo a lograr grandes cosas (...) Si puedo ayudar a las generaciones más jóvenes afectadas por fibrosis quística al ser un modelo positivo y un símbolo de cosas realizables, ése es el honor más alto que jamás podría recibir", comentó en Facebook el día que fue premiado.
Su próximo objetivo, en tanto, es participar en competiciones a nivel nacional, además de postular a la acreditación que otorga la Federación Internacional de Fitness y Fisicoculturismo, y así convertirse en un profesional de la actividad.
"Al principio estaba un poco aprensivo, pero con el total respaldo de mi esposa realmente siento que tengo la oportunidad legítima de convertirme en un profesional", sostuvo. Y agregó: "La fibrosis quística en realidad no tiene efectos en mi enfoque mental para alcanzar ese objetivo, me gusta pensar que puedo ser el mejor, mi mayor competencia es mi salud".