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Barcelona no le temió a Figo

Los catalanes derrotaron por 2-0 al Real Madrid en una nueva versión del clásico del fútbol español, encuentro que significó el regreso del portugués Luis Figo al Nou Camp.

21 de Octubre de 2000 | 18:37 | EFE
MADRID.- Carles Puyol, uno de los productos más potables de la cantera del FC Barcelona, eclipsó a Luis Figo en el Camp Nou y con su marcaje individual, algo inusual hoy en día en el mundo del fútbol, cerró la llave del jugador luso.

Puyol siguió a Figo por todo el campo. En el lado derecho, en el izquierdo, en el centro. Puyol fue su sombra los 90 minutos. Lo hizo bien el jugador del FC Barcelona. Y es que atraviesa un momento de forma pletórico.

Fue de lo mejor en la selección olímpica que ganó la medalla de plata en Sydney. Es un tipo que sale poco en la prensa y seguramente con el partido que firmó esta noche su nombre incluso salga a la palestra para dar el salto a la selección absoluta ahora que José Antonio Camacho no acaba de encontrar un titular claro en el lateral derecho.

Puyol se une a la nómina de ilustres marcajes en el uno contra uno que ha habido en la historia del mundo del fútbol. Gentile-Maradona, Vogts-Cruyff o aquel del Bernabéu que un novel Pérez García ejerció sobre Kevin Keegan en la Copa de Europa son algunos de estos ejemplos, a los que la hemeroteca reserva a partir de hoy un nuevo hueco para Puyol.

Figo tuvo un día muy desafortunado. Rivaldo anduvo mejor. Ahora que los gladiadores han vuelto al cine, ahora que Ridley Scott triunfa con Gladiator, ese mismo papel lo interpretó Figo ante 98.000 espectadores que se quedaron sin saliva de tanto silbarle.

El termómetro del Real Madrid durante los últimos partidos lo manejaba Figo. Y hoy también. Por eso el Madrid se vio acorralado y desbordado con claridad. Figo no tocó bola. Para evitar cualquier incitación de algún ''loco'' en la grada, el ex azulgrana decidió por ejemplo no lanzar los saques de esquina. A los 20 minutos, el primer córner del Real Madrid lo lanzó Pedro Munitis en el lado derecho.

Los del costado izquierdo los puso en movimiento posteriormente Roberto Carlos. Era un síntoma, éste, el de los córners y Figo, que indicaba el agobio, la presión y el asedio que recibía este futbolista en el terreno de juego.

Dijo recientemente su descubridor Carlos Queiroz, que ni un terremoto que apareciera debajo del césped, podría descentrarle. Pero el número 10 del Real Madrid demostró esta noche que es mortal, que es de carne y hueso y que como es lógico, jugar con ese ambiente, ayudar no le ayuda en nada.

Lo había advertido Bernd Schuster durante toda la semana. El bloqueo mental puede llegarle a Figo con ese clamor de gritos. El Madrid, en cualquier caso, independientemente de la labor del luso, nunca se metió en el partido.

Fue un duelo desigual. A los 66 minutos, Puyol, con fuerzas sobradas, vio la cartulina amarilla. Mientras, Rivaldo, el otro hombre al que le seguía el público con lupa, tenía libertad de movimientos, cuando caía hacia el lado derecho le esperaba Geremi y cuando se movía en su posición habitual, Karanka intentaba cerrar su paso.

El primer balón que tocó Rivaldo fue de peligro. Transcurrían 28 segundos. Rivaldo avisaba a Iker. Hasta los 49, con un notable remate de cabeza, que sacó otra vez Iker, el brasileño no se dejó ver con peligro.

El Real Madrid no se encontraba a gusto. Por eso Figo, en un gesto de impotencia, metía la pierna a Rivaldo en una entrada que levantó ampollas en la grada. Todo le salió bien al FC Barcelona. Sus dos goles fueron simbólicos. El primero, el de Luis Enrique, el de un azulgrana que rezuma antimadridismo por los cuatro costados. El segundo, de Simao, de un portugués, el que ocupa el lugar de un maestro, que hoy estuvo apagado.

Rivaldo, gran trabajado incluso en aspectos defensivos, se fue a la ducha en el minuto 86. Salió por él, Gerard al césped. El público del FC Barcelona, después de la paliza que se dio a gritar, aún tenía fuerzas para ofrecer a Rivaldo una despedida de lujo.
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