TORONTO.- Un poco más de físico y Marcelo Ríos estaría en este momento celebrando su paso a los cuartos de final del Masters Series de Toronto, ante un Marat Safin que casi se queda sin raquetas de tanto estrellarlas contra el asfalto, que nada tenía de culpa con la exhibición sin fallas del tenista chileno.
Ríos pudo y debió llevarse el partido. Safin debió perderlo. Pero la precisión del ruso con su servicio -arma letal que no pudo ser contrarrestada por el zurdo- y el mejor momento físico por el que pasa desnivelaron la balanza con un 3-6, 6-3 y 7-6(3) en su favor.
En la columna de los haberes, Ríos puede anotar la paciencia, una cualidad que jamás ha sido recurrente en el chileno y que esta tarde fue la mejor táctica para desarmar los balazos del europeo.
Un par de errores puntuales con su servicio -el nivel más bajo del zurdo- impidió que Ríos cerrara el partido en el segundo set. Una pequeña dosis más de tenis en el cuerpo y el comentario sería distinto, pero Safin aprovechó su saque para resolver los problemas que les puso en la cancha el nacional.
Lo que viene para Ríos debería ser auspicioso. Continúa viaje por Norteamérica con más horas de vuelo y con mayor confianza. Por ahora no basta como para encumbrarlo. Sí para ilusionarse. Y eso, en estos tiempos, ya se agradece.
