Era un partido clave. Por una parte el triunfo de Suecia ante Nigeria por 2 a 1 obligaba a ambas escuadras a buscar la victoria para poder llegar a la última fecha un poco más tranquilo. Por otra parte estaba la gran rivalidad entre ambos países, no sólo futbolística, sino que también política –aunque todos lo traten de negar-, porque el conflicto de Las Malvinas provocó un gran odio entre ambas naciones que se ve reflejado en el fútbol y cada victoria de la albiceleste ante los isleños es sentido en el interior de cada argentino como una pequeña venganza en nombre de los miles de caídos en la lucha.
Por todo esto fue un partido de dientes apretados, donde fueron los ingleses los que mostraron un mejor nivel de juego en todas las líneas ante una Argentina carente de ideas y con un bajo nivel de sus grandes figuras. A pesar de esto, en los primeros 15 minutos del primer tiempo fueron los trasandinos los que salieron a presionar y a buscar el partido atacando por todos los sectores, especialmente aprovechando el desdoblamiento del Kili González, que de hecho a los 6 minutos tuvo la mejor oportunidad de gol para la albiceleste, luego que Sorín lo habilitará con un taco... pero el remate del Kili salió levemente desviado,
Sin embargo, luego de los 15 minutos iniciales Inglaterra emparejó el trámite. Ajustó las marcas, aparecieron las individualidades de Beckham y Owen, y por sobre todo se vio un juego de conjunto que en Argentina estuvo ausente.
En Inglaterra, destacaron claramente Ashley Cole y Nicky Butt. El primero, con un juego recio anuló completamente al Burrito Ortega, mientras que el segundo estuvo presente en todo el campo de juego, quitando, creando y ayudando a todos sus compañeros.
En Argentina, Verón estuvo ausente y eso se notó en el esquema que utiliza Bielsa, ya que la Brujita es la gran clave que tiene el andamiaje argentino y si su juego es malo, como el de hoy, el equipo simplemente no anda. Y si a eso se suma que el otro generador de fútbol, Ortega, fue totalmente anulado, nos quedamos con una Argentina sin motor que luchó solamente con su fuerza y potencia, pero sin fútbol que es lo que debería marcar la gran diferencia con los ingleses.
De todas maneras, Argentina tuvo algunas oportunidades. Un par de remates del Kili y un cabezazo de Batistuta en área chica que le salió muy frontal y directo a las manos del meta Seaman.
Inglaterra, por su parte también tuvo oportunidades como un remate de Owen que dio en el poste derecho de Cavallero, cuando el meta argentino ya estaba vencido. "El niño maravilla" del fútbol inglés sólo había anunciado, porque a los 44 recibió un balón a la entrada del área por el sector izquierdo, con un movimiento de piernas dejó desperfilado a Pochettino que lo tocó abajo y obligó al árbitro italiano Collina a decretar penal, que Beckham se encargó de convertir en gol con un fuerte remate al medio del arco.
La segunda fracción fue distinta. Bielsa cambió a Verón por Aymar, lo que le dio un poco más de juego en el mediocampo, pero el “payasito” a la postre terminó por fallar en su misión y sucumbió como todo el resto del equipo.
Erikson, el técnico inglés, recurrió a su pragmatismo y tiró al equipo hacia atrás, incluso llegó a sacar a Owen, su único delantero, a pesar que el menudo y talentoso delantero se las había arreglado para provocar claras ocasiones de gol como un remate cruzado que pasó rozando el poste de Cavallero.
Con toda Inglaterra metida atrás, Argentina trató de conseguir por todos los medios el empate, pero pecó de los centros aéreos que fueron bien controlados por la excelente defensa inglesa, que aguantó de gran forma el resultado logrando así, un histórico triunfo que deja a los ingleses con la clasificación a la mano y a los argentinos con la necesidad imperiosa de vencer a Suecia en el último partido. Sin duda Argentina ahora teme que de favorito a ganar el Mundial, pasen a la historia como una de las grandes frustraciones de toda la historia del fútbol argentino, y por el fútbol que ha mostrado no sería raro que tamaña sorpresa se hiciera realidad.