NUEVA YORK.- Es la combinación perfecta para causar la combustión que dé este sábado la Triple Corona de la hípica estadounidense a War Emblem. El caballo es voluntarioso y el entrenador es petulante, sin pelos en la lengua y bromista.
Bob Baffert espera que su ejemplar supere a 10 rivales y gane la 134a. versión del Belmont Stakes para quedarse con las tres joyas de la Triple Corona. De cumplirlo, sería el duodécimo en lograrlo y el primero desde que Affirmed lo hizo en 1978.
Sin embargo, aun un entrenador tan confiado como Baffert sabe que esta es una carrera nada fácil. Con dos mil 400 metros, es la más larga y la más exigente prueba de la Triple Corona, que también incluye el Derby de Kentucky y el Preakness Stakes.
Baffert, por otra parte, ya ha sido descorazonado aquí en dos ocasiones. Una vez por casi un cuerpo y en otra por sólo una nariz. Sus nombres eran Silver Charm y Real Quiet.
"El destino me debe una Triple Corona", dijo el entrenador. Baffert agregó que ha aprendido mucho desde su fracaso del año pasado, cuando el favorito Point Given fracasó en la primera etapa de la trilogía, al perder el Kentucky Derby aunque ganó las otras dos.
"Estábamos demasiado confiados", dijo. "Así que, esperaré con paciencia. No queremos echar todo a perder". La carrera está fijada para las 18.10 horas (igual en Chile).
Toman extremas medidas de seguridad
Ante la posibilidad de que asistan 100 mil personas al hipódromo Belmont Park, se han tomado medidas de seguridad sin precedente. Willliam McHale, comandante del precinto policial donde está localizado el hipódromo, dijo que "este es el evento deportivo que más público haya atraído en lo que va del año y quizás en muchos años por venir".
McHale dijo que entre las medidas de seguridad se incluyó el emplazamiento de policías adicionales provenientes de la ciudad de Nueva York, el condado de Nassau, donde está emplazado el hipódromo, guardias del Belmont mismo y otras agencias locales, estatales y federales, incluyendo el FBI. Agregó que todos los que asistan serán registrados.
También se impuso una veda de vuelos sobre el área, que está cerca de los aeropuertos neoyorquinos John F. Kennedy y La Guardia.