SANTIAGO.-
Tenía solo dos años cuando fue separada de su madre en Hamburgo (Alemania) para cruzar el Atlántico y llegar al
Zoológico de La Plata (Argentina), el que sería
su hogar durante medio siglo. Pelusa estuvo toda su vida en cautiverio, hasta que en la noche del lunes dejó de existir producto de una enfermedad que comúnmente afecta a los elefantes de su especie.
El paquidermo
sufría desde 2014 pododermatitis crónica, una infección que afecta las patas de estos animales y les provoca mucho dolor. Esta enfermedad se da sobre todo en los
elefantes que viven encerrados y que no pueden caminar los 10 kilómetros que necesitan en promedio todos los días.
Según informó el diario La Nación, Pelusa
era la gran atracción del Zoológico de La Plata, que tiene 450 animales en cautiverio. Varias generaciones conocieron a la elefanta e incluso
en 1970 se filmó "Un elefante color ilusión", película de la que fue protagonista.
Si bien
existía un plan para llevar a Pelusa a un santuario en Brasil donde podría vivir sus últimos años con mayor libertad,
el proyecto demoró en concretarse. El sábado pasado, la elefanta se recostó en su refugio y permaneció allí, bajo el cuidado de especialistas y acompañada por todos los cuidadores, que no se separaron de ella
hasta que murió.
Crédito: La Nación / GDA Los restos de Pelusa fueron enterrados anoche en el interior de su refugio. "Se hará un altar en una zona arbolada porque creo que era la esperanza que ella tenía. Además, queremos
que las nuevas generaciones puedan llegar a ver lo que fue y lo que no debería haber sido", declaró Germán Larrán, subsecretario de Gestión Ambiental.
"Queremos que la muerte de Pelusa no sea en vano y
que su historia nos sirva para entender que los zoológicos no deben existir como los conocemos", agregó el funcionario.
En este sentido,
el fallecimiento de la elefanta aceleró una medida ampliamente esperada: el cierre del zoológico para el público y su
conversión definitiva en un bioparque.
La idea es
regresar a su hábitat natural a los animales que puedan hacerlo. "Lamentablemente, sabemos que
hay otros que no podrán afrontar el cambio, que por su crianza en cautiverio no pueden recuperar la libertad.
Con ellos nos comprometemos a seguir trabajando por mejorar su calidad de vida hasta el último día que estén en el predio", concluyó Larrán.