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Mitos y verdades: ¿Cuánto sabemos del cerebro?

La académica, Vania Figueroa, habló sobre la capacidad cerebral del ser humano, de la relevancia que tiene y de los mitos que circulan.

20 de Octubre de 2021 | 19:22 | Redactado por Valentina Hevia
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En el marco de la realización de Protagonistas 2030, la doctora en Ciencias de la Universidad Autónoma de Chile, Vania Figueroa, invitó a todos los participantes a pensar cuánto sabían del cerebro.

Circulan muchas historias asombrosas sobre las capacidades cerebrales, algunas son ciertas, muchas otras son falsas y éstas nos hacen caer en la trampa de los mitos cerebrales.

Se cree que la mayoría de los seres humanos usamos solo el 10% del cerebro. ¿Es esto cierto o es solo uno de los mitos que circulan por redes sociales y que aceptamos como una verdad? Es cierto que muchos órganos tienen mucha más capacidad de la que usamos a diario y podemos vivir con relativa normalidad sin un pulmón o un riñón, o incluso sin los órganos reproductores. Sin embargo, si perdiéramos el 90% de nuestro cerebro, esto no sería cierto.

La doctora en Ciencias, Vania Figueroa, explica que “el avance de las tecnologías de neuroimagen, como la tomografía computarizada, la tomografía por emisión de positrones y la imagen por resonancia magnética se han convertido en una ventana al cerebro en funcionamiento y muestran que usamos todas sus partes con regularidad, aunque algunas pueden estar más activas en un momento dado o durante una actividad en particular”.

Sin embargo, afirma que “no hay ninguna parte del cerebro que no se utilice o que sea completamente innecesaria. El mito del 10% no tiene base científica y no es más que una creencia plasmada en un buen éxito de taquilla, a la vez que un duro golpe para la comprensión popular de la ciencia del cerebro”.

En este sentido, la académica de la Universidad Autónoma de Chile destaca que con los mitos sobre el cerebro se ha alimentado un lucrativo negocio de autoayuda y superación personal, donde personas inescrupulosas ofrecen el «secreto» para usar ese perezoso 90?% de nuestro cerebro que supuestamente no utilizamos. Este y otros mitos en torno al cerebro impactan negativamente en ámbitos como la educación, la salud o la igualdad de género, solo por mencionar algunos.

“A pesar de los constantes esfuerzos por desmentirlos, los también llamados neuromitos aún tienen una alta prevalencia en las aulas. Los estudiantes pueden experimentar sensación de frustración y desánimo al creer que, supuestamente, estarían utilizando solo una décima parte de sus capacidades cerebrales y, por otro lado, la creencia de que existen estilos de aprendizaje es otro mito muy extendido, que alienta a los docentes a centrarse en habilidades específicas de sus estudiantes, en lugar de diversificar sus estrategias didácticas para aumentar las posibilidades de aprender de todo el estudiantado”, explica Vania Figueroa.

¿Cerebros diferentes, según género?


A juicio de la académica, una de las creencias más dañinas es la de que el cerebro es distinto dependiendo del género. “En este mito se sostienen expectativas, prejuicios y estereotipos que pueden segregar tempranamente las oportunidades para hombres y mujeres, con consecuencias para toda la vida que profundizan la desigualdad. Que las mujeres estarían supuestamente dotadas de una capacidad innata de realizar múltiples tareas a la vez ha normalizado una doble jornada laboral para ellas con graves consecuencias para su salud física y mental”, afirma Figueroa.

Agrega que el mito de que los hombres utilizarían más el hemisferio cerebral izquierdo donde radicarían las habilidades analíticas, lógicas y racionales “ha sustentado la falsa creencia de que tendrían mayores capacidades para ciertas profesiones como las ciencias o para ejercer posiciones de liderazgo, como en la política. El final de la historia es el mismo en cada país, todas estas creencias amenazan el progreso social, económico y la democracia”.

Es por esto, dice la también divulgadora científica, que se vuelve fundamental analizar cuáles de todas las historias asombrosas que circulan sobre las capacidades cerebrales son ciertas y cuáles no. “Somos particularmente sensibles a caer en la trampa de los mitos cerebrales y se requiere tomar conciencia de su impacto en la sociedad”, puntualiza

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