BUENOS AIRES.- Marcelo Bielsa está a un paso de sucederse a sí mismo como entrenador de la selección argentina y de poner en marcha el denominado "proyecto revancha" tras el estrepitoso fracaso del equipo nacional en el Mundial de Corea/Japón.
La "Guerra de Sucesión" escenificada durante el último mes y medio podría concluir esta misma semana si Bielsa acepta la propuesta económica que le acercará un grupo de dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), comisionados por su presidente, Julio Grondona.
La decisión de la AFA de darle a Bielsa una nueva oportunidad tuvo como telón de fondo una feroz lucha interna de la que participaron varios técnicos autocandidateados al puesto e incluso medios de comunicación que hicieron "lobby" por imponer al entrenador de su preferencia.
Los nombres de José Pekerman, Carlos Bianchi, Oscar Ruggeri, Héctor Cúper, Miguel Angel Brindisi y José Pastoriza, en ese orden, fueron pronunciados con distinta fuerza en las últimas semanas como candidatos a reemplazar a Bielsa.
Pekerman, director general de selecciones nacionales y tres veces campeón mundial como entrenador de las selecciones juveniles, fue la primera víctima de los "tira y afloja" de este proceso, y el martes presentó su renuncia al cargo, que de todas formas dejará de existir.
Argentina llegó a Corea/Japón 2002 sindicada como una de las grandes candidatas al título, pero debió hacer las maletas tras la primera ronda, luego de que el "Grupo de la Muerte" que integró con Nigeria, Inglaterra y Suecia efectivamente le costara la vida.
Los analistas esperaban que Bielsa diera un paso al costado, o en todo caso que la AFA no le renovara el contrato que venció el pasado 30 de junio, luego de que Argentina realizara una de las peores actuaciones mundialistas de toda su historia.
Sin embargo, en una decisión sin precedentes -sólo César Luis Menotti y Carlos Bilardo gozaron de dos períodos al frente de la selección, pero en ambos casos tras consagrarse campeones mundiales- la AFA aparece dispuesta ahora a apostar por la continuidad, incluso en desmedro de una opinión pública que en las encuestas se expresa a favor de un cambio, con Bianchi al tope de las preferencias.
¿Qué pasó? Por un lado, Bielsa no acepta que el fracaso en Lejano Oriente quede como la última imagen de un proceso signado por la coherencia y muy exitoso a nivel de las eliminatorias sudamericanas. El mismo calificó esta segunda oportunidad como el "proyecto revancha".
Por otra parte, Grondona parece poco dispuesto a contratar a un técnico sobre el que no pueda ejercer su influencia, como sería el caso de Bianchi, más allá de que su relación con Bielsa tuvo también roces en el pasado reciente.
Ahora quedan un par de escollos por resolver, como la cancelación de la deuda que la AFA mantiene con Bielsa (cerca de 320.000 dólares, más unos 400.000 pesos -aproximadamente otros 110.000 dólares), que se pagarían con el amistoso que Argentina disputará a fin de año ante Japón. Y la propuesta económica para el nuevo período, ahora con un sueldo fijado en pesos, que habrá que ver si conforma al entrenador.
La continuidad en sí misma aparece como un hecho auspicioso en un país donde el triunfalismo suele regir todas las decisiones. Pero en caso de que Bielsa siga, los hinchas argentinos esperan que cambie. Y que la nueva selección ofrezca menos rigideces tácticas y un fútbol donde el talento individual no quede ahogado en las obligaciones colectivas.