ROMA.- La Federación Italiana de Fútbol (FIGC) abrió hoy un expediente tras las polémicas suscitadas por la presencia de dos dirigentes de Juventus en el vestuario del árbitro, en el entretiempo del clásico ante Roma.
Sin embargo, el propio árbitro del cotejo, Graziano Cesari, reveló hoy que fue él mismo quien le pidió al dirigente juventino, Antonio Giraudo, que ingresara al vestuario, para aclarar un entredicho previo.
Giraudo, junto con Luciano Moggi, director general de Juventus, se encaminaron a la zona de vestuarios junto con los jugadores al concluir el primer tiempo y durante el trayecto interpelaron a Cesari.
Los dirigentes, según diversos testigos, no protestaron en realidad la expulsión de Mark Iuliano, pero sí por el hecho de que el argentino de Roma, Walter Samuel, también habría merecido recibir tarjeta del árbitro, por su juego brusco.
La protesta de los dirigentes de Juventus provocó la inmediata intervención del dirigente de Roma, Franco Tempestilli, en realidad, el único autorizado a permanecer en ese lugar, donde cada club puede contar con un representante.
La polémica sucedió después de que en los días previos al partido, que enfrenta a dos fuertes poderes que se disputan el control del fútbol italiano, Roma pidió un árbitro internacional, sugiriendo que Juventus recibe siempre protección.
"Yo intervine porque esas personas, ante todo, no debían estar allí. Al final, como yo era el único autorizado, también terminé siendo el único expulsado. Pero soy un dirigente de Roma y cuido los intereses de mi sociedad", dijo Tempestilli.
"Intervine de modo muy educado y civilizado, pero Giraudo me ofendió y le repliqué que aprendiera educación", agregó.