SANTIAGO/WASHINGTON.- Era mucho pedirle a Marcelo Ríos. Tras superar tres fases en el torneo Legg Mason Tennis Classic, en Washington, ya había dado suficientes muestras de su recuperación, del talento intacto que todavía posee, especialmente cuando dejó en el camino al español Alex Corretja. Y por eso terminó cayendo ante el estadounidense Andy Roddick por 6-3 y 6-4.
Porque Roddick, de 18 años, no le dio opción siquiera de contestar su mortífero servicio. Y cuando lo hizo, el norteamericano ya estaba en posición de responder esa pelota débil que alcanzaba a lanzar el chileno.
Porque Roddick no sólo tiene un excelente servicio, aunque ésa es su mejor arma, sin duda. El estadounidense se ve muy bien físicamente y su derecha también hace daño, especialmente cuando la agarra arriba, sin dejarla caer.
Y porque a Ríos todavía le falta mucho para llegar a su mejor forma. Varias veces no se exigió para no poner en peligro su tobillo y otras, sencillamente, las peleó hasta donde pudo, con pinceladas de talento y otro tanto de su calidad tenística. Y el chileno lo sabe, se notó en cómo enfrentó el partido: sin entrar en esos trances de autocrítica que muchas veces terminaban por descontrolarlo, sólo haciendo un juego tranquilo, atildado, más técnico que potente.
A poco más de una semana del US Open, Ríos parece destinado a cumplir una buena presentación, quizás a llegar a la segunda semana si es que le toca un buen cuadro. Está claro que le falta ritmo, potencia, pero si consigue un "wild card" para Long Island eso podría superarlo en gran medida. El resto lo tendrá que hacer él, encauzando su talento.
